No podía seguir sin ti ya mi amor y
aún sabiendo que luego me dejarías apartada de tu vida, caí bajo el yugo de tu amor,
soy una mujer débil, ¿sabes?.. Bueno, no, es que te quiero, ese es el problema,
que te quiero y ya no tengo remedio...Me amarraste a ti de una manera tan sutil
que te echo de menos…Echo de menos tus manos alrededor de mi cuello y tu boca
buscando mis besos...Echo de menos la mirada de tus ojos y la sonrisa de tus
labios sabiendo lo que te quiero…Echo de menos el sudor de tu cuerpo y el
aliento de tus brazos oliendo a deseo…Por eso te busco por las calles donde una
vez tú y yo paseábamos cogidos de la manos, hablando de esto y aquello,
haciendo planes, ¡que ilusa! Que todas esas cosas que me decías me las creí…Y
es que he crecido muy poco ¿sabes? Soy la típica niña mujer, si, si. Esas que
nunca dejan de soñar y por eso me dejé llevar por tus palabras de amor, y por
tus locos abrazos de pasión, ¡mira que me gustan, eh!…Me enardecen y me
arrebatan de tal manera que enloquezco y ya no tengo límites…Me dejo llevar por
mis instintos más pueriles, ¡qué cosas por Dios!…Esa manera suya de mirarme
detenidamente como repasando cada detalle de mi cuerpo...Esa ansiedad que
desprende sus ojos cuando me cruzo en su caminar, que hasta siento su
respiración cuando huele mi paso al andar...Esa mirada sosegada y ardiente que
tiene en su forma de observar, es la que me acarició el alma y me cautivó el
corazón, y por eso hace conmigo lo que quiere. Me tiene dominada y aunque no
quisiera que se diera cuenta, al final caigo como una colegiala. A veces me
hago la fuerte, pero nada, tan sólo verlo ya me tiemblan las piernas, las manos
y la voz no me sale del pecho…Debe ser que estoy muy enamorada…En el fondo me
encantan éstas emociones que siento dentro de mi alma, es como si el néctar de
la vida corriera por mi venas, ¡es una sensación fantástica…! Por eso aquél día
como una guitarra me abandoné a tu cuerpo, dejándote tocar las cuerdas a la
merced de tus hábiles dedos…y mientras sonaba la sonata, te mecí en mis brazos
y te canté una nana con las notas del pentagrama de mi alma…Sé que te asusta
sentir tanta pasión. Estás acostumbrado al simple rollo de primavera donde sólo
existe sexo puro y duro, y cuando se acaba si te he visto no me acuerdo, pero
conmigo te has equivocado…Y por eso me fui. Ya no quiero verte más. Me has
hecho daño…Estoy muy triste y siento lástima hasta de mí al saberme tan ilusa e
ignorante…Desandando el camino voy, donde tú y yo una vez nos dimos las manos
con nuestros pasos…Y ese hombre que tanto miedo tiene a enamorarse, ese hombre
no para de estar en mi cabeza…Será que me piensa lo mismo que yo a él porque estamos
unidos como rama a hojita de laurel. Al final caíste en la red del debate
diabólico del amor donde razón y corazón nunca se ponen de acuerdo…Resulta que
te has enamorado por primera vez, ¡fíjate las trampas que pone la vida a los
vividores del sexo! Sobre todo a los hombres fríos y calculadores como tú, que
desde que se levantan hasta que se acuestan tiene en mente una meta, conquistar
a cualquier mujer y llevársela a la cama y hasta mañana bonita…¡Qué vacuidad! Y
ahora se va por otros lugares, ya no me busca entre matorrales, ya no quiere
mis besos, pero anda siempre con un pellizco en lo más profundo de su pecho, su
estómago…Su vida entera me pertenece y aunque no se lo crea, olvidarme no
puede…Ahora que sabe de mis pasiones, besos y abrazos… Ahora no lo puede borrar
de un brochazo, pero ya no quiero yo. Tengo miedo que vuelvas a hacerme daño.
Por eso ya no te espero como antes y lo sabes. Me has querido doblegar, pero no
pienso ceder. Me siento libre como las palomas…No, miento, me engaño sola, ese
es el problema, que te quiero, ya no tengo remedio, ¿qué más quisiera yo que
olvidarte y encontrar otro amor? Pero no, ya no puede ser. Estoy tan unida a
ti…y mira que pongo resistencia, pero no…y tu lo mismo. Somos dos almas
errantes que vagan por el escenario del amor incontrolable, así, como tal cosa,
y aunque ahora estás que si sí, que si no, yo sé que me buscas, lo mismo que el
otro día que te vi entre las ramas de los árboles esperándome, y cuando me
viste pasar, te pusiste casi al lado en mi caminar y como no te hice caso, te
colocaste de frente para ver si te hacía algún gesto con la cara… Una señal,
una sonrisa, pero nada, seguí como si fueras una farola más de las que hay al
borde de la carretera, y como te ignoré te pusiste hecho una fiera, ¡vaya que
sí! Que eres una fiera salvaje cuando ves que ya no me preocupo de ti, que me
eres indiferente, porque ya me cansé, ¿te enteras? Te crees que puedes hacer lo
que quieras conmigo, ¡déjame en paz que bastante hemos tenido y ya no me da la
gana seguir ese royo tuyo que tienes entre las nalgas! Agachó la cabeza y se
marchó…¡Madre mía lo que me entró por el cuerpo! Me giré sobre mis talones y
salí corriendo hacia él y de un brinco me ensarté en su espeto como sardina al
fuego, y atrayéndole del cuello le susurré al oído…haz lo que quieras conmigo,
dame todas las vueltas que quieras en el fuego de tu hoguera que antes de
dejarme en raspa te clavaré mis espinas en tus espaldas…tómate tu tiempo, amor
mío, que antes de que me quede sin raspa gritaré tu nombre con las espinas de
mi alma…Ahora me sigue a todas partes por donde ando, me busca los labios para
que sienta cómo me besan, haciéndome suya de una manera irresistible, porque
nada más que mirarme ya sé hasta lo que piensan esos ojos delatores, que echan
fuego quemándome por dentro las ganas de tenerlo entre mis recovecos…Y es que
esa mirada sosegada y tranquila que tiene tan particular, me acarició el alma y
me rompió el corazón…
No hay comentarios:
Publicar un comentario