miércoles, 8 de julio de 2020

ESTE LATIR QUE TENGO.- (MICRORRELATO)


Hoy te vi, ¡vaya que te vi! Estabas como para dar un brinco y saltar a tu cuello… ¡Madre mía qué cosas tengo…! Deben ser cosas de la edad en estado puro y desvergüenza total, porque si no…No entiendo que todavía sienta palomitas de maíz revoloteando por el quid…He ahí la cuestión, que…Aún no se ha soltado de mi cuerpo la chica del ayer, esa que bebía viento por usted, ese y aquél, porque mira qué las ocurrencias que me traspasan el pensamiento…Es que me gustas a reventar… ¡Señor, Señor…! Con lo modosita que era antes, y lo que me he espabilado, o…Quizás seas tú el culpable de mis desvaríos ocasionales…pues…Hace años que nos queremos…o no… ¿Tú qué piensas? Que nos queremos de verdad o sólo es darle cancha al cuerpo y poco más…Puede ser que el deseo sexual se haya adueñado de nuestro ser y contra eso no haya nada qué hacer…Quizás sean carencias que necesitamos llenar, o…Es posible que sea auténtico amor sangrante y voraz…Y tú ahí, quieto, parado, haciéndote el interesante…Mira que eres remolón, lo que te gusta hacerme rabiar, ¡eh! Te lo tienes tan creído…Estás tan poseído de mi amor…me tienes tan segura…En el fondo sabes que nunca te voy a dejar de querer, y ¡fíjate cómo estoy…! Echa un nudo de pasiones prohibidas, porque…Me he prohibido amarte…me he prohibido buscarte, pero sobretodo…Me he prohibido arrasar contigo en cualquier parte, comerte la boca a bocado limpio, y…Llevarte conmigo a la morada del monte Olimpo, porque eso es lo que hacía antes, ¿verdad? Antes estaba tan enamorada de ti que no podía reprimir los impulsos de besarte, porque esa boca que tú tienes de labios carnosos me pertenece desde la primera vez que te la arrebaté en el callejón aquél, ¿te acuerdas? Sabías bien a lo que te exponías y me seguiste encantado, porque…Hacía días que me habías echado el ojo y merodeabas por mi calle para hacerte el encontradizo conmigo, ¿te enteras? Vayas a creer que no me daba cuenta, que me daba, y bien que te había calado…a mí no se me escapa ni una, ¡las cazo al vuelo! Y en menos que pasó una semana de ver cómo seguías al acecho, me dije para mis adentros…Hoy no te escapas de mis garras…Y te perdiste entre los volantes de mi falda, que te hiciste un remolino con mis piernas y mis ansias que no sabías ni cómo salir de ellas, y a partir de entonces…No había mañana, tarde y noche, que no estuvieras pendiente de mis entradas y salidas para escalar al monte del Olimpo, porque eso…A ti te gustaba, ¡eh! que te dejabas arrastrar sin oponer resistencia alguna, sólo seguías las huellas de los gemidos de mi garganta, pero…¿Pero qué, qué? ¡Anda, ya se bajó del andén! Creía que estabas en Babilonia chico…bueno, eso de chico vamos a dejarlo aparcado un momentito, porque perteneces al pelotón de los jubilados, ¡como yo! Te voy a decir una cosa, ¡eh! ¡Vaya! Ahora ha alzado una ceja…¡Qué mala espina me da…! Escúchala bien porque no te la pienso repetir ni una sola vez, así que presta atención…Me mira a los ojos fijamente, pone un brazo en jarras y adelanta un pie, incluso se inclina para hacer como que me presta atención, pero no, sé positivamente que lo que le voy a decir le entra por un oído y le sale por el otro, pero…De toda maneras afino y puntualizo…Que dicen por ahí que no es bueno desear a la mujer del prójimo, y que tan sólo con el pensamiento se peca, y yo me pregunto…¿Qué soy yo para ti? ¿Un pecado? ¿Una mala influencia? ¿Acaso tengo la culpa de que tú me desees tanto y me hayas contagiado con tus deseos primitivos y carnales? Porque…Yo también estoy pecando, ¿te enteras? Estoy pecando carnal y mortalmente, porque…Este latir que tengo en medio del pecho…no debe ser nada bueno, ¿o no? Es pura agonía por tenerte en mis brazos y hacer contigo lo que me pidan sus latidos…Unos latidos calientes y abrasadores que me está quemando hasta los suspiros, porque…Si tú supieras las escenas que se pasean por mis sueños, de noche cuando me acuesto…saldrías de mi vida al momento antes de arder conmigo en los infiernos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario