EN EL PAJAR DE MIS SECRETOS.- (MICRORRELATO)
Fue en un pajar donde empezó todo y desde
entonces no te he dejado de amar...pues...Te hiciste dueño de mis sentimientos
y esclava de tu vida...Yo estaba casada con un hombre al que entregué los
mejores años de mi juventud, una juventud que pase de novia a esposa, que entre
embarazos y bebés se olvidó de mi cuerpo y mi querer, ¡veinte años de casada como
si fuera un mueble! Que desde la lactancia hasta la adolescencia dejó de
acariciarme como mujer…y como hembra…Quizás el habernos conocido desde niños
hiciera que la convivencia fuera tan rutinaria y me viera como hermana más que
como esposa, y lo único que quería al entrar en casa era una buena mesa y que
le dejara vivir a su manera, ya que trabajaba desde las primeras horas del alba
hasta que anochecía, y cuando llegaba, después de cenar se echaba en el sofá y
se liaba a roncar, dejándome todas las noches solita en cama sin sus caricias y
con ganas…muchas ganas…pues…Todavía era joven y fogosa, pero…En lo más profundo
de mi alma sentía que ya no me deseaba como cuando éramos novios, que durante más
de diez años estuvimos saliendo por las calles cogiditos de las manos y antes
de dejarme en casa de mis padres, en la oscuridad del portal me amarraba a su
abrazo como un muerto de hambre, dejándome el cuello amoratado y meciéndome al
ritmo del vaivén de los gemidos, que con tal que se oían pasos en las escaleras
nos separábamos enrojecidos y disimulando hasta el próximo ataque...¿Dónde
estarán aquellos besos tan hermosos? Se quedaron en los años mozos…pues…No me
conformo, que en mi boca los quiero todos, y por eso…Me separé cuando los
chicos se independizaron y cada uno por su lado sin mediar terceras personas,
pero es que yo ahora…Me he enamorado…He vuelto a renacer de nuevo y aunque
tengo cincuenta y siete años, siento que me falta algo, tengo un vacío en el
alma que me corroe las entrañas y necesito dar todo éste amor que me desborda,
lo malo es que es mucho más joven que yo…Tiene cuarenta y siete años, mide uno
noventa y pesa cien kilos, y cada vez que pasa por mi lado siento el vaivén de
los deseos alrededor de mis cabellos, hasta me tiemblan las piernas de tanto sentimiento,
el mismo que sentía cuando tenía quince años en el portal de la casa de mis
padres…pues…Ha rescatado de mis carnes templadas la fogosidad de los años mozos,
y por eso me perdí en aquél pajar donde una mañana andando por los campos nos abrazamos
como fuego de volcán…pues…Es un camionero que de casualidad conocí en la
gasolinera cerca de un bar, y cada vez que me paraba a tomar café sentía sus
ojos clavados en mis piernas y en mi ser…Estas ahí, lo sé, siempre
estas…siempre…y yo aquí observándote, viendo la mirada triste de tus ojos,
escuchando los latidos de tu corazón en mi pecho donde te siento morir de amor…No
desesperes, ten paciencia, no llores por la ausencia de mi voz en tu cuello
cuando echada sobre tu vientre te susurro te quiero con todas las fuerzas de mi
cuerpo…pues…Cada vez que te veo se me estremece el pensamiento y me dan ganas
de abrazarte, pero…¿sabes qué te digo? No, no lo sé, ¡dímelo! Que te abrazo con
la mente, con la mirada y con los deseos de mis carnes fraguadas…pues…Hay un instinto
entre tu cuerpo y el mío que se comunica con el ritmo de los sentidos y te
atrapo los deseos con el fuego de mis tientos, que sin hacer un movimiento late
entre jadeos y latidos…y…Se me enciende la mirada, se me trastoca la cabeza y
se me rompen todos los esquemas de ser una mujer honesta y recatada, pero…Empecé
a salir con un hombre diez años mayor que yo que es todo un señor, y aunque no
es libre del todo, me hace sentir bien aunque a veces me dan ganas de mandarlo
a freír espárragos…pues…Es como el perro del hortelano, que ni come ni deja
comer, y esto a mí me está dando qué pensar ya que aunque los dos lo pasamos
muy bien todos los fines de semanas, cuando se va, hay veces que se tira más de
un mes sin venir y yo aquí guardándole la cara como si fuera su fiel esposa, y
eso ya me está cansando un poco y no quisiera enfadarme con él ni dejarlo
tirado como un perro…pues…Siempre he hecho los que los demás querían aunque
fuera a la contra de mis sentimientos, no sé porqué éste quedar bien con todos,
incluso con la familia, que cada vez que me pedían un favor, aunque no pudiera
en ese momento, dejaba mis cosas con tal que no me tacharan de egoísta, hasta
ahora…Por fin vi la luz y estoy empezando a decir no y para ser sincera, me
quedo tan pancha y feliz…Estoy harta de que me manejen y de darle gusto a todos
menos a mí, y fue entonces cuando me enamoré de ese hombre…Ese hombre que
rescató a la mujer apasionada en el pajar de mis secretos y cuando se va me quedo
pensando…¡Ay mi amor! Cuando te pille te voy a arrancar los suspiros del pecho
a golpes de besos, y me pienso enlazar con las piernas en tu cintura como
sardina a su espeto…
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