viernes, 4 de julio de 2014

CELOS.- (MICRORRELATO)



¡Ay malditos celos! Esos celos que se están adueñando hasta de mi pensamiento, devorándome por dentro toda el alma…llevo unos días que no te veo. Siempre me haces lo mismo, parece que te gusta jugar conmigo, hasta que me harte. No puedes ni imaginarte las ganas que tengo de darte una paliza, ¡hincharte a palos! Porque de hostias me callo por lo divino y sagrado, y porque me educaron que decirlo era pecado… Tengo la cabeza llenita de clavos. Me siento como un brasero de carbón, si, si, ¡igualito! Esos antiguos braseros que después de medios apagados, mantenían los rescoldos en llama viva. Es como si me picotearan mil abejas, ¡madre mía qué celos más encarnizados me has dejado antes de irte al otro barrio! Si, si, no te enfades conmigo, bien sabes que es verdad lo que digo, que no son cosas de mujer fantasiosa ni nada por el estilo, esto es obra de la ley disconforme del más allá, porque antes yo no era así de celosa… era normal, tranquila, pacífica, pero tuviste que mirarme antes de tu último aliento y te metiste dentro de mi cuerpo, soplándome tus malditos celos dándole forma como si de verdad estuviera sucediendo. Parecen cosas de brujería, encantamientos, pura hechicería que atraviesa las leyes de la naturaleza divinas o demoníacas las que a veces se trasladan con tanta suspicacia en las personas. Lo digo con toda coherencia. Son los duendecillos del más allá, esos duendecillos traviesos y malintencionados que habitan por ultratumba que se han colado por mis pelambreras. Me invaden y me transforman en una mala persona, haciéndome ver más allá de la realidad, y le doy forma y vida, ¡Dios mío bendito, con qué malas ideas me desnudo y me visto! Parece que lo estoy viendo con otra y eso me muerde las vísceras y los intestinos. Me siento como una herida abierta y ensangrentada y me echaran alcohol. Se me está repartiendo todo el veneno de los celos por los brazos y a lo largo de mi cuerpo. Me está subiendo por las entrañas unos ardores hasta el mismo centro de mi pecho. Te juro por mi vida que como te pille te voy a estrangular con mis propias manos apretándote el cuello hasta que te ahogue, ¡maldita sea tu estampa! y cuando estés amoratado perdido aflojaré para que vuelvas al sentido de los aires y nada más que te llenes un poco, con la palma abierta, pím-pám, pím-pám, guantazos vienen y guantazos van hasta que te bambolee la cabeza de derecha a izquierda, ¡como un títere! y cuando te sangre la nariz, entonces te dejaré vivir, ¡hijo de mala madre! ¿tú qué te has creído que soy? Una tonta del culo o estúpida. Estoy harta ya de tanto pasotismo, ¿dónde estás? No te veo pasar y cuando me ves te escondes, ¿qué pretendes? No quiero pensar que me vayas a dejar, no quiero pensarlo porque muero en el intento. Me dijiste que me querías, que me amabas y que sin mí morías. Me preguntaste si dejaba todo por ti... No, cariño mío, eso no lo haría nunca, jamás le haría daño a terceros y tu sin embargo me dijiste, todo lo dejo por ti…Lo sé. Sé perfectamente que lo harías, pero yo no puedo, lo siento, eso sería matarlos de sufrimiento, ¿qué más te da seguir así? Si así estamos bien. Nadie sufre, nadie llora. Si al menos lo hubieras decidido antes, cuando era una jovencita, pero ahora soy mayor. Lo siento pero no, y por eso me quieres abandonar para siempre, para que me lo piense y te siga. Jamás lo conseguirás porque ante todo soy leal, aunque peque de infidelidad. No por haberme equivocado tengo que seguir toda una vida malviviendo, arrastrando una rutina llena de aburrimiento como tu, porque sé que te aburres una eternidad. Estás siempre buscando por las calles a ver quién te hace caso, porque lo que tienes en casa, es todo un fracaso. Quizás te atan los años compartidos o temes a la vejez, será porque te sientas ya un anciano y te preguntes, ya, ¿para qué? ¡Falso, más que falso! que aún te revienta el orgasmo en tus manos. Eres un desdichado y lo sabes. Sabes perfectamente que conmigo ya no hay trato, tan sólo seguir el ritmo del latido y del innovado. Si, si, lo sabes muy bien. Sabes perfectamente que soy una mujer sin contrato, que sólo busco el amor infinito y descarnado. Estoy a lo que venga, preparada para cualquier arenga y tú sin embargo te conformas con la rutina diaria del mirón. Estás amorosamente arruinado. Hace tiempo que estamos atados por los bajos fondos. Te quiero amor mío, ya sabes cómo y de qué manera te quiero, y aunque sufra de celos, arremeto contra ellos con palabras de fuego. Te quiero sin recompensa, sin derechos y hasta con ausencias… Me gusta la vida que elegí sin consecuencias, porque la que decidió por mí, fue la generación que me tocó vivir. Quizás fueran la palabras represión, religión y eso no se toca y eso no se dice las que guían a las personas en su caminar, pero tu te cruzaste en mi camino, me miraste y te eché el lazo y ya no me soltaste y ahora te escondes de mí, quieres alejarte de mí dándome a entender que estás con otra, sabiendo de antemano que te estás engañando. Me ves fuerte y segura aún siendo una mujer madura. Te asustan mis entretelas, esas que tejo al caminar como una vampiresa por calles y callejuelas. Sé que te asusta lo que ves, sobre todo cuando los hombres vuelven la mirada en mi andar, ja, ja, ja… ¡qué rabia y coraje te da que aun levante pasiones! ¿Cómo no? Si a cada paso que doy muestro lo guerrera que soy, una mujer convencida y aunque ni guapa ni fea por fuera, ellos sientan que por dentro sea grande y fresca… y por eso te alejas y te escondes por los mismos celos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario