domingo, 28 de octubre de 2012

MIS HERMANOS Y YO.-

¡Hola! ¡Aquí, que estoy aquí! Y es que esto de estar en medio de tantos hermanos es decir ¡apáñatelas como puedas! Nadie me hacía caso, todo el mundo me ignoraban... En éste momento soy una niña tan  pequeña, que ni siquiera sé la edad que tengo, pero mi madre está cantando "Mambrú se fué a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena..." Ji, ji, siempre está contenta y a mí me gusta mucho oírla....
Me llamo Fifi y soy feucha, canija y chiquitilla, además tengo tantas pecas en la cara que todos los niños de la calle me dicen que parezco un plato de lentejas, y para colmo tengo los pelos tiesos de rata. Mi hermano el mayor me llama ratita sabia, y mi madre cuando se refiere a mi con las vecinas, les dice que tengo mucho salero y que soy más lista que el hambre, así que lo demás no me importa, claro que después se viene todo abajo, cuando por mi atrevimiento, derramo la leche o rompo un vaso o platos, y me llevo todos los sopapos y tirones de pelos, aunque no tenga la culpa, por que mis dos hermanos más chicos, corren que se las pelan escondiéndose debajo de la cama, y mi madre la pobre, nunca los atrapa, je, je... Bueno, ahora me han apuntado a un colegio que está lejísimo, y lo paso fatal, porque me da mucho miedo de los perros, de los gatos, de los gallos y de las gallinas, ¡hasta de los pollitos! y no digamos de las vacas. Para mi hermana Lola y para mí es un verdadero martirio ir, por que tenemos que atrevesar un camino lleno de vacas gordas e infladas, que con tanta parsinomia andan de un lugar a otro, y nosotras en un descuido de ellas, ¡chias! corremos como lagartijas, menos mal que nos lleva mi otra hermana, la mayor, ¡es de guapa! Yo la quiero mucho porque me está enseñando a patinar con una cuerda atada a la cintura y me lleva corriendo, corriendo por las cuestas y cuando llego arriba del todo me dejo caer hasta abajo sin parar, y no sé cómo, pero he dado una vuelta de bailarina estupenda, por que si no me habría estampado contra la alambrada de al lado, y no me vea la que arma mi padre, por que el otro día tuvieron que ponerle la inyección del tétano a mi hermana la chica, ¡esa si que es traviesa! Sobre todo cuando se escapa de casa con mi otro hermano más pequeño y no aparecen hasta el atardecer, mi pobre madre siempre tiene que salir a buscarlos por toda la calle llamándolos a voces, y no sé cómo se las apañan, pero cuando menos te lo esperas, ya están en casa los dos juntitos y llenitos de churretes por todas partes.


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario