lunes, 27 de octubre de 2014

CONFESIONES ÍNTIMAS.- (MICRORRELATO)



Hay que ver Dios mío lo mal que me encuentro. Soy una desgraciada por fuera y por dentro y ya no sé si soy yo la culpable o es la vida que me tocó vivir, el caso es estoy aquí escribiendo mis penalidades, las penas que me afectan al alma, ¿sabes? Soy muy desdichada, me estoy perdiendo en un laberinto de pasiones y odios. No sé qué hacer ni a qué atenerme, pero me siento desesperada. Estoy desperdiciando mi vida….Me casé sin estar enamorada y ahora el tiempo me está pasando factura. Señor mío, yo no soy mala, tan sólo una mujer enamorada, fíjate qué cosas me ocurren, como se suele decir, a la vejez viruela… Yo no lo busqué, me lo encontré y a pesar de que es quince años más joven que yo, mi corazón late cada vez que se cruza por los pasillos del centro donde trabajo…Estoy atemorizada, para qué no vamos a engañar, por eso te cuento, para desahogarme porque no sé a quién recurrir, además me da tanta vergüenza decirle a alguien que me he enamorado a mi edad. Estoy experimentando unas sensaciones que me desbordan el alma. Es la primera ver que me siento arrebatada de pasión, y por eso me avergüenzo. Son emociones tan de adolescentes, tan bonitas…Me casé por quitarme de en medio. Éramos tantos en casa de mis padres comiendo, además estaba harta, quería salir de allí, quería vestir mejor, quería volar…Y me casé y nos fuimos a tierras lejanas donde mi marido ganaba mucho, la verdad es que fue la mejor época de mi vida matrimonial, además nació nuestro primer hijo y entre unas cosas y otras pasé los primeros años pletóricos de confort, donde las amistades y la juventud no me dejaba ver en la trama que poco a poco me iba envolviendo…Después la cosa empeoró y tuvimos que regresar a casa de mis suegros porque no teníamos ni para comer, para colmo me quedé embarazada de mi segundo hijo, menos mal que se colocó enseguida en una joyería y se hinchó de ganar dinero, tanto era que  podíamos despilfarrar sin pensar jamás que algún día volvería a estar parado…Llegó la crisis y otro hijo más…Ya han pasado los años, mis hijos son mayores y mi marido lleva parado tanto tiempo que ni me acuerdo…Y mis hijos también están parados, los tres, bueno al chico de vez en cuando le sale algo, pero poco…No sé cuando empezamos a discutir, ni cuando lo dejé de querer, no lo sé, a veces creo que nunca lo quise, tan sólo me dejé querer…Y por eso estoy aquí malviviendo, porque esto no es vida para mí…De repente, a los sesenta años cumplidos me llaman de la bolsa de trabajo y me ofrecen una sustitución de limpiadora en un instituto, que aunque no es lo que me hubiera gustado hacer, pues bueno, me reporta unos dineros que bien falta que nos hace, ya que en casa hace mucha falta, y en éste momento, si no fuera por mí, no sé qué habría sido de la familia…Me casé en una época en que la mujer no trabajaban tanto como ahora. Yo sólo era un ama de casa, ¿sabes? Además nos fuimos a tierras catalanas y allí estaba como una señorona. Francamente, en casa de mis padres no me faltó nunca de nada y para ser sincera he sido bastante vagota para los estudios. No sé qué pasaría por mi cabeza, pero era una holgazana de verdad, además siempre me he creído una condesa. Me educaron para casarme y yo era vaga a reventar. Siempre esperando que alguien me mantuviera, y mírame ahora, estoy de limpiadora en un centro de alumnos, donde la mayoría son simpáticos, lo mismo que los profesores tan agradables conmigo, pero mis compañeras de trabajo me han cogido una manía…Siempre me están cuestionando. Me llaman señoritinga, quizás no me dé yo cuenta y no me comporte muy bien con ellas…¡Ay Dios mío!  ¿Por qué me diste esta cabeza? Creo que tendría que ir a un psicólogo, porque me encuentro en un mar de dudas… No sé cuando empezó a beber, antes sólo eran los sábados, llegaba con una borrachera, había unos escándalos en casa, unos gritos… fue entonces cuando empecé a alejarme de él…Sólo quiero estar fuera de mi casa, no soporto a verlo comer, no quiero ni que se le ocurra tocarme, ni siquiera rozarme la mano. Hace ya mucho tiempo que vivimos en la misma casa pero cada uno en su vida particular. Somos como dos desconocidos. Estamos separados por el pasillo, él siempre viendo la tele en el salón, yo en el cuarto de matrimonio, que por cierto de matrimonio no tiene nada. Nos equivocamos los dos. Yo no soy la mujer adecuada para él ni él es mi hombre, y por eso, como lo sabe, le ha dado por beber y bebe a rabiar y echa una peste…somos tan diferentes... a mi me pega más un caballero no éste mamarracho, no puedo ni mirarlo…Es un bruto, me da asco, no soporto el olor de su boca, no quiero ni pensar que pudiera besarlo, siento tal rechazo hacia él que ya me está superando…Tengo lástima de mí porque me acechan los años y sé que me voy a morir sin haber saboreado el amor de verdad de hombre. Si, si, ese amor de mujer enamorada y ya ves los años que tengo…Yo no sabía que me iba a enamorar a esta edad, fíjate, que me siento como una quinceañera y con ganas de abrazarlo, de besar su boca y que me diga cosas hermosas, no como éste tío que vive en casa conmigo que lo único que hace es insultarme. Por la mañana me acompaña al trabajo porque es de noche y tengo miedo, y durante todo el trayecto no para de descalificarme. A voces me llama torpe, inútil y que no sirvo ni para la cama, y yo muy bajito le contesto que no sirvo con él… entonces se pone echo un animal y grita más diciéndome que si no me conviene que ahí está la puerta porque él de casa no se mueve, que es suya y que yo no he puesto ni un p…duro…Los dos nos aguantamos, yo por asustona y él porque con lo que le dan de ayuda, madre mía… y encima mis hijos parados… Mi casa es un verdadero infierno, no sé qué hacer, el caso es que llevo ya dos años limpiando unas aulas enormes, de altos techos y las escaleras tremendas, ¿quien me lo iba a decir a mí? Con lo señoritinga que soy, y claro eso es lo que envidian de mi las tres compañeras, me cuestionan todo, si me arreglo, si voy moderna, si me pinto, me dicen que ya somos unas viejas, pero yo me veo tan juvenil aún y en éste momento de mi vida me siento más joven que nunca… Es la primera vez que estoy sintiendo éstas emociones… Hay que ver, de repente tengo un trabajo muy bien pagado y encima me he enamorado… Yo creía que eso sólo le ocurría a las jóvenes y no, a mí también pero tengo tanto miedo. Antes era muy tímida, iba por la calle casi desapercibida, sentía vergüenza por todo y ahora cuando voy caminando hasta me echan piropos y me dicen guapa y se me ha subido la moral…Este hombre me habla bonito…Siempre me dice lo preciosa que llego, lo linda que estoy  y se dirige a mí con una educación… Algunas mañanas me trae una flor y eso si que me llega al alma…Me gustaría saborear sus besos y abrazos, aunque es mucho más joven que yo…Me atrae mucho, me encantaría pasear de la mano, que me llevara a un hotel y acostarme con él, pero tengo tanto miedo a no gustarle, porque una cosa es que me vea vestida y arreglada y otra desnuda, además si mi marido se enterara me mataría… por eso jamás lo podría hacer y sé que me moriré porque para colmo ni siquiera me puedo separar de él porque, ¿a dónde me voy a ir? ¿Bajo un puente? Y por eso estamos así en la casa, dos extraños que se cruzan en el pasillo, que por interés vivimos bajo el mismo techo y mi vida desperdiciada…

No hay comentarios:

Publicar un comentario