Me dijeron que te vieron
buscándome por todas partes, llamándome a voces, llorando por las esquinas,
y...¿sabes que te digo? que no me importa, que me da igual...pues... Ya era
hora de que sintieras en tus propias carnes lo que duele la infidelidad...que
tengo el corazón herido, lleno de cicatrices que he curado con la esperanza de que
luego volvieras a mis brazos, y todo por ti…por mí…pero…Una no es de piedra,
¿te enteras? Que una tiene sentimientos y todas las veces que te ibas con otra,
me descarnaba llorando a solas lágrimas de sangre, ¡fíjate si te he querido!
Que por no perderte miraba hacia otra parte haciéndome la loca…pues…Loca estaba
por tus besos, por sentirte de nuevo en mis adentros…y porque no me faltaran
nunca tus caricias…Esas caricias llenas de avaricias por mi y que tanto deseaba
tenerlas alrededor de mi cuerpo…¡Que no me falten nunca, Dios mío! Me decía
cuando te esperaba tras los cristales de mi ventana, sabiendo de antemano que
eras mi martirio…¡Que llegue ya madre mía! Gritaban las voces de mi alma
mientras fumaba un cigarrillo tras otro…echando el humo al aire con ira,
enfadada conmigo misma, ¡con todo el mundo! Hasta con ese Dios que dicen por ahí
que es tan bueno y poderoso, ¡mentira podrida! Despotricaba aullando como una
rata, cuando por la tarde me acercaba a hurtadillas a la esquina de tu casa
para ver si salías o entrabas con otra…Con miedo, conteniendo el llanto que se
me atragantaba entre pecho y espaldas, maldiciéndote con alaridos que me oprimían
el alma y cuando llegaba la noche y aún no habías aparecido, me retorcía entre sollozos
mordiendo la almohada…y las lágrimas rodaban por mi rostro cuando veía las
horas pasar y tú no llegabas a la cita de nuestro avatar…No quiero vivir sin ti…Si tú desapareces de mi vida para qué quiero
seguir viviendo…No podré, lo sé…Mi corazón está roto, destrozado, partido por
la mitad…Se me está desangrando poco a poco…Las lágrimas caen por mi rostro
derramadas como gotas de sangre…la vida se me va…Me estoy consumiendo como una
velita…Apenas puedo respirar…No siento los latidos…Ando porque las piernas me
llevan a lugares donde tú y yo nos amamos…No sé ni siquiera lo que siento…odio,
rencor, amor…o pasión…Quizás sea adicta al deseo que desprendes cuando me ves
pasar por tu lado…Creo que sigo enamorada de ti…Me pregunto si lo estás tú de mí…pues…A veces pienso que estás
pasando por lo mismo que yo y me quisieras olvidar...Sí, sí puede ser, porque
si no, no le encontraría explicación a tu manera de actuar, a no ser que seas
un sádico impostor al que le gusta ponerme a prueba... Al límite del dolor para
luego venir corriendo a secar mis lágrimas…por eso es por lo que vienes y vas
continuamente para hacerme sufrir sin más, hasta que me canse…y tú lo sabes,
¿verdad? Me conoces muy bien y lo más importante es que me lees los
pensamientos porque vives con ellos…pero… El día que yo explote, ¡ay madre mía
de mi vida! El día que explote te vas a enterar de lo que es un verdadero
volcán, porque hasta los demonios de mi cuerpo se pondrán a temblar…y por eso… Alzo
los brazos al cielo gritándole al dios de mi credo…¡Se acabó!
Ya no aguanto más sus infidelidades, me tiene harta y esta última aventura colmó
el vaso. Antes lo perdonaba por temor a perderlo…pues…Estaba tan ciega por ti
que tan sólo pensar que me dejaras me volvía loca, además ojos que no ven corazón
que no siente, y eso era lo que hacía siempre, que miraba hacia otra parte disculpándote,
pensando que por tu trabajo de comercial, tenías que salir de viaje y cuando regresabas
te recibía con una gran sonrisa en los labios, haciéndome la fuerte, la
valiente y como si no hubieran pasado más de quince días sin saber de ti…No quería
admitir lo evidente…te amaba tanto…Siempre pendiente de tus idas y venidas…Me
daban igual tus aventuras porque en el fondo sabía que sólo era puro sexo
compartido sin sentimientos ni cariño, sólo eso, además luego volvías con más
ansias de mí, porque siempre volvías…pero…Hoy se
encendió esa lucecita que todas las mujeres enamoradas llevamos en nuestro
interior…pues…Hoy pasaste de mí, ni siquiera me miraste, hasta me di cuenta de
cómo te hacías el loco y te escondías…Aligeraste el paso para darme esquinazo y
eso me dolió, ¿te enteras? Me dolió mucho, casi preferiría morir antes de volver
a sentir ese puñal en el pecho…¡Que se rompan mis cadenas rojas! ¡Que se calmen las iras de
mis voces huecas! ¡Que se apaguen los ardores de tus besos! Y que se entere el
mundo entero que por ti ya no muero…pues…Estoy cansada de curar tantas heridas
abiertas y cerradas que son como cicatrices en el alma…
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