martes, 12 de enero de 2016

BESOS DEL ALMA MÍA.- (MICRORRELATO)




¿Dónde estarán aquellos besos tan hermosos? Se quedaron en los años mozos, pues no me conformo que en mi boca los quiero todos…¡Besos del alma mía…! Devuélvemelos pronto vida mía…que los necesito todavía…como si fueran la fruta prohibida…Y ahí estás de nuevo, suplicando con las manos juntas…arrastrándote como un perro apaleado, pidiéndome perdón, rogándome un beso por favor…un te quiero…como si yo pudiera olvidar aquellas crueles palabras que me dijiste sin mirarme a la cara…dándome la espalda...Yo sabía que llegaría este día, ¡lo estaba deseando! Y fíjate amigo mío, ahora que al fin has vuelto…ya no te quiero…que quiero a otro, que con un solo beso me ha enamorado el alma…y me ha robado el pensamiento…Y otra vez de nuevo me encuentro caminando y hablando sola…porque…¿qué tendrá de especial ese hombre en realidad para que no lo pueda olvidar? Será que estaba en un momento fatal de debilidad, no lo sé…quizás tan sólo fue una pequeña curiosidad…o que lo necesitaba de verdad y me agarré a él como si fuera un clavo ardiendo…El caso es que lo tengo grabado en lo más hondo de mi ser como si fuera el mayor de los pecados, pues muy honesto no pudo ser que en la primera cita lo acorralé con desvergüenza y descaro…y con gusto, ¿para qué me voy a engañar? Vamos, que me lo llevé al huerto de un zarpazo, porque nada más verlo me entró una risita…la misma que la suya…y ni me lo pensé…Para mí que venía dispuesto a todo, y eso que llegó tardísimo, pero nada más verlo, me dije para mis adentros…Me lo como al primer asalto…y me lo zampé al momento…La verdad es que no opuso resistencia alguna, más bien se dejó hacer todo lo que yo quería…y tú di que lo que yo quiero no se me escapa, porque las cazo al vuelo…y yo quería…Y he ahí el dilema, que ahora no me lo puedo quitar de encima, desde aquél dichoso día que sus labios besé y a su cuerpo me entregué…Me arrancó los besos de la boca como si fuera un lobo hambriento, y yo que lo sabía me aproveché de su aliento y le llené el cuello con el fuego de mi cuerpo y ahora ni duerme él, y yo pensando…me desvelo…Y por eso lo odio tanto…Lo odio por haberme enamorado y esclavizado a su antojo como si fuera una muñeca de trapo, moviendo los hilos a su capricho…hasta que me he hartado de esperarlo, porque me he cansado y ya no pienso más que en olvidarlo…si puedo…Pero…ya llegará mi momento…Tengo sed de venganza y quiero verlo arrastrándose a mis pies, mendigando un beso, un te quiero y por ti estoy que muero…Eso es lo que yo quiero desde el día que me preguntaste cómo estaba, y al decirte yo que muy mal, me dijiste muy ufano…¡Pues ya somos dos, porque me encuentro fatal, fatal! Cuéntame…Y me dejó con la palabra en la boca…y la duda pendiente en mis pesares…y hasta ahora…Y por eso ando cabizbaja…Me dijiste que no pidiera limosna, que el que me quisiera me buscara…Y yo te juro por lo más sagrado que tú ya me estás buscando porque sabes que te he eliminado de mis sentimientos...Que ya no te quiero por todo el daño que me has hecho, que desde aquél maldito día que yo te regalé un beso, ando medio loca desde que me levanto hasta que me acuesto, pero...oye, que esto no se queda así, ¿te has enterado? Miento, miento descaradamente…pues…me gustaría seguir con él todavía…Quisiera que me llamaras por teléfono vida mía y me dijeras al oído…¡Hola tesoro! Como me decías cada mañana antes del alba…Es que lo quiero, lo quiero a rabiar, me tiene enamorada perdida como si fuera adicta a sus besos…y los ando buscando por las calles, por el aire, el viento…y los llamo a voces, y allá donde voy pregunto…¡Besos del alma mía…! ¿Dónde estarán aquellos besos tan hermosos? Se quedaron en los años mozos…Pues no me conformo, que en mi boca los quiero todos…Los que nos asaltaban entre las matas de los jardines, apoyada en el árbol aquél suspirando mil pasiones bajo la luz de la luna…y el olor de las flores…Los que a escondida nos entrelazaba en cualquier esquina caminito del instituto…cuando no había nadie a la vista…con el candor de mi arrebolada mirada, y el arrebato de tu despierta juventud a punto de estallar…o…quizás fueron aquellos besos en el cine cuando se apagaban las luces, y sentados en la última fila…un mano a mano de lo más desesperado, con el silencio susurrante de las parejas que estaban en la misma pose que nosotros dos…Pero los que más quisiera tener en mi boca todavía, son aquellos besos que me dabas con la urgencia y desenfreno en el portal de mi casa…antes de que mi madre me llamara a voces desde la ventana…¿te acuerdas? ¡Cómo me gustaban, madrecita de mi vida…y qué ricos sabían…! Pues ni jardín, ni instituto, ni cine…ni árboles, ni luna, ni mil flores…que los que más deseo tener en mi boca son los del portal de mi casa cuando me llamaba mi madre… Y por eso los he rescatado de nuevo con las letras del recuerdo y me traigan aquellos besos del alma mía…Que no se detenga ni tu boca ni la mía…que los necesito todavía…

No hay comentarios:

Publicar un comentario