El corazón me dio un pálpito, no me lo esperaba…Hacía varias
semanas que no coincidíamos…Me quedé observando sus pasos para ver si me había
visto, y sí… Me había visto antes de cruzar la carretera, y como siempre solía
hacer, se encaminó hacia mí para hacerse notar…Sonreí para mis adentros
pensando…lo tengo en el bote…Un leve suspiro cruzó mi pecho poniéndome
nerviosa, apenas daba pie con bolo andando del temblor que me entraba en las
piernas, casi me tropiezo…tierra trágame…pues…A pesar de los años que han
pasado...Aún siento en mi interior esa punzada en el corazón, la misma de
cuando salía del instituto, y allí que estaba el chico más guapo de la pandilla,
donde entre todas las chicas de cuarto curso de bachiller, se había fijado en
mí, y nada más verlo el corazón me daba un brinco tan fuerte que parecía que me
iba a explotar…Deben ser esas alitas de mariposas que se quedaron presas revoloteando
en el pecho…Me quedé observándolo de arriba abajo con una desvergüenza y un
descaro que, por entonces, en la época estudiantil no hubiera sido capaz ni en
sueños de lo timorata que era, pero ahora, a éstas alturas de la vida, el
desparpajo literario hizo mella en mi elocuente lengua y sin pensármelo un
segundo le solté a bocajarro…¡Oye! ¿Qué? ¿Sabes que te digo...? Se quedó
mirándome sorprendido...y al ver que estaba comiéndomelo con la mirada y en
plan guerrera, me volvió a decir...No, se a que te refieres... Veras... es que...
Me gustas mucho...me encantas...me vuelves loca...y cada vez que te veo...se me
llena el cuerpo de deseo...y no sé por qué... pero…Dejé caer en el aire ese lapsus de sentimientos,
que sin darse cuenta él, atrapé de la expresión de su boca y que me estaba
traspasando con sus pensamientos…Sé que me necesitas, que me piensas, que estás
ahí...tras de mi...agarrado a mi cintura, aspirándome el aroma de los deseos,
oyendo los latidos de mis emociones cuando te arrimas a mis espaldas...pues...
Hoy te dejé hacer... Dejé que manejaras mis ansias, mis pasiones y mis
deseos...y yo grité para que sintieras en tu vida los placeres de mi cuerpo y
supieras como te amo y de qué manera te pertenezco... Te pertenezco cuando
quiero y me lo piden las debilidades que me atormentan cuando no te veo…pero… Cuando
te veo, ¡ay madre mía de mi vida cuando te veo…! Salgo corriendo por las
esquinas y le doy vueltas a las calles tan sólo para decirte muy bajito…Desfallezco
de amor por ti… Lo sabes, ¿verdad? Sabes de las
flaquezas que me arrastran a decir todo lo que sale de mis adentros como puro
veneno...pues…Tengo tus manos grapadas en mi cintura… clavadas en el
alma a golpes de suspiros y amores secretos, y por eso… No paro de quererte ni un momento, sin normas ni
acatamiento, ¿te enteras? Que te quiero porque te quiero y no hay más qué decir,
ni dar marcha atrás a éste querer infinito y procaz…pero… ¿Sabes que te digo?
Se quedó expectante, como siempre…pues…Eres uno de esos hombres que hasta que
no ve la cosa hecha, atada y segura no se arriesgan ni se mojan, si no que
esperan pacientemente a ver por dónde sale una para atacar, y esa una soy yo,
la presa…tu presa… La que provoca cada situación para sacarte a barrer, ¡vaya
qué sí! Que te lanzas a la caza y captura sabiéndome tuya de por vida y sin
objeción, y por eso… A veces me dan ganas de salir en busca de alguien para que
me haga olvidar esta debilidad que siento por ti…o…Quizás sólo quiera hacerme
la ilusión de que todavía estés loco por mis besos, y te haga rabiar un poco
para que no tengas tanta seguridad y poder sobre mí…pues… De vez en cuando
te alejas despareciendo de mi vista, y tengo la sensación de que ya no sientes
deseos de estar conmigo haciéndome dudar de tu verdadero amor, pero…Cuando me acuesto
me deleito recordando las caricias de tus manos alrededor de mi cuello… de cómo
me despeinas y te quedas observando cada detalle de mi rostro mirándome a los
ojos…de cómo te paras en cada uno de ellos para leer mis sentimientos…te acercas
y me lo cierras con tus labios…y por la expresión de tu mirada siento cuánto me
amas a pesar de las dudas de mi alma…después me besas la nariz y me dices…mirada
picarona…Y me duermo mecida con los gemidos de tu garganta como si fuera una
nana de besos acariciándome por las espaldas…
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