Algunas veces, por las mañanas muy temprano, antes
del despertar diario sueño algo, cualquier cosa, bueno pues ocurre algo
relacionado con ese sueño, incluso lo mismo, como si fueran premoniciones, ¡qué
miedo! Sé que no me vais a creer, y más de uno se reirá,
pero no me importa porque sé que es verdad. Es más, os voy a contar una cosa
que me ocurrió hace ya algunos años…
Tanto es así que a veces temo soñar. No sé por qué,
ni le encuentro explicación pero son como adelantos del venir cotidiano. A lo
que iba. El verano pasado soñé con mi madre por primera y única vez hasta ahora
desde que murió. Esta es la escena:
- ¡Hola
mamá! ¿Por qué has tardado tanto en venir?
- Es que
tenía que avisarte.
- Mamá, que
bien, que alegría déjame abrazarte, no te vaya.
- Tengo que
irme
Recuerdo perfectamente el tacto de mis brazos
rodeando la cintura de mi madre, y sentí su cuerpo tierno, os juro que lo
sentí, y un placer indescriptible.
En el sueño, mi madre vestía una falda negra y una
especie de camiseta blanca. Pero lo que más me llamó la atención, fue que tenía
el pelo muy negro, y el cutis más terso como si fuera más joven. No sé si me
explico bien, por favor, entenderme.
Cuando me levanté, estuve preguntándome todo el
tiempo que algo me querría decir, porque lo que me extrañaba era que hasta ese
momento no hubiera soñado con ella nunca. Así que ya aburrida de estrujarme los
sesos, seguí con mi desayuno, y después me puse a hacer unos ejercicios de
pesas que hago todas las mañanas.
De todas las maneras yo seguía pensando, incluso le
dije a mi madre en voz alta:
- Mamá, tú
has venido para decirme algo, ¿qué es? ¿De qué me quieres avisar?
Al momento llamaron a la puerta. Era la novia de mi
hijo. Él había tenido un accidente de coche y ella vino para llevarme al
hospital.
Inmediatamente me volví y le dije a mi madre:
- Esto era
lo que tú querías decirme, ¿verdad mamá?
Le conté el sueño, y se asustó mucho.
Cuando llegamos a urgencias, estaban todos sus
amigos, y cuando el médico dio permiso para que entrara alguien, me llamaron a
mí, mi hijo sólo quería verme a mí, y lo primero que vi, fue a mi chico tapado
con una sábana blanca que le cubría todo el cuerpo, hasta el cuello y una mata
de pelo negro caía hacia atrás, con la cara más bella del mundo, y una herida
con varios puntos en la frente. Miró hacia donde estaba y con el brazo
extendido hizo el gesto de que me acercara, lo abracé y llorando me dijo:
- Mamá,
¿porqué no has venido cuando te estaba llamando?
- Cariño,
¿cuándo me has llamado que no te he oído?
- Esta
mañana temprano, mamá, te llamaba, te estaba llamando a voces, y no venías.
- No te
preocupes vida mía, que ya estoy contigo, no te preocupes cariño.
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