Dicen las malas lenguas que la venganza es un plato que se
sirve frío, y verdad debe ser cuando me dejé llevar por la frialdad de su ser,
y por eso…Vengativa, eres una vengativa…Me dijiste al pasar con toda la ira de
tu maldad… ¡Vengativa yo! ¡Anda ya! ¿Por qué? ¡Venga, dígame usted porqué! Además
que… ¿Qué motivo tengo yo para vengarme de usted? Frunce el ceño y mira hacia todas
partes, como si con él no fuera la cosa, me observa y al momento que quiere
responder, le contesto…A lo mejor se ha creído usted que me guardo las cosas,
que no olvido nunca y que soy rencorosa, ¿verdad? ¡Já! Eso no te lo crees ni
tú, ¿te enteras? Empecé a tutearlo de la rabia que me estaba entrando, pero
chula como ninguna seguí parlando…A ver si te crees que me he vengado por lo que
pasó hace mil años, ¡lo tengo más que olvidado! Y si no lo recuerdo es lo mismo
que si no hubiera pasado, ¡vamos hombre! ¿Qué te piensas? ¿Que eres el único
que ha traspasado el umbral del bosque? Se quedó boquiabierto, perplejo…No se
lo esperaba…Vamos a ver tío… Esto de llamarlo tío le sentó como tres patadas en
las narices, pero…Me importaba un pito, así que continué con el monólogo,
porque a estas alturas de la vida no pensaba guardarme nada…pues…Necesitaba
vaciarme del todo, y no por despecho ni venganza, si no, por dignidad…una tiene
su orgullo, y eso de que la estén vapuleando por los cuatro costados se acabó…Lo
estaba poniendo a caldo…Si tú te has creído que yo me he vengado de ti porque,
cuando te di el primer beso dentro del ascensor, que no paraste de darle al
botón para arriba y para abajo mientras me metías mano, y al otro día se lo
contaste a tu novia, no sé porqué, porque luego seguiste conmigo y con ella…debe
ser que te conocía bien y pensó que era un desliz pasajero, pero…Se equivocó y te
abandonó, así que…Ándate con cuidado que mujeres que aguante a tíos mujeriegos,
las justas, ¿te enteras? Que llevas más de media vida dando tumbos de flor en
flor como un abejorro, pero…Al final vuelves a mis brazos con el rabo entre las
piernas, porque a mí no me dejas, así que aclárate chiquillo, que ya tienes
canas en las sienes y curvas en el ombligo, y aunque…Después de haberme
traicionado siga contigo…Escucha bien, que el día que me harte, yo te juro por
mi santa madre que me tiro por los arrabales, y a ver si aguantas ese castigo
de besar mi boca sabiendo que otros escucharon mis suspiros, y…Luego no vengas
diciendo que lo hice por venganza, ¿te enteras? Que hace mucho tiempo que olvidé
aquella mañana cuanto te pillé a brazo partido con la limpiadora de las
escaleras, que te quedaste mirándome para que me doliera la guasa que tenías con
ella, y no contento con eso, te metiste en el cuartillo del portal y os
quedasteis encerrados más de media hora…a saber lo que hicisteis, ¡nada bueno!
Que conociéndote como te conozco, ni un pulpo tiene tantos tentáculos para
compartirlo con la dicha señora, pero…Que a mí ni fu ni fa, que ni me acuerdo,
a ver si vas a pensar que soy una tontorrona y busco venganzas, que por mí como
si te tiras a medio barrio, ¡olvidadas están todas tus infidelidades! Hasta cuando
te vi mirando descaradamente a la rubia de bote del supermercado con cara de cordero
degollado, ¡los ojos se te salían de las órbitas mirándole el canalillo del pecho!
¿Qué te creías que no me daba cuenta? Por mí está todo olvidado, ni siquiera me
acuerdo del mamoneo que tenía contigo la muy zorra…A lo mejor todavía sigues
pensando que por despecho y rencor, me he vengado de ti yéndome con otros
hombres…A ver si te enteras de una vez por todas, que no me interesas…¡Que
estoy de vuelta tío! Y que me dejes en paz…No te quiero, así que hazme un favor…Desaparece
de mi vista, ¡humo! Me giré y seguí caminando, cuando de repente sus brazos me sujetaron
por la espalda…Me atrajo sobre su pecho y me comió la boca a pedazos, y yo…Que
no me lo esperaba, me dejé arrastrar hasta que sentí en mi cuerpo la llamada de
su aldaba, y por venganza…cerré las puertas de mi casa y lo dejé con las ganas…
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