domingo, 21 de junio de 2015

A LA MERCED DE LOS LATIDOS.- (MICRORRELATO)



Ese hombre que me enamoró era un mujeriego empedernido que se liaba con cualquier mujer que se le pusiera a tiro, y mira por dónde entré en su vida como un ciclón, le entregué mis besos y abrazos y hasta el corazón, y por eso él ha seguido durante tantos años, debe ser que somos iguales…Y por eso tienes miedo de verme en tu espejo, que te adivino los pensamientos antes de salir de tu cerebro…Pensativa y cabizbaja caminaba sin rumbo, dejándome mecer por el vaivén de mis propias caderas, casi sonámbula…Una lágrima huidiza resbalaba por mi rostro al mismo tiempo que me compadecía de mí misma, pensando en cómo me había podido dejar llevar por esas ansias de abrazarlo, tan sólo para saciar sus ardientes besos de pasión...No aguanto más, me tiene harta tanta hipocresía barata y de mal gusto…Me ahogo, me asfixio, estoy a punto del colapso, me va a explotar la sangre por dentro…Me siento vapuleada por mis propios sentimientos que se me desbordan por los cuatro costados, y es que ha llegado un momento que ya no aguanto más y tarde o temprano tendré que enfrentarme a la realidad. Esto de vivir al borde del abismo es como andar por la cuerda floja y ya no tengo ni tiempo ni edad para ir dando tropezones porque llegará un momento que me caeré y nunca me podré levantar…Sus palabras devoradoras de hombre a mujer me recorren el cuerpo por dentro de tal manera, que me arrastran y tiran de mi alma hacia sus brazos…Me llama a voces, me grita desde lo más profundo de su corazón, son sus cinco sentidos los que pone en cada encuentro…Es la esencia misma del amor cuando me tiene sobre sus rodillas abanicando cada suspiro con los besos de su entrecortada respiración…Y me mira a los ojos mientras una sonrisa cómplice se adueña de su boca y la mía, cuando me hace suya con la obediencia de mis latidos, siempre puesto en las exigencias de su cuerpo que se tambalea ante el ritmo de mi loca pasión…Estoy cansada de tanto batallar…Se lo tendré que decir, pues es demasiado peso para mí…Se lo diré de frente, mirándolo a los ojos y con toda mi boca…Eso de que ahora si y luego no, ¡ni hablar! Valgo demasiado como mujer, sobre todo como persona y no tiene derecho a mentirme como si fuera una chiquilla, ¡vamos hombre! Ni que estuviera con la edad del pavo…pero… ¿Qué se habrá creído ese hombre? Eso era lo que sentía cada dos por tres, pero siempre que me llamaba caía rendida a sus pies…No debería quererte y te quiero, no debería pensarte y te pienso, no debería desearte y te tengo antes del intento...Mira que me lo avisaron desde un principio, que ese tipo no era trigo limpio, que era un mujeriego y se liaba con la primera que se le cruzara en el camino, pero seguí con él…No me importaba nada, me daba igual todo, tenía una venda en los ojos que no me dejaban ver, tan sólo pensaba que yo podría ser la última mujer de su vida…La vida mía…Triste corazón, apenas puede latir tan sólo como está en la mentira de mi existir…Y ahí que estabas tú, buscándome como un loco por toda la ciudad, salí corriendo y juntos de las manos nos fuimos a pasear por lugares alejados de la gente donde podernos abrazar y besarnos como dos enamorados, amantes de nuestros labios, siempre tan llenos de deseo…Te dije que te quería, me dijiste que algún día sería tuya, te dije que me gustaría caminar siempre juntos por jardines, calles y visitar otras capitales, me dijiste que te encantaría estar conmigo en la playa de noche y tumbados en la arena, te dije que mejor estaría en el mástil de tu barco velero como vela ondeando al viento…Mira que cambio de opinión, no sé para qué tantas mentiras que me digo a mí misma, es verlo y me rindo, ¡qué ilusa soy! Dios mío dame fortaleza…Me dijiste que me sentara en un banco del jardín más cercano y me senté a horcajadas, te besé la boca y te conté todos mis deseos y cuando te dije te quiero, me llenaste el cuerpo de fuego…Soy muy débil, lo sé, pero es que me gusta tanto su querer…Y después me contaste las tardes que pasas solito y muerto de miedo…Miedo de perderme, miedo de quererme tanto y miedo de no saber qué es lo que estoy haciendo cuando no me ves ni yo te veo…Un mar de dudas me invadía por dentro de tal manera que no sabía si seguir caminando a tu lado o salir huyendo de ti o de mis propios sentimientos…No puedo seguir mi vida sin ti, ya es una realidad y no me hago a la idea de perderte…Y mientras me besabas en ese banco del jardín escondido entre ramas y árboles, me miraste a la cara y me dijiste te quiero de nuevo vida mía…Te quiero, te necesito y te deseo…Tres palabras metidas en una frase maldita para mi alma y mi corazón que aún martillean mis descontrolados sentimientos, lo mismo que un caballo galopando al viento…Desde el primer día que te ví caminando, hace ya tanto tiempo que hasta esas cuántas líneas que tienes en la cara te hacen cada día más bonita, chiquilla mía…Voy a morir de amor por ti…Me preguntaste si te quería como eras tan mayor y tan arrugado y te besé la boca lo mismo que el primer día de nuestra vida…Y ahora estoy aquí tratando de adivinar y descifrar aquella frase al caminar, preguntándome a la vez qué había en el trasfondo…Me dijiste que me tenías cada vez que querías...Aún sonaban tus palabras en mis oídos cuando de repente pude prestar atención a esos dardos venenosos que fueron los que me abrieron los ojos para siempre…Y por eso llevo días sin quererte ver…Ojos que no ven corazón que no siente…Eso dice la gente…Lo que tú no sabes es que me tienes cuando quiero que me busques para que me tengas y me quieras, porque el trasfondo de todo, es que somos dos almas gemelas a la merced de los latidos del corazón y de nuestro cuerpo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario