lunes, 18 de enero de 2016

EL ECO DE TU VOZ.- (MICRORRELATO)




Y este hombre que se creía el dueño de mis sentimientos, apareciendo y desapareciendo, teniéndome cuando le venía en gana, ahora que la indiferencia marcó distancia, me busca por todas partes…como si yo quisiera que me encontrara…Me perdiste, me perdiste y lo sabes mejor que nadie…y es que los que se piensan que son  los dueños de los cuerpos y los sentimientos de las mujeres, son los peores, pues con tal que le pones los puntos sobre las íes, se les llenan la mente de soberbia y no dan para más…Por eso ando sola y perdida…esperando que me detengan para no caer de nuevo en sus brazos…Ven rápido a por mí que ya están los lobos acechando al otro lado, buscándome por todas partes, con la pena en la mirada, en el gesto, en los andares…y yo soy tan débil…lo mismo que la oveja descarriada, esa que según la biblia es la oveja maldita…no se dan cuenta de que tan sólo soy una mujer enamorada…Me puede, me puede el pesar de él en mis sienes, que me martillean como si quisieran explotar…Pobre de mí, siempre pendiente de ti, llena de flaquezas por tu amor...Son las flaquezas del alma que me perturban llenándome la cabeza de pesadumbre entre tinieblas, siempre a oscuras tanteando el camino con las manos, y andando por terrenos resbaladizos… ¡Ay Dios mío! Quítame a éste hombre de la cabeza que ya soy bien mayorcita y lo que tengo que hacer es estar con mis amigas jugando a las cartas y tomando café en cualquier bar de la ciudad…¿Qué dices? Le contestó el corazón a la razón…Tú lo que tienes que hacer es seguir las flechas del amor…Y en éste lamento mío te encontré o quizás eras tú el que me buscabas a mí…Fueron tus palabras tan llenas de comprensión que me arrebataron el corazón, me comprendiste enseguida, todos mis desvelos y ahora mis noches de velas eres tú en el recuerdo…Hay que ver las trampas que nos pone el tiempo a través de la edad, pues siempre me había fijado en los hombres guapos, altos y delgados…casi perfectos…pero tú llegaste con esa sonrisa que me recordaron la niña de mi vida, y la mirada transparente de las aguas cristalinas de los mares de la tierra mía…y se me encendieron las pupilas como si estuviera mirando las fogatas de San Juan y saltaron chispas de fuego hacia el cielo…desde el volcán de mi cuerpo…que antes de darte dos besos en la cara, no sé qué es lo que sentí pero era como abrasándome el rostro y el cuerpo, que me dieron ganas de besarte la boca como si tuviera hambre de comerte todo, todo…¡madre mía, cómo me gustaste ese día…! Y es que viniste galopando en tu caballo bayo y yo como jaca torda te arrastré por los senderos salvajes de mi piel…Y hasta ahora que no paro de pensarte ni un momento de mi vida, como si hubiéramos sido novios toda la vida…Quizás este obsesionada pues no lo puedo comprender, ya lo dice el refrán…No digas nunca de ésta agua no beberé…¡vaya que sí! que me estoy ahogando en un tonel, que me falta el aire desde que no sé de ti, ¡maldita sea tu estampa! Y es que estoy enfadada, muy enfadada conmigo misma por hablar tanto y alardear de esto y lo otro, que ahora me tengo que tragar todas mis palabras…pues qué será que no pueda echarte de mi cabeza que pareces una neurona ahí pegadita…¿Cómo me ha podido pasar esto a mí? Siempre he sido tan selectiva y fíjate de quien me he enamorado de un hombre normal, alto sí, pero normal, y cuando digo normal es que no es un modelo que camina por las pasarelas, más bien éstos que les gustan el buen comer, y no conozco a ningún glotón que esté delgado como un espárrago, vamos que está hermoso y bien criado…Seguro que has querido castigarme, ya lo decía mi madre, ¡qué lista era! No quieres caldo, ¡pues toma dos tazas! ¡Ay madrecita de mi vida, si me vieras no me reconocerías! No me reconozco ni yo…con lo que yo me reía antes de éste tipo de cosas, y ahora fíjate…deben ser cosas de la edad, ésta en la que una empieza a valorar y comprender lo que es auténtico, aunque para ser sincera, en éste momento vivo en una penumbra de incertidumbres…Llegaste como una moto, arrasando con todo mi cuerpo, adueñándote de mis sentidos, de mi sonrisa y ahora que la has hecho tuya, me has dejado con la pena pintada en mi rostro…Y es que a veces me dejo llevar por mí querer y no pienso en las consecuencias que puedan llegar después, pero que no me arrepiento…Tu sabes que tuve esa debilidad y ya te he pedido perdón, pero creo que te lo has tomado muy a pecho, lo sé, te hice daño, pero tú también me lo hiciste a mí…Somos mayorcitos, pero se ve que en cosas de amores no hemos crecido, por eso te comprendo y aunque me duela en lo más hondo de mi ser, ahí tienes tu espacio, quizás quieras razonar y se te pase esa pataleta de una vez por todas…pero no me olvides, piensa en mí como yo en ti…y si tú a mí no me quieres, entonces será que nunca me has querido…Me gustaría detener el tiempo en aquél momento que te regalé mil besos…Quisiera tener una varita mágica para apartarte de mí…Y mira que ha pasado ya tiempo, y ahí estás tú rondando permanentemente, como si hubiera sido ayer cuando te besé y tú me estampaste contra la pared que parecíamos dos salamanquesas peleándonos por un bocado, ¡por Dios! Esos cálidos besos llenos de deseo por mi boca y mi cuerpo, es lo que yo quiero para apagar éste fuego que me está quemando el alma…No me dejes sola, mi amor, no me dejes tirada, ven rápido a por mí…o dame un motivo para que pueda olvidarte…Búscame entre líneas como hacías antes, esas que yo deslizo cada día para ti y tú me comentabas y me enviabas flores que calmaban mi sed de venganza y llenaban mi vida de esperanza…Tan sólo por un fallo mío no has de condenarme al infierno…porque… ¿Qué voy a hacer yo si soy así de imperfecta? Perdóname o quítate de mis pensamientos y no sigas latiendo en mi corazón como si fuera el tuyo y vive tu libertad, y déjate de quejarte tanto porque aunque no te lo creas, en el silencio de la noche, el eco de tu voz se instala dentro de mi corazón y me trae tus lamentos, porque yo te oigo, ¿te enteras? Sé que estás aquí, en mi cabeza, y eso es porque caminas en mis pensamientos, no me engañes, y acepta de una vez que sigues enamorado, pero no se te ocurra volver nada más que cuando tengas algo que decirme…y lo tienes ¿verdad? Y si no es así, lárgate de una vez de mí, de mis pensares, mis sueños y mi cuerpo…que se me apasiona cada vez que te traigo al recuerdo…y no es que yo te traiga, sino que tú vienes cada noche enredándote entre ellos  para que nunca me olvide de tus besos…y te sienta respirar en mi pecho…

No hay comentarios:

Publicar un comentario