sábado, 30 de marzo de 2013

SUEÑOS QUE ME AVISAN.-



Algunas veces, por las mañanas muy temprano, antes del despertar diario sueño algo, cualquier cosa, bueno pues ocurre algo relacionado con ese sueño, incluso lo mismo, como si fueran premoniciones, ¡qué miedo! Sé que no me vais a creer, y más de uno se reirá, pero no me importa porque sé que es verdad. Es más, os voy a contar una cosa que me ocurrió hace ya algunos años…
Tanto es así que a veces temo soñar. No sé por qué, ni le encuentro explicación pero son como adelantos del venir cotidiano. A lo que iba. El verano pasado soñé con mi madre por primera y única vez hasta ahora desde que murió. Esta es la escena:
-   ¡Hola mamá! ¿Por qué has tardado tanto en venir?
-   Es que tenía que avisarte.
-   Mamá, que bien, que alegría déjame abrazarte, no te vaya.
-   Tengo que irme
Recuerdo perfectamente el tacto de mis brazos rodeando la cintura de mi madre, y sentí su cuerpo tierno, os juro que lo sentí, y un placer indescriptible.
En el sueño, mi madre vestía una falda negra y una especie de camiseta blanca. Pero lo que más me llamó la atención, fue que tenía el pelo muy negro, y el cutis más terso como si fuera más joven. No sé si me explico bien, por favor, entenderme.
Cuando me levanté, estuve preguntándome todo el tiempo que algo me querría decir, porque lo que me extrañaba era que hasta ese momento no hubiera soñado con ella nunca. Así que ya aburrida de estrujarme los sesos, seguí con mi desayuno, y después me puse a hacer unos ejercicios de pesas que hago todas las mañanas.
De todas las maneras yo seguía pensando, incluso le dije a mi madre en voz alta:
-   Mamá, tú has venido para decirme algo, ¿qué es? ¿De qué me quieres avisar?
Al momento llamaron a la puerta. Era la novia de mi hijo. Él había tenido un accidente de coche y ella vino para llevarme al hospital.
Inmediatamente me volví y le dije a mi madre:
-   Esto era lo que tú querías decirme, ¿verdad mamá?
Le conté el sueño, y se asustó mucho.
Cuando llegamos a urgencias, estaban todos sus amigos, y cuando el médico dio permiso para que entrara alguien, me llamaron a mí, mi hijo sólo quería verme a mí, y lo primero que vi, fue a mi chico tapado con una sábana blanca que le cubría todo el cuerpo, hasta el cuello y una mata de pelo negro caía hacia atrás, con la cara más bella del mundo, y una herida con varios puntos en la frente. Miró hacia donde estaba y con el brazo extendido hizo el gesto de que me acercara, lo abracé y llorando me dijo:
-   Mamá, ¿porqué no has venido cuando te estaba llamando?
-   Cariño, ¿cuándo me has llamado que no te he oído?
-   Esta mañana temprano, mamá, te llamaba, te estaba llamando a voces, y no venías.
-   No te preocupes vida mía, que ya estoy contigo, no te preocupes cariño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario