¡Ay Dios mío! Dime que esto que me está pasando no es un
sueño, dime que éste amor tan grande que siento es sincero y verdadero…Me
desborda el alma y se me arrebola el pensamiento…hasta siento saltar el corazón
en el pecho cada vez que me despierto y leo sus palabras…buenos días cielo…y
buenas noches cuando me acuesto…Y es que si yo os contara el calvario que he
vivido durante tantos años… ¿quién sabe? Quizás mañana me dedique a relatar
toda la odisea, pues es la aventura más extravagante que se pueda una imaginar,
pero que tarde o temprano la tendré que contar…Nací hace setenta y un años en
un pueblo de Galicia donde los valles y los montes era todo lo que tenía a
vista…Era el paisaje más hermoso del mundo y para mí la alegría de mi vida ir a
bañarme en el río aquél que atravesaba los valles con la gracia de los
cañaverales…Mi niñez pasó desapercibida por mi vida como si fuera un perrillo a
expensas de que su amo lo sacara a pasear por los prados, pues era tan tímida y
cortita que no me atrevía a abrir la boca, sobre todo en la escuela, donde
todas las niñas me daban de lado por lista y por fea…Era muy empollona, pero
fea, muy fea, además tampoco es que me acompañara el cuerpo, algo recto, más
bien era como un tronco, sin formas…y gordita...hasta que llegué a la pubertad
y me di cuenta de que en el baile de los domingos ningún muchacho me sacaba a
bailar…Me quedaba sentadita con la mirada baja, solita y muy triste, así que
decidí estudiar magisterio, pues mis padres se empeñaron de que me iba a quedar
soltera…por fea…Ellos no me lo decían, pero yo lo sabía y lo tenía más que
asumido, sobre todo cuando vi que a todas las chicas le salían novios y se
casaban de blanco, y vírgenes…como sigo yo aún…y a mis años…Nunca he tenido
novio, ni siquiera un pretendiente, nadie ha cogido mi mano ni para ayudarme a
subir al tren o al autobús…No sé lo que es beso de hombre en mis labios, ni
caricias en mi pecho, ni en mi cuerpo…Una vez un muchacho me siguió desde mi
casa hasta la plaza del pueblo, y yo creyendo que era por mí, resulta que había
hecho una apuesta con unos cuantos para decirme lo fea que era delante de los
amigos, tan sólo para reírse de mí…Y lo consiguió, él y sus amigos que se
carcajearon cuando me vieron correr, pero no lloré hasta que llegué a mi casa que
me encerré en el cuarto, y me hinché de llorar en silencio…Me desnudé y me miré
al espejo y me pareció verme más delgada, pero fea... Luego les dije a mis
padres que me iba a presentar a unas oposiciones porque necesitaban plazas en
el centro de la capital…En La Coruña…Y por eso les cuento…Estuve buscando piso
de alquiler, y al final encontré uno a las afueras de la ciudad, el cual he
compartido con una chica más fea que yo, más gruesa y para colmo no le gustaban
los hombres, o sea que era lesbiana…y eso sí, se acostaba con ellas porque me
lo contaba…y me daba una vergüenza…Así que decidí cambiarme a otro dos calles
más lejos, pero me daba igual porque a veces tenía miedo de que una noche se le
ocurriera meterse en la cama, y la curiosidad por el sexo me hiciera caer en un
mundo que no quisiera ni pensar porque a mí realmente me gustaban los hombres…y
mucho…Siempre me fijaba en los más guapos, ¡qué cosas por Dios! Hasta tenía
unas fantasías eróticas que si me pusiera a describirla saltarían las chispas por
las redes sociales y sería el blanco de todo el mundo…He pasado más de media
vida suspirando de amor e imaginando escenas dentro de mi cabeza de lo más
variopinta y llenas de pasiones ocultas y secretas, que por fea nunca llevé a
cabo con hombres físicamente, pero había noches tan intensas y ardientes que
mis manos se disparaban como alma que lleva el diablo…Menos mal que todos los
domingos me confesaba y comulgaba y como si nada, pues me educaron a la antigua
usanza y eso que yo hacía era muy feo además de pecado mortal…He vivido toda mi
juventud y madurez siendo esclava de mi educación y de mi fealdad, y por eso he
sufrido y he padecido el calvario más grande que un ser humano se pueda
imaginar, pues entre humillaciones e insultos, apenas he salido a la calle y me
tiraba encerrada todos los fines de semana en casa atiborrándome de dulces, por
lo que estaba cada vez más gorda y deformada. El caso es que me jubilé, así que
al estar ya liberada de obligaciones, hice mi maleta y para el pueblo de
nuevo…Necesito cariño, tengo mucha falta de compañía, pues en la soledad de mis
noches, el silencio se hace eco de mi voz y hasta me duelen los oídos de la
mudez de mis suspiros...No hablo con nadie para compartir mis penas y mis
inquietudes, que a veces me asaltan rompiendo a llorar
desconsoladamente...Estoy muy triste, nadie me quiere…Necesito besos y abrazos
de hombre que me apriete y me haga sentir la pasión hasta gritar de placer,
pues mi cuerpo está reclamando un poco de amor, y es tan grande la tristeza que
me embarga, que en éstos momentos de mi vida tan sólo quisiera morir...Hasta
que lo conocí a través de Internet...
Continuará…
Continuará…
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