jueves, 9 de octubre de 2014

TE DEJÉ MARCHAR.- (MICRORRELATO)



Me pierdo por calles y callejuelas, sin mirar a nadie, tan sólo el recuerdo y la gran avenida delante…Tenía que alejarme de ti y lo hice, aún sabiendo el dolor que te causaría mi amor, hasta que te cansaste y me dejaste. Me abandonaste y ahora soy yo la que te busco por todas partes sin encontrarte, fíjate, no hay quien entienda ésta cabeza loca que tengo, siempre queriéndote llevar a mi terreno como si fueras un perro. Reconozco que ya debes estar harto y te alejas, quizás hasta te pierda…Caminando estoy por todo el centro de la ciudad, si, allí donde me entremezclo con la gente para poderte olvidar…No quiero quedarme en casa encerrada entre cuatro paredes, comiéndome la cabeza pensando en ti, viendo las horas pasar sin oír el teléfono ni el móvil, ni siquiera un guasá o como se llame ese nuevo estilo de mensaje, con un simple hola nada más…Me niego a ser la esclava de mis miedos. Me niego a espiarte asomada a la ventana, fumando como una energúmena, tan sólo para ver si te veo o no te veo, mientras las colillas de amontonan en el cenicero…Me niego a perder más tiempo entre éstas teclas traicioneras, ni entrever cómo me acechan los celos... Serena y en paz, me detengo ante escaparates y edificios preciosos. Mi vida se transforma en un libre caminar, llegando el aire fresco a mis pulmones, dejando mi mente volar, sintiéndome cada día más tranquila y libre. Me gusta mi libertad, no me quiero atar a nadie que me obligue a estar siempre pendiente, como si ya no tuviera voluntad… Por eso te dejé marchar. Ya no podía seguir queriéndote como la última vez, esa tan desesperada y desencajada como cuando se tiene tanto miedo del tiempo al acecho de cualquiera…En cambio me gusta a la par seguir así…pendiente de un hilo…Me gusta perderme entre la gente, mezclarme entre ellos por las grandes avenidas de la ciudad, que sin querer poco a poco voy reconociendo algún rostro, caras desconocidas, hasta me sonríen al pasar… Los hombres me miran con expresiones de admiración y eso me gusta, soy tan coqueta…me encanta que me miren y me encanta gustar, ya lo ves, hasta los jóvenes observan mis andares como diciendo…¡qué bella mujer! y me dan ganas de irme con alguno, ¡vaya que sí! que a veces tengo ansiedad de saber cómo son otros besos que no sean los tuyos y siento miedo…Una tarde un muchacho me miró muy fijamente a los ojos y me dijo: ¡Guapa, qué guapa eres! Y al otro día también sabes, y al tercero lo dejé caminar tras de mi como si fuera mi sombra y cuando empezó a oscurecer se colocó a mi lado, y lo dejé estar… no le dije nada… Quería besarlo, quería que me arrastrara hacia la oscuridad y perderme en su abrazo… Deseaba sentir su cuerpo rozando el mío…tenía ganas de hacerte daño, de vengarme de ti…Los semáforos me detienen y los automovilistas pasan echándome una ojeada llenita de picardía, lo sé y me gusta demasiado… Si, sí, me gusta despertar miradas apasionadas en los hombres, siempre me ha gustado, quizás esa coquetería femenina que aún no se ha despegado de mí, como si tuviera veinte años, fíjate qué cosas se me meten en la cabeza… Seguramente sean fantasías mías, pero me atrae la idea y hasta me revolotean alitas de mariposas en el estómago y me cosquillean por el pecho…Es una sensación tan prodigiosa que me hace sentir poderosa, como si fuera la dueña del mundo, y una risilla irónica asoma a mi cara, lo sé por la mirada de algunos jóvenes…casi me incitan a pecar…a querer llevármelos a mi terreno y hacer lo que quiera con su cuerpo…hay días que me siento irresistible…¡menuda paradoja! Los hombres de mi edad soñando con estar con jovencitas y los jovencitos mirando a una mujer madura como yo…y en éste momento de mi vida, sé que puedo tan sólo con un pestañeo...Como aquél legionario…cada vez que me acuerdo… Reconozco que me pirran los uniformes, me pierden…me gustan a rabiar…Me encanta ver desfilar a los soldados, me ponen a cien…Es un secreto que nunca he desvelado a nadie, no sé por qué, pensaba que tenía que ocultarlo para que nadie creyera que tenía una mente libidinosa, que era una mujer mala, si esas de casas de citas…¡fíjate, qué tontería…! Estoy segura que más de una se vuelve loca por un uniforme…Hemos estado tan reprimidas las mujeres de mi generación, si, si, incluso con nuestras propias parejas nos ha dado siempre un corte decirles los que queremos, unas vergüenzas…a lo mejor a los hombres les haya sucedido lo mismo o es que son algo torpes y no lo quieran reconocer, bueno, eso es lo que se masculla entre dientes a través de los ecos de la sociedad…y fíjate en mí…creo que soy una desvergonzada y más si te enteras de algo que siempre he tenido mucho miedo de contarte…pero tarde o temprano tendré que confesarte…quizás mañana…

No hay comentarios:

Publicar un comentario