martes, 21 de octubre de 2014

ÉCHAME DE MENOS.- (MICRORRELATO)



Y esos besos atenazados que me diste el otro día, los llevo desgarrado en mi boca desde que te desvelé mi secreto, porque me obligaste a ello, fíjate cómo me mirarías que me lo sacaste sin decírtelo vida mía, que me lo arrancaste de las lágrimas que rodaron por mis mejillas. Presentías que algo malo te contaría, y ahora tengo el alma partida, destrozada…Y te lo conté, ¡vaya que sí! Y lo único que escuchaste es que mis piernas rodearon su cintura, y que sintió el triángulo de las bermudas. Y por eso ya ni me miras ni me buscas, como si no me quisieras o es que tienes miedo de lo que he sido capaz de hacer, que te imaginas los suspiros que salieron de mi pecho cuando me abrazaba rodeándome el cuello…Y de sus besos…Los mismos besos que te di intercambiándose por los que le he dado a él antes del alba…o quizás es que te has enfadado cuando me lo callé por no hacerte más daño…Te dije que salí corriendo, que no hice nada, pero tú sigues insistiendo y ahora te has atrincherado dentro de tus maltrechos pensamientos. Te corroe la rabia por dentro y eso que no querías saberlo, menos mal que sólo te he contado un tercio, pero no te conformas con eso, que quieres saber hasta los mohines de mis gestos, la alegría de mi risa y la reacción de su cuerpo cuando lo atrapé por la cintura, ¡vaya que sí! que me doy cuenta de los entresijos de tu cerebro…Y esa mirada tuya que me habla sin palabras, esa mirada de asombro cuando me ves pasar, esa mirada es la me trae y me lleva, porque sin ni siquiera pronunciarla, me dice lo que encierras tras las tinieblas de tus noches en vela...Que me deseas y que te encantaría besarme a lo bestia, a lo salvaje y a lo que sea…No, a lo que sea no, sino a esa mujer de los pies a la cabeza, toda llena de sensualidad, ardiente y fresca...o a la vampiresa esa…esa que sacas de la esencia femenina cuando enloquece y coquetea con tu pervertida elocuencia… Porque esa mirada tuya atrapa la pasión desenfrenada de la mujer enamorada, si, esa loca aventurera que se atreve y se arriesga…Si, la que se arriesga con cada tiento del camino cuando me encuentro contigo, y ahora que no te veo tengo miedo, fíjate amor mío, cómo será éste sentir ciego que te tengo, que a veces me asaltan las dudas de pensar que a otra mujer le mires el trasero…Échame de menos, mi amor, échame de menos…No vayas a pensar que la cosa está segura y hecha, porque la cosa hecha está muerta. No me conformo con la seguridad de la pareja, sino, que quiero despertar todavía y entretanto, esa susurrante agonía cuando me entrego loca perdida…me muero, me muero...sin ti muero…y veo esa llama de fuego en tu mirada, como si estuvieras hechizado, embrujado…y loco, siempre buscándome como un loco, con los ojos fuera de órbitas, ¡vaya que sí! Que me gustan los hombres enamorados y un poco celosos…Me gusta que estés pendiente de un hilo, en vilo, latente, inseguro, con temor a perderme, porque si ya me tienes, si piensas que la cosa ya está hecha, la pasión se pierde entre mares, y sería como si me desearas menos. Me enamoré de ti por la pasión que emanaba de tu cuerpo. Ese mirar interrogante, siempre a flor de piel… Así es como me gusta vivir cada día, como si empezaras a conquistarme de nuevo y tuvieras que hacerme la ronda. Si, como cuando me vistes por primera vez. No quiero la tranquilidad de la cosa hecha, como si ya hubieras llegado a la meta, no, no, que la meta es el final de todas las aventuras y aquí hay mucho que despertar todavía… Te dije que salí pitando, que me reía y lo único que se te ha metido en la cabeza, es que lo atenacé con mis piernas, y que me rozó con el pirineo aragonés ¿qué más te da si no lo dejé entrar? Échame de menos y búscame por cada rincón del universo. Reacciona mi amor y no te quedes quieto metido en tu encierro como mecha ardiendo. No pienses, no digas nada, no me preguntes más y búscame por cada rincón de la ciudad, no vaya a ser que se te revuelvan las tripas por dentro del miedo de no saber dónde estoy, si cerca o lejos, fíjate de qué manera quiero que me eches de menos. Toda una vida queriéndote ya es mucho querer para no saber que te siento como serpiente a veneno, como agua a fuego y como demonio a su infierno, ¡vaya que sí! porque yo a ti te deseo ¿sabes? ¡Pero con deseo de comerte desde mis adentros! Échame de menos mi amor, no creas que vas a tenerme a tu lado siempre, esperándote, y cuando se te antoje verme, ni que la cosa ya está bien atada, segura y hecha, ¡ni siquiera eso! Que la cosa hecha está ya muerta, y hasta los muertos que están bajo tierra se desgarran aclamando…¡Ten cuidado con mis hijos, no me los dejes abandonados…! Y se levantan gritando pidiendo justicia, que hay días que caminando por la calle siento el aliento persiguiéndome por el aire, y se me sube por los hombros, y me recorre las espaldas y en el oído me dice... ¡Ten cuidado de los míos... no me lo dejes abandonado…! Y me entran unos escalofríos que hasta vuelvo la cabeza mirando por todas partes y sólo siento que me soplan, me soplan la melena porque se me va volando, volando…¡fíjate si no estará tan muerta esa cosa hecha! Y salgo corriendo, como alma que lleva el diablo del miedo que me invade la columna vertebral…No me dejes tirada, no me abandones a la tranquilidad de lo seguro y atado, a la cosa hecha, que la cosa hecha está ya muerta… No te duermas en los laureles como tantos hombres hacen con sus mujeres, que me gustan los amores ciegos, vaya a ser que te olvide y me tire por la calle del infierno…

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