Dicen las malas lenguas que el roce hace el cariño, y verdad
ha de ser cuando apenas pienso en tu querer, pero…Hay noches que cuando
despierto me vienes al pensamiento, y se me llenan los ojos de sentimientos, y
lloro… ¿Lloras? Sí…lloro, se me saltan las lágrimas, y la verdad no sé por qué
cuando realmente soy yo la que se aleja de tu querer…Se queda mirándome triste
y cabizbajo…Me da una pena más grande…no lo puedo evitar…será que todavía lo
quiero…Sí, sí, eso debe ser porque aún lo siento dentro de mi ser, pero…Temo
contagiarme y lo sabes, y por eso…No deberías insistir en llamarme, ni hacer
nada por verme, porque cuando tú te acercas a mí, y yo te rechazo, me voy caminando
triste, muy triste, bien lo sabe Dios del cielo, que eso de verte con los ojos
en llamas, me rompe el alma…Lo sé, últimamente no dejas que me acerque, y temo
que el deseo que siento por ti se vaya desvaneciendo…Mejor...le dije…Así no
habrá tanto dolor y sufrimiento por parte de los dos…pues…Este deseo constante que
ata y encadena, no debe ser bueno ni para ti ni para mí…Es como si fuéramos
esclavos de nuestras propias pasiones, que ya sobrepasa lo humanamente conocido…Es
una dependencia total de las flaquezas…mis flaquezas, porque…Si tú supieras las
imágenes que se pasean por mis pensamientos cada vez que tropiezo con algún
callejón oscuro…te volverías loco de furor, porque te estás perdiendo los
mejores suspiros que se lleva el viento…y no es que esté obsesionada contigo…No,
no, para nada, pero…Siento un escozor en mis adentros, y unos picotazos en el
pecho que ya no sé si eres tú el que está pensando en mí, o soy yo la que te traigo
hasta aquí…pues…Es tal la ansiedad que me entra cuando veo lugares estratégicos,
árboles frondosos con ramas por todas partes y arroyos entre cañaverales, que las
escenas de amores platónicos se recrean en mi cuerpo como si las estuviera viviendo
al momento, y no tengo más remedio que recordar la cantidad de veces que nos
íbamos a faldear entre ellas, y es que…Hay un no sé qué en el rastro aquél, que
las huellas que dejaste en el camino, me arrastran a seguirte en tu sino…pues…Según
voy caminando los aspavientos de mis manos van atrapando cada gesto de tus
reclamos, trayéndome los gritos de los sentidos, y es tal la intensidad de la
pasión que me une a ti, que me dan ganas de gritar al viento…¡Madre mía cuánto lo
deseo! Debe ser que los besos tienen memoria y allá donde voy me vienen al pensamiento,
y yo que estoy loquita por sentirlos en mi boca de nuevo…Suspiro con su
recuerdo, porque…Si tú supieras las ganas que tengo de abrazarte de nuevo, no
habría ni un obstáculos para llegar volando hacia mi cuerpo, pero…Como ni tú ni
yo estamos por la labor de contagiarnos con ese bicho maldito, que sin permiso
se ha colocado en medio del hampa…la verdad, me retengo y lo maldigo, porque me
ha partido la vida por la mitad…pues…Miro a mi alrededor y pienso…¿Para qué
tanto ardor cuando las razones pueden matar al corazón? Y por eso…Doy gracias al
cielo reclamando tus besos al viento con el ardid del pensamiento, que sin excusa
alguna, me permite el lujo de amarte a todas horas y a destiempo, y tú que oyes
mis quejidos a lo lejos, me aclamas con rabia y deseo los suspiros que se
quedaron en el confinamiento…
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