jueves, 4 de octubre de 2018

EN EL ESTADO MÁS PURO Y CARNAL.- (MICRORRELATO)


Siento mis carnes flaquear, siento mi alma volar, 

la llevo aireando hacia ti, no sé qué le hiciste al 

final… Las mujeres de tu edad me producen 

mucho morbo, ¿te molesta que te lo diga? No, no, 

para nada...le contesté...Y seguí caminando por las 

calles del olvido, allí donde se dan cita los latidos 

del hambre y los quejidos del amor…Hoy mi 

locura hacia ti, hacia esas palabras llenas de 

misterio y ansiedad… ¿Qué ocultan? ¡Dímelo! 

¿Por qué las escondes con ese antifaz risueño y 

letal? ¿Qué hay tras ellas que me abruman y me 

increpan a seguirte sin más? Quizás la echaste al 

aire sin querer, o podría ser que la tiraste derecha 

a matar…Fue una frase con un dardo venenoso 

dispuesto a dar en el centro de mi corazón…Un 

corazón que late al ritmo del amor siempre ávido 

de entregar sus latidos a ese hombre, que tras la 

sonrisa ciega e indecente, se atreve a atravesar la 

línea de fuego que separa la fantasía de la 

realidad…Y yo, pluma ambulante y mensajera que 

vuela y vuela con la intrepidez de los vientos 

eólicos, las atrapo al momento y hago con ellas lo 

que quiero…pues…Como poeta errante navego 

por tierra y mares alerta a cualquier intruso que se 

presta a seguirme a ese juego libidinoso que me 

engatusa y aturde… Sutilmente lo atraigo con el 

talismán de mis versos eróticos a caer en la trama 

de la poesía desnuda y libre de locos enamorados, 

como si fuera un juego de descartes por pura 

diversión, convencidos de que sólo sería una 

partida…o dos...pues… ¿Qué será que atrae tanto 

a un jovencito lleno de vida que de pronto quiera 

sentir en sus carnes el abrazo de una señora de 

edad madura? Quizás desee conocer las caricias 

expertas de unas manos alrededor de su piel erecta 

e infiel…o… Simplemente oír esa voz que le 

susurra suavemente al oído el camino a seguir en 

su cuerpo latente por arder...Quiéreme usted…me 

decía cada vez…Espera, tranquilo…le digo con 

insinuante y atrevida lengua, puro veneno para los 

orgasmos de su cuerpo, revoltosa por fuera y por 

dentro que recorre cada recoveco de su cuerpo 

desde la boca hasta los pies…Y él que desespera 

de puro fuego que sale por la chimenea de su 

cerebro, arde que arde con la leña de mi ávida voz, 

con fogosas y ansiosas palabras que provocaron el 

estampido de mis letras…Las mujeres de tu edad 

me producen mucho morbo, ¿te molesta que te lo 

diga? No, no, para nada...le contesté recordándole 

otra vez…Me estaba dejando llevar por esas 

palabras que sin querer me daban vueltas en la 

cabeza...las quería olvidar...pues... Nunca me 

había sentido atraída por un hombre veinte años 

más joven que yo, y sin darme cuenta me 

arrastraba a su manera de pensar... Poco a poco se 

iba adueñando de los más bajos instintos que sin 

querer, salieron a flote reclamando besos y abrazos 

alrededor de mi piel. Los sentimientos más 

arbitrarios se desbocaron en una estampida 

galopante hacia sus palabras haciéndome dueña de 

su lenguaje osado y soez, que sin proponérmelo, 

estaban acariciando la curiosidad de caer en ese 

morboso momento de pasión, donde sus piernas y 

las mías se enlazaban en una lujuriosa 

desazón...Mis latidos empezaron a acelerarse 

como si una fuerza misteriosa me empujara a sus 

brazos... Mis labios ardían buscando su boca y sus 

ojos los sentía en mi alma suplicando ese abrazo 

sensual que él necesitaba para calmar la ansiedad 

que tenía de mi espíritu libre, y que imaginaba 

apagando ese fuego que lo quemaba desde la 

primera vez que me vio en la ventana sin cristal... 

Lo sentí al instante a través de la cortina de humo 

que había entre él y su pareja, bella y hermosa, a la 

que amaba pensando en mí... Un halo de 

sensualidad me estaba envolviendo en una espiral 

de locura y juventud, donde dos cuerpos desnudos 

se acariciaban con la sonrisa de un orgasmo lento 

y suave a punto de estallar, y al que no quería 

llegar prolongando la suavidad del placer hasta el 

clímax de un tardío amanecer... Me estaba 

deleitando con esas palabras que me estallaban en 

las sienes como zumbidos de abejas en un panal 

de miel…Miel que saboreaba en mi boca con la 

agonía del fuego que me quemaba en los adentros 

con la avidez de una fiera salvaje, hambrienta de 

cometer el más infiel de los actos con toda la 

naturaleza carnal…pues…La curiosidad por 

atravesar la línea del más allá estaba provocando 

en mí destellos de luciérnagas simples y fugaz…

quizás sea eso que se hace llamar, acto sexual en 

el estado más puro y carnal…

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