sábado, 30 de abril de 2016

TAN LEJOS Y TAN CERCA.- (MICRORRELATO)




Estaba enamorada de ti, perdidamente enamorada y me equivoqué…nadie es perfecto pero se ve que tú eres exigente…Era un tío todo cachas, con un cuerpazo atlético, de esos que se pavonean en los gimnasios para lucir tableta de chocolate que tantos nos hace suspirar a las mujeres…¡madre mía, qué rico estaba! Porque a mí los hombres que no se pueden ver los dedos de los pies…como que no, con todos mis respetos hacia algunos, que lo único que hacen es atiborrarse de comer, echar barriga, y eso sí, desear a mujeres esculpidas, bellas y echas unas sílfides, ¡pues no! que a nosotras también nos gustan los hombres esculpidos…¡Qué poquito me has querido! ¡Mala sangre! Si en vez de cuidarte tanto por fuera lo hicieras por dentro seguro que serias mejor persona, ¿quién te crees que eres tú? ¡Si lo único que tenías que hacer es quererme! Y no hacerme tanto daño…¡menuda cruz! Pero ten en cuenta una cosa, que aquí todo se paga, lo mismo que yo pagué cuando me humillaste…¿Por qué tanta maldad? ¡Lo único que le pido a Dios es que te perdone! ¡Y te juro por mi vida que no me arrepiento de nada! ¡Absolutamente de nada! ¡Tan sólo me arrepiento de haberte querido tanto! Esos eran mis pesares antes de conocerte, mis lágrimas derramadas a cada paso que daba, cuando por casualidad te veía pasar…estaba llenita de odio y de rabia…hasta te deseaba todo mal...me sentía tan dolida por tu indiferencia…pero ya no, ahora he comprendido que las cosas pasan por algún motivo…quizás para evitar un mal peor…no sé…A veces tengo mis dudas y pudiera ser que me equivoqué contigo creyéndote un buen hombre, un honesto y respetable caballero enamorado de su dama…¡qué ingenua fui! Jamás distinguiré a los que vienen de frente, de los que se esconden tras esa máscara que se colocan algunos esbirros para conquistar a la presa fácil…¡Cuánto lamento mis besos! Esos besos tan íntimos y sagrados que son para mí y tan fáciles para ti…me duele el alma sólo de pensarlo que pudieras estar riéndote de mí…¡Me odio! Me odio por aquellos momentos tan locos que pasé junto a ti, como si fuera una adolescente, eternamente joven, estúpida e infeliz mujer, no aprenderás nunca a madurar…o…quizás te hayas puesto ese caparazón de acero para poderme así olvidar antes y con tiempo, y no hacerme ilusiones contigo de esto y aquello…¡Qué extrañas circunstancias mueven los hilos del tejemaneje devenir…! ¡Ay Señor, ya estoy desvariando de nuevo! Es posible que tenga un alma ingenua dentro de mí y esté utilizando mis armas protectoras, o simplemente sean esas estrategias femeninas que habitan en el interior de muchas mujeres, que salen airosas de las batallas campales que lidian cada día de sus vidas, toda llenas de carencias emocionales…Una no sabe cómo exteriorizar sus luchas internas que sufren tras el telón de acero, como es esa armadura de hierro, que de tanto exponer al mundo exterior, se muestra mohosa de soportar tantas tormentas torrenciales…Me acariciaste los labios con los besos de tu boca, y me arrancaste los pensamientos de mi cabeza, que ya no sé ni lo que soy…Un suspiro, un latido que está rondándome el cuerpo de noche y de día y me tiene la pena encendida en el pecho…No siento más que la huida de tus besos, tus brazos rodeándome los hombros cuando apoyada en tu regazo me dijiste…te quiero…lo mismo que yo a ti que no he dejado de quererte ni un momento…Es un despojo que desde lejos está dejándome el corazón solo, vacuo y casi seco…Tengo la mente llenita de deseo por estar contigo, a tu lado…quisiera escaparme de aquí, de mi cuerpo, y que mis pensamientos te atraparan y te robaran los besos, para que supieras lo mal que se están sin ellos…Ven raudo como el viento que me quieren raptar, y alejarme de ti y yo no quiero, que lo que más deseo en éste mundo es tiempo, sólo tiempo para plasmar en palabras el retrato de la vida…Y él no para de insistir que me quiere, y se pone las palmas de las manos en las sienes, se tapa los oídos y mueve la cabeza diciendo no, no y no…Grita mi nombre con las lágrimas de su mirada anublada, resquebrajada de tanto llorarme de día, de noche y de madrugada…salen perlando su rostro lloroso, siempre lloroso…Tiene el dolor escrito en la mueca de sus comisuras y me dice…Tú eres mi vida, eres mi vida…Arriésgate, sé valiente y vente conmigo hasta el fin del mundo…Y me sobrecoge el corazón porque una vez lo quise a morir, y sé cuánto duele el olvido por desamor, el mismo que tú pudieras sentir por mí, y me aturde el pensamiento elevándose la mirada perdida en el cielo, en el horizonte, en la lejanía donde no hay ni tregua ni besos que colme esta ansiedad mía de irme…lejos, lejos, tan lejos y tan cerca…







No hay comentarios:

Publicar un comentario