Me siento muy sola, estoy triste, apenas me hallo…hace tanto tiempo que te
buscaba y cuando te encontré me dejaste al poco tiempo abandonada…Lo conocí a
los veinticinco años, fue mi primer novio y el único hombre que he conocido…lo
quise mucho, aunque para ser sincera jamás sentí esa pasión tan grande como
para comérmelo a besos, no sé por qué…Creo que nunca he estado enamorada, claro
que treinta y cinco años casados y tres hijos por medio da mucho cariño,
sobretodo qué pensar…pues…Más de una vez estuve a punto de separarme, pero…No
tuve el valor nunca, los dos niños eran muy pequeñitos y me necesitaban mucho…Quizás
el instinto maternal pudo más que la mujer que tenía escondida en mi interior,
o…Mi marido no supo sacarla al exterior…Era muy religioso y católico…más bien frío
y calculador…Me cohibía mucho en la cama, apenas me expresaba en los sentimientos
sexuales cuando estábamos en plena función de teatro en vivo y en directo,
porque para mí, que me comportaba como una verdadera actriz, la mejor actriz
del mundo fingiendo un placer que no sentía quedándome siempre con ganas…muchas
ganas, pero…Me daba vergüenza decírselo por temor a que me achacara de eso…ya se
sabe…esa palabra tan fea que ni me atrevo a nombrar…El caso es que cuando menos
lo esperaba llegó la niña que me colmó de felicidad, así que pasaron los años y
seguía sin sentir ese deseo carnal, por lo que opté en buscarlo fuera de cobertura
caminando por la vida como una autómata más del calendario sexual…hasta que lo
conocí…Has sido y eres el único hombre de mi vida, pero sé que nunca me has
querido, sólo me utilizaste como moneda de cambio, pero…Como yo te amaba tanto
seguí tu juego con la libertad de mi alma sabiendo que me engañabas…Los dos
chicos se casaron…La chica se fue a vivir con su pareja, que por cierto era ya
la tercera y no tenía ni la menor idea de atarse de por vida a un mismo hombre…pues…No
quería ser como yo, una mujer a la que no le dieron la oportunidad de escoger
al hombre de su vida, si no los que los padres de ambos por intereses
comunes eligieron, y cuando al fin me auto conformé con la situación, me quedé
sola…Dios se lo llevó, y por eso…Empecé a salir para arriba y para abajo
haciendo lo que me da la gana con quien quería y cuando me lo pedía el cuerpo,
y por eso no te fías de mí…ni yo de ti a pesar de lo que te amo…pues…Si tú me
la pegabas con otra, lo mismo hacía yo por despecho y para que sintieras en tus
carnes lo que duele un engaño…He llorado a mi marido lo justo, no porque no lo
quisiera...No, no, para nada…Si no que nunca estuve tan enamorada como para
estar destrozada, ya que más que a una mujer, me trataba como si fuera su madre
o hermana, y era tanto el rechazo que sentía cada vez que hacíamos el amor, que
apenas mi cuerpo lo deseaba, de tal manera que siempre me quedaba con un vacío
en mi alma…Una mañana comprando en el supermercado lo conocí…Se quedó mirándome
de tal manera que me traspasó el alma…Algo surgió en mi interior, y aunque
sabía de antemano que no lo volvería a ver, a partir de ese día lo buscaba con
la mirada…Era un hombre normal y corriente, más o menos de mi edad, además ni
siquiera sabía si era casado o viudo, quizás estuviera separado…Una tarde lo vi
caminando frente a mí, ¡madre mía de mi vida! Emanaba fuego por los cuatro
costados…Empecé a temblar como una mocita, quería perderme entre la gente…Tenía
un no sé qué en su mirar que me embargaba de pasión, ¡qué cosas más raras
sentía! ¿Me estaré obsesionando con los hombres y el sexo? Se me pusieron los
pelos de puntas…Deseaba acostarme con él, se me llenó la cabeza de sentimientos
extraños…Me sonrió…le sonreí…Cruzamos la calle hacia una cafetería cerca y sin
darme cuenta me veo envuelta en una conversación como si lo conociera de toda
la vida…Tenía sesenta y un años, cinco más que yo…era viudo, como yo…vivía solo,
como yo y desde la primera vez que me conoció, me había buscado con la
mirada…como yo…Después de ese café le siguieron otros más, hasta que una noche
caímos uno en los brazos del otro con toda la pasión de los amante, y por eso…Decidí
salir de tu vida sin volver la vista atrás, pero tú no me dejas, y…Estás intentando
cautivarme de nuevo con tu mirada de fuego, y yo que te veo caminando desde
lejos no paro de reír para mis adentros...pues... Me encanta verte frente a mí
con los ojos recorriéndome el cuerpo, que con tal que te cruzas conmigo me
rozas la ropa llevándote mi sonrisa llenita de picardía, y tú que sabes bien de
qué va esa risa, se te escapan los suspiros del pecho y susurras bajito...te
comía a besos, te juro que te comía…y yo que estoy loquita por morderte el
cuello, te sigo con la vista y los atrapo al viento y te digo con gestos...muero
por ellos...
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