sábado, 16 de mayo de 2015

CON LA AGONÍA DE MIS ADENTROS.- (MICRORRELATO)




Me siento bien, fuerte y poderosa, hay algo en mi interior que me dice que la felicidad está dentro de mí. Me encuentro verdaderamente la dueña de mi vida y de mis palabras, son las que escribo y digo en voz alta porque quiero que se lean y escuchen…Y por eso tienes tanto miedo. Temes ser esclavo de mis sueños siendo yo tu pesadilla. Temes saber tanto de mí y aunque haces y deshaces, ya sabes lo que quiero y te asustan mis sentimientos…Me conoces tan bien que hasta tienes miedo de mis pensamientos, de mis anhelos y de mis deseos…Siempre te has jactado que dominabas mis maneras, presumiendo que comía de tu mano, como una perrita sumisa y obediente, montándome como potranca galopando al son de tu fusta, y aún no te has enterado que la sumisión que poseo es porque te llevo por desfiladeros cuestas arriba hasta las verdes praderas y de un  frenazo te tiro y te derribo y entre cañadas te hociqueo los cardenales de tu cuerpo…y te llevo a mi terreno…Tanto tiempo deshojando la margarita es como el cuento de pan y pimiento, pues como dos niños jugando al escondite es lo que nos atrae y nos repele, y entre que sí y que no, al final nos comemos el uno al otro cuando queremos y nos da la gana, y es que éste amor tan raro y fuerte a la vez es como la cadena de hierro, esa que teniendo el candado echado, la abrimos y la cerramos con la necesidad del deseo…Deseo tenerte a mi lado, comerte los labios a bocado y decirte al oído cuanto te quiero…Quiero estrangular con mis manos los pecados que tienes abajo, pues como capitana del timón de tu barco quisiera guiarte hasta la orilla, tumbarte en la arena y sentarme en tu vientre, cantarte la nana del vaivén de las olas y decirte al oído…Eres un polizonte escondido en el camarote de mi cuerpo, eres el viento que sopla mis velas, eres el mástil de mi barca…Y tú que me escuchas, me entrelazas las manos a las espaldas dejándome el alma a la deriva de vaivén de las tuyas como si fueras la brújula de mis pasiones, la veleta de mis deseos y el demonio de mis infiernos…Me tienes cuando quieres y quiero y cuando consigues lo que yo te regalo, te vas, me dejas y me intentas olvidar, pero no, estoy ahí, metida en tu cabeza y por eso utilizas tantas estrategias conmigo sabiendo de antemano que al final te rindes a mi paso, ¡fíjate cómo te conozco! Que hoy cuando me vistes subir por la pendiente te agachaste para ver lo que llevaba bajo la falda…Por eso me giré y te pillé con la picardía en tus labios…y yo que lo sé te guiñe un ojo y te quedaste con la miel en los labios…Por eso no tengo miedo de perderte, porque no puedes vivir sin mí, ¡fíjate qué cosas se me ocurren sentir! que hasta presiento tus pensamientos y sé cada movimiento de tu cuerpo…Sabía de antemano que te iba a encontrar en mi caminar, y corrí tras de ti. Corría a tus brazos y de un salto me abalancé sobre tu cuello y te comí la boca a retazos, apenas podías creerlo, y sin perder más tiempos me llevaste de la mano, hacía una mañana tan fresca y rica que me adelanté y aleteando con los brazos al aire te dije…¡Mira cómo vuelo! ¡Libre, libre me siento como paloma al viento! Y tú me miraste y me dijiste…Para, para chiquilla, no hagas eso y yo sonriendo…Pero, ¿a qué le tienes miedo? Quizás pensaste que saldría volando por los cielos…Sabes que no, que por los cielos, no, pero de tu vida si…Te asusta tanta libertad que desprendo en mi estilo y en mi manera de pensar, siempre tan endiabladamente pasional. Me dijiste que derrochaba alegría y ganas de vivir la vida loca, porque muchas veces me llamas, loca…No mi amor, loca no, sino viva. Viva por esa mirada ardiente tuya que no paras de decirme cuánto me deseas sin hablar siquiera, tan sólo ese huidizo y triste pestañeo que tienes cuando sabes que me pierdes…Me pierdes si me dejas de ver, si no te encuentro en mi camino aunque sea sólo una vez, un momento, un instante, porque yo te necesito, ¿te enteras? Necesito tenerte a mi vera un par de segundos, lo justo para rozarte los labios con los míos, o lanzarte un beso. Ese que tu y yo sabemos que nos tiramos con los dedos y que yo con mis manos los cojo al vuelo, ¡fíjate, qué cosas hacemos! que parecemos dos niños, siendo ya abuelos y es que será que no hemos crecido, que necesitamos el alimento de la vida como es ésta extraña forma de querer tan inocente y fogosa a la vez, que te quiero de noche y de día y tú sin olvidarme todavía…Y por eso me encuentro de nuevo en la duda de ese tira y afloja que tienes cuando pasas por mi lado con la indiferencia pintada en tu cara y otras veces te duele el verme y sales en mi busca como si temieras perderme, aligerando el paso corriendo como hombre hambriento, pidiendo limosna, y me paras, y me preguntas y me coges de las manos…Y me enlazas por la cintura con una fuerza diabólica con tal ansiedad en tu abrazo y en tu boca que me vuelve loca, loca…Y me retienes y me miras a los ojos con la pasión de tu entrecejo, haciéndome ver cuánto amor hay en ese mirar tuyo, dándome a entender que me quieres a pesar de los pesares…Y luego me dejas y te vas y te vuelves para que no me olvide que estarás ahí esperando, y yo que te quiero, me dejo querer mientras tanto, pues no hay otra manera de dejar éste amor tan raro que nos trae y nos lleva como si fuéramos títeres en sus manos. Éste amor tan estrafalario sabe demasiado, quizás hasta tenga razón o es que le dimos vida con nuestra pasión…Una pasión loca y desvergonzada, ya ni repara en nada…Por eso me arrastraste hasta la pendiente donde el follaje verde nos tapaba hasta las sienes, me sentaste sobre tus rodillas, me abrazaste la cintura y me buscaste la boca con la ansiedad del fuego, y yo que estaba ardiendo tuve que apagarla con la frescura de mis besos…Me doblaste el cuerpo hasta tocar mi cabeza la hierba del suelo y antes de cerrar mis ojos grité tu nombre con los suspiros del infierno…y desgarrando tu garganta me llevaste hasta el cielo con la agonía de mis adentros…





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