jueves, 21 de enero de 2016

EL QUE VINO DE LEJOS.- (MICRORRELATO)




Si yo supiera que pensándote como te estoy pensando, tú vendrías enseguida a mis brazos, yo te juro por lo más sagrado que no te dejaría de pensar...Y vino maullando de lejos como un gato, me hizo cruzar las fronteras acariciándome las caderas, me cantó al oído que tenía mucho frío y me besó los labios escuchando la voz de mis pecados…y juntos navegamos por las aguas del Mediterráneo…y cada uno por su lado…Dime que me quieres, que no me has olvidado, que me piensas y que vendrás a por mis besos, esos que tengo en mi pecho encerrado para que los libere con tus labios…Ya no me salen los besos, se me han partido por dentro, me han roto el corazón, ¿quién vendrá a recomponerlo? Si eres tú, llámame y pídemelos de nuevo, pero que no sea para dejarme otra vez, mira que soy la mujer de las mil oportunidades…Nunca sabré si fuiste tú o fue él quien me mostró la diferencia del amor verdadero y la química de la pasión…demasiadas dudas sobre mi cabeza…Y ahí estás tú de nuevo, esperando, como si yo quisiera volver a tus brazos, y lo que no sabes es que te dejé de querer aquél mismo día que me dijiste que se había acabado…y me quedé llorando…Benditas lágrimas que mi alma ha limpiado y ahora mis ojos miran hacia otro lado…Que pasaron semanas y meses desde que me echaste de tu vida, los mismo que estás esperando para besar mis labios…¡Un año! Trescientos sesenta y cinco días desde que me dijiste que ya no me querías…los mismos días que llevas casi de rodillas suplicándome…¡Mil lágrimas he derramado por cada día desde aquél maldito rato! ¿Y sabes que te digo? Que ojalá me lo hubieras dicho mucho antes…Ahora he probado otro beso y no lo cambio ni por los tuyos…ni por los de nadie…que cada vez que mis labios los recuerdan…se me altera la sangre…y se me descomponen las carnes…Vino rodando con su cola de caballo y me miró al rostro con los relámpagos de sus ojos, me besó la boca con la descarga de su tormenta reflejada en su cara…no te vayas, no me dejes…te necesito…te quiero…Ya sabes que no puedo, tengo que irme…Quédate conmigo por favor…Y lo abracé con las ganas de su querer…o quizás me dejé hacer...y lo amé...Era como un volcán en erupción a punto de estallar…y me desarmó entera desatando mi lengua…y se me encendió el cuerpo de tanto como se acercó al cráter de mis suspiros, donde las chispas de fuego recorrieron cada rincón de mis jadeos...sus manos y las mías se enredaron en una batalla infernal entre los pecados de mi carne, y los deseos de él…y caí rendida a su pies entregándome a sus brazos con la locura de mi pasión…y se lanzó sobre mi cuerpo y apagó mi fuego con la brisa de sus besos…Y éste se cree ahora que lo voy a parar en el camino para preguntarle, ¡no me da la gana! Que ahora serás tú quien me preguntes a mí, y si tanto te cuesta, ¿qué haces aquí? ¡Cobarde, que eres un cobarde! Que agachaste la cabeza para no mirarme mientras te preguntaba, y ahora ¿qué quieres? ¿Qué vuelva a caer en tus redes? ¡Venga ya y vete que ahora no quiero verte! Que me he enamorado de un tío que me quiere y me adora…O quizás es que estás comprobando si tu corazón late como antes…Y sigue ahí, ¡por Dios! No se da por vencido, jamás tirará la toalla…Estás loquito porque te diga algo, te haga una señal, pero sabes bien que me hiciste mucho daño y ahora hay un muro que no puedo saltar, es algo que me lo impide, no sé si es orgullo o dignidad, pero por mucho que lo intento, ni dos pasos puedo dar ni siquiera en marcha atrás…tan sólo te veo y nada más…ya no se me sale el corazón, ni me da un brinco como lo hacía antes, será que lo has dañado tanto que el pobre permanece impune…Estuve llorando por ti tanto tiempo que me he quedado sin lágrimas, tú te las has llevado todas y ya no podré llorar ni a mis padres, pobrecitos, que se fueron los dos juntitos de la mano y me quedé solita mirando cómo encerraban su cajita, así que ahora déjame con mis andares, mis soledades, que soy muy feliz atrapando las frases que todas las mujeres enamoradas dejan al aire sueltas…Son mujeres de todas las edades, desencantadas por los hombre fraudulentos como tú, ¿quién contará sus penas sino una mujer como ella? ¿Sabes que te digo? que eres un maltratador psicológico y yo no puedo seguir así contigo porque me has destrozado el corazón, ¡tú me lo has roto! ¡Falso, embustero, mentiroso! que me dijiste que no podías seguir conmigo, que ya te habías dado cuenta de que lo mejor era dejarlo, que todo era un error, y ahora me vienes que te es imposible vivir sin mí, ¿para qué? Para que dentro de unos días pases de mí, como si nada, ¿cuántas veces me los vas a repetir? ¿Cuántas veces lo tendré que oír? Es la vida que me trae y me lleva por senderos inconfesables cuando me entrego a mis andares...Son en los atardeceres cuando me encuentro con los besos que me esperan donde pacen las ovejas…Es allí, bajo un sol anaranjado, que se esconde tras las montañas, mientras la luna se asoma con su carita plateada, casi azulenca, donde derramo mis lágrimas siempre a flor de piel, lo mismo que éste frío invernal recorre mi cuerpo que me transportan a sus brazos de cuando yo lo quería tanto…Le conté mis secretos, todos imperfectos y llenitos de pecado…Me descarné entera porque confiaba en él, y cuando me di la vuelta los puso sobre el mantel…Me quedé traspuesta por su puñalada trapera, matando la confianza que tenía en él…Era mi amigo, mi novio, mi amante, mi marido el que creía tan bueno, mi paño de lágrimas, mi leal compañero, el que siempre escuchaba mis incoherencias…Yo lo quería, lo admiraba…casi lo idolatraba…lo amaba…Y por esa puñalada que no me esperaba me quedé sin palabras…y sin pareja…Ya no siento nada, ni odio siquiera, tan sólo me queda…indiferencia…Y ahora me busca por los arrabales, por todos esos lugares donde me abrazaba por la cintura y me hacía suya, suya…en alma y cuerpo de cómo lo quería…más que a mi vida…y ahora mírame, qué solita me has dejado…Apenas me duele ya su mirar, ¡qué triste no latirme el corazón rápido como antes! Como un potro salvaje, salvaje…Desbocado de los golpes que me daba cada vez que te veía pasar…Pero ahora soy yo la que llevo las riendas, ¡qué cosas por Dios! Siempre tan esclavizada a tu amor y ahora eres tú el que casi se arrodilla pidiéndome perdón…un beso por favor…Mírame a la cara, mírame a los ojos y no mientas más...que yo sé leer entre las líneas de tu rostro cuando frunces el ceño…en las comisuras de tu sonrisa vaga y en las ruinas de tus canas, que cada vez que paso por tu lado…se te enturbia la mirada…Será que sabes de mi dolor cuando me dijiste adiós…Y ahora que me ves andar con paso firme y segura por la calle, te has asustado porque te imaginas que me he enamorado de otro y temes hasta lo haya besado, y no es que te preocupe más o menos un beso, sino…¿cómo se lo habré dado y de qué manera? Si serán los mismos que a ti te llevaron por el valle de la amargura...¡Haberlo pensado antes! Ahora te aguantas…Además que te lo voy a contar con pelos y señales…Reconozco que soy mala, mala…Y éste que vino de lejos rodando a conocer mis sentidos…A éste hombre le mostré el camino donde nacen mis latidos y le enamoré el alma con las palabras de mis poemas enardecido, le dije te quiero y me lo llevé al huerto…y me dejé atrapar por sus abrazos y sus besos…Y ahora que ya me conoce no quiere desviarse de mi camino…Lo siento amigo, pero en éstos momentos de mi vida soy como una gaviota que vuela sobre los mares y mis alas no podrás nunca cortar…Y se lanzó al vuelo sonriéndome bajo el azul del cielo, acarició mis caderas con el silencio de la madre tierra…y antes de darme cuenta se puso a pastar en las praderas con la brisa de los montes y luego se bañó en el manantial de mi vida…y regó mi cuerpo con la alegría de sus besos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario