Dicen las malas lenguas que cuando a
una persona le muestra su espejo, se diluyen los demonios de los deseos,
alejándose de por vida la sombra de las iras…pues…Viéndose reflejado en el
fuego de los infiernos, el agua va fluyendo apagando ese amor tan turbulento…Y
eso fue lo que me ocurrió a mí, que…Te buscaba por todas partes para besarte y
abrazarte, dependía tanto de ti, que si no te veía, ni comía ni dormía, pasándome
todas las horas del día dando vueltas por la casa como una perra enjaulada, con
los nervios a flor de piel, la mirada perdida, ausente…y unas ganas de matarme
para que sufrieras el castigo de no volverme a ver, porque…Te amaba más que a
mi vida…que como agua a fuego era éste amor ciego…Un amor turbulento, sin límites
ni fronteras que detuvieran debilidades y flaquezas, ¡fíjate cómo te quería! Tan
sólo pensar en no verte, moría antes de perderte, hasta ahora…Ahora que llegó ésta
pandemia confinándome desde los pies a la cabeza, son tantas horas encerrada en
casa que da tiempo de pensar, de meditar y de reflexionar…poner un poco de
orden a la vida…Una vida truculenta, arriesgada y llenita de malas costumbres…pues…Me
acostumbré a quererte, a seguirte por los arrabales de la pendiente, montes y
caminos pedregosos y callejones sin salida donde nos perdíamos por tierras
prohibidas, hasta que llegó el virus y la elocuencia de la hembra debilitó…pues…Una
nueva mujer brota de mi interior, es como si hubiera estado sumergida bajo el
hechizo de la luna, donde aparecen dudas y celos que entorpecen los sentimientos, haciendo que gire alrededor de
su voz, una voz suave, romántica y llena de ardor…y yo, mujer débil, me rindo a
su embrujo…Ese que atraviesa fronteras con el don de la ilusión, dejándome
querer con la inocencia del ayer…Pobre de mí, siempre tras las huellas del antes,
después…¿Qué será de mí? Le pregunto al
instante, y él me contesta…No hay respuesta alguna a las mujeres que nunca
dejarán de soñar que el amor es efímero y mortal…pues…Son los juegos prohibidos
lo que atraen a las parejas a seguir unidas, con la química del sexo y el
erotismo compartido, y por eso…Libre como el viento me siento tras
la ira de sus pensamientos, que habiéndose hecho dueño de mi alma y mis sueños,
le entregué la intimidad de mi cuerpo, y…Como agua a fuego, te seguía con la
ansiedad de tus prisas por apagar los deseos de tu cuerpo, y tú, sabiéndote
vencedor…Me llenabas la boca de besos con la exigencia de tu lengua, que como
en un duelo de espadas, se enredaba con la mía hasta la garganta…que no había suspiro
que se quedara escondido, ni voces sin alivio, que allá por donde pasaba, tus
manos me acariciaban con fuerza…y con ganas…pues…Era
el único hombre que sacó de mis adentros los clamores del infierno, los
rastrojos de las iras y las veleidades de la pira, y tú…Sabiéndote amado, me mirabas
de soslayo con tus ojos y la daga escondida en el cadalso, y por eso… Una noche
mientras dormía me introduje en sus sueños serpenteando por los sentimientos de
su piel, y envenené su cuerpo con la sangre de mis versos…
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