miércoles, 17 de octubre de 2018

CON MIS SUEÑOS ROTOS.- (MICRORRELATO)




Sé que estás ahí, escondido, alerta, esperando que dé un paso en falso…ya ves si te conozco…bueno no…En realidad todavía no nos hemos presentado, ni nos hemos conocido…tampoco te he visto de frente, en persona, tan sólo por una fotografía…claro que las fotos a veces no hacen justicia…o puede ser que sea algo antigua y luego una se lleva un desengaño…o al contrario…pues…Cuantas citas a ciegas se van a la deriva con tal que se ven los personajes de esas historias que nunca llegaron a más que unas palabras cariñosas y llenas de fogosidad…Yo estaba muy solita aquella tarde cuando me lo tropecé por internet por medio de una solicitud de amistad…Automáticamente la acepté, no sé porqué…Quizás fuera esa la persona que estaba esperando para que me sacara de ésta monotonía que me abrumaba y de la cual no era capaz de salir a flote…Toda mi vida se basa en una frustración y en mi cara se refleja la gran amargura que me oprime el pecho…Y por eso me encuentro aquí, de rodillas, rezando una oración como siempre, pidiéndole al Cristo del gran poder que me ayude porque sola no puedo, aunque para ser sincera me he tirado esperando que cambiara mi suerte desde que tengo uso de razón…Nací en un pueblo costero de Málaga allá por los años cuarenta y tantos…Me crié entre dos hermanas y siempre he destacado por mi belleza, cosa que en vez de ayudarme a ser mejor persona, ha hecho de mí una mujer creída, prepotente y superficial, y allá donde iba, miraba a las demás chicas por encima del hombro como si fuera la señora marquesa, por lo que siempre tuve unos delirios de grandezas que al paso de los años jamás se cumplieron…Mis padres nos educaron de la mejor manera que supieron en aquellos tiempos, o sea, llegar virgen al altar. Oír misa todos los domingos y rezar el rosario a diario, costumbre que sigo al pie de la letra…Siempre estoy rezando y cada vez que paso por una iglesia entro y rezo…Debe ser que en mi fuero interno esté esperando un milagro, aunque a éstas alturas de la vida soy consciente de que sólo yo tengo el poder…Poder que imaginaba tener, pero cuando llegaba la hora de la verdad nunca me atreví…He sido una cobarde toda la vida, además de vaga y holgazana que faltaba al instituto todos los días haciendo la rabona porque estudiar me aburría, y por eso apenas tengo estudios…En casa no sobraba el dinero pero aunque he carecido de muchas cosas, no he pasado hambre  nunca, pero sí de bonitos vestidos y buen calzado, porque la mayoría eran heredados de mi hermana la mayor…Será por eso que cada vez que veía a las otras niñas tan bien arregladas sentía rabia y mucha envidia…pues…Siempre quise ser el centro de atención de los chicos por guapa…y lo era, ¡vaya que sí! Que cada vez que venían los amigos de mis padres a casa le decían a mi madre que yo era la más bonita de las tres, lo cual siempre lo he creído y quizás eso fue lo que me hizo tanto mal…Nunca he querido estar como estaba, he sido una inconformista total aparentando y malviviendo en una falsa utopía…Jamás he querido aceptar que soy una mujer normal y corriente, además siempre he detestado a la clase obrera, y a los hombres mayores que yo los rechazaba de tal manera, que lo demostraba con los gestos de mi cara para que se dieran cuenta de lo que sentía, porque realmente siempre me han llamado la atención los jóvenes altos y guapos, aunque quisiera amar estando enamorada, cosa que hasta ahora no he sentido en mis carnes, pero la ilusión de mi vida es que me toque la lotería…pues…Me gusta el lujo, el glamur, la gente fina y elegante y lo único que me hace feliz es estar en sitios con caché y prestigio…Siempre he creído que nací para ser rica, por eso mi vida es una continua contrariedad porque jamás moví un dedo para cambiar mi situación, sino que me la solucionaran, casarme con un ricachón, vivir en una chalet al lado del mar y vivir como una marquesa…No acepto mi situación y por eso no soy feliz…Tengo una vida inventada…He pasado los mejores años de mi juventud rechazando a pretendientes tan sólo porque no los veía a la altura de mis pretensiones, y la otra mitad coqueteando con tipos muy modernos y bien vestidos, ignorando que lo único que buscaban en mí era una noche loca de placer y al otro día si te he visto no me acuerdo…Al final, viendo que se me pasaba el arroz, me casé con un militar por las estrellas que lucía y ahí empezó la tortura…pues…No estaba enamorada y cada vez que hacía el amor cerraba los ojos para no mirarle a la cara, además bebía mucho y le apestaba el aliento a alcohol, por lo que lo evitaba, pero con tal de vivir como una marquesa soportaba carretas y carretones…Y por eso estoy aquí chateando con éste hombre al otro lado del cristal que me hace soñar…Y ahí empezó mi verdadero martirio…pues…Me enamoré, ¡vaya que sí! Que me enamoré o me lo quería creer para escapar de la vida inventada con mis sueños rotos…

 

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