Me prometiste el cielo y
vivo en el mismísimo infierno…Me susurraste en el oído te quiero y no te veo…Me
dijiste por ti muero y no vivo desde aquél mismo día que te entregué mi cuerpo…Me
llenaste la cabeza de fantasías de esto y lo otro, que si me parara a
describir, jamás acabaría, porque mira que eres embustero y mentiroso, ¡eh! que
me has metido cada trola…y yo toda ahí loquita como estaba por ti…Te veía tan
guapo, tan esbelto, con ese porte de elegancia…y esa mirada ardiente que cada
vez que pasaba por tu lado me desnudaba de una manera que a mí me volvía loca,
loca… Me exprimiste la mente y empecé a hablar y pensar como tú, como si me
hubieras robado el alma…Cada vez me decías algo diferente, que si era la mujer
de tu vida, que si tu media naranja…Que si no dormías ni de noche ni de día, que
si me amabas, que si me necesitabas…Y yo tontita contigo, con la boca abierta,
escuchando mil promesas de amor… ¡Cuántos juramentos aquella mañana de
invierno! Y mientras me besabas la boca me arrimabas a tu cuerpo…hasta que te
entregué el mío, todo enardecido de loca pasión…y me hiciste tuya,
tuya…haciéndome la mujer más feliz del mundo, ¡qué ignorante e inocente...!
Porque te pillé ¿sabes? Te pillé mirando a otra mujer, y en tus ojos vi la
misma chispa ardiente que pusiste en mí…y luego te pillé por los lugares que
ella solía ir, hasta te pillé una mañana rondándola…y más tarde hablando los
dos solos muy cerquita vuestros rostros que parecía que le ibas a comer los morros…Había
una oleada de complicidad entre tu mirada y la sonrisa de ella…Luego vi cómo le
pasabas la mano por los hombros…y se me cayó el mundo encima…Y salí corriendo,
corriendo, calle abajo, con los ojos inundados de lágrimas, apenas veía nada,
tropezándome con la gente…reprimiendo los gritos para que no me oyera nadie,
pero cuando llegué a un lugar solitario deje salir los alaridos que tenía
apelotonados en mi pecho, y atravesaron mi garganta como si fueran trocitos de
cristales rompiéndome las cuerdas vocales…Salieron como gotas de sangre…Me
quedé toda la mañana llorando hasta que se me acabaron los suspiros que poco a
poco quedaron despojados de aire y tan rotos, que apenas eran soplidos, casi
pompas de jabón que estallaban al salir de mí…Me vacié entera, miré al cielo y
me dije, ¡éste se va a enterar de lo que vale ésta mujer! Y al otro día como si
nada, como si todo hubiera sido un mal sueño, una pesadilla mía…Eres muy celosa
y posesiva…Eso era lo que siempre me decía…Tenía la prueba con pelos y señales
y no desperdicié ni un instante en contarle con todo detalle…Ni me miraste, ni
me diste una explicación…y me abandonaste…y me quedé triste…y sola…y con el
corazón seco… Y después de tantas ausencias, ahora vienes a verme y ya no
siento nada de nada, ¡qué cosas más raras me pasan por Dios! Me arrojaste de tu
vida y ahora me buscas sin medida…Lo siento, pero no puedo volver, hay algo
dentro de mí que me lo impide…la duda se instaló en mi mente y ya no puedo
estar contigo más…Debe ser que me acostumbré a vivir sin ti, sin tus besos mañaneros, sin tus fogosos
apretones…Me acomodé a tu olvido tal vez, y es que me desencanté y me encuentro
en un estado lúdico y fantástico…Y ahora resulta que me he enamorado de nuevo
de un hombre de lo más normalito del mundo, pero es tan atractivo su estilo,
tiene una actitud ante la vida tan emocionante, con un aire de libertad en sus
maneras y hablar…y un talante de humildad, un humor, todo risueño y jovial que
me ha llegado a enamorar de una manera casi extrasensorial…Fueron tan sólo dos
palabras las que llenaron mi vida de esperanza…Pienso en ti…lo mismo que yo
vida mía, que no puedo olvidarte…Dime que lo has pensado bien y quieres seguir
conmigo…de cualquier manera…y caminando a golpes de latidos…y con los cinco
sentidos…Deben ser cosas de mi estado de paz, porque antes ni los veía pasar y
fíjate lo que me ha cambiado el pensar, o quizás sea el sentir de los que yo
llamo duendecillos traviesos, esos poderes que tenemos todas las mujeres cuando
sufrimos algún desengaño amoroso como el que yo padecí, ¡ay madre mía de mi
vida, qué contenta estoy! ¡Y qué alegría tan grande! Es como si dentro de mi
cuerpo o mente esté a mil revoluciones y me brota una sensación mágica y
poderosa de tal manera que me dan ganas de reír toda la mañana, de cantar, de
bailar…quizás unos de esos espíritus errantes que pulula por ahí se haya
instalado dentro de mí, no lo sé, pero es fantástica ésta manera de querer,
porque me siento tan llena…Llena de vida, y con una sensación dentro de mi
alma, como si acabara de renacer, y es que me acostumbré a tu olvido y ya no me
late el corazón en el pecho, será porque ya no te quiero…Ya no te quiero como
antes que no podía vivir ni un momento sin verte, me ahogaba, sin ganas de
comer, ni vivir quería, me daba igual todo, nada tenía sentido para mí, ni
siquiera tenía ilusiones, en cambio ahora me siento tan viva y con tantas ganas
de hacer cosas bellas…y es que me enamoré de nuevo de uno tío muy echado para
adelante que me sonrió el entrecejo que tenía ceñudo desbaratado…y regó mi
cuerpo con sus besos…y con su aliento…Me levanto con unas energías que es como
si Dios me hubiera tocado con la varita mágica y salgo brincando por la calle
con el pensamiento, porque si lo hiciera físicamente la gente diría alto y
claro…¡Pero dónde va esa tía loca…! Y con razón, porque yo no llevo un cartel
en las espaldas ni en el pecho que diga… ¡Gracias Señor mío por llenar mi
vida de fantasías! Y es que hay uno por ahí que me gusta, que me atrae y ¿quién
sabe…? Quizás le dé un par de besos, y si te he visto no me acuerdo…no
sé…depende de lo que me pida el cuerpo, pero…si no quiero perder mucho el
tiempo, me lo camelo al momento…y lo arrastro hasta mi valle…Y me sonrió con
picardía cuando le dije…Vamos a jugar a los médicos…y me auscultó el pecho con
la yema de los dedos, me dio la vuelta para acariciarme entera, me acarició el
cuerpo con el terciopelo de sus besos… y llenó mi vida con su aliento…
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