sábado, 9 de junio de 2018

CAMINO A LOS INFIERNOS.- (MICRORRELATO)



Me da igual ir a la saga de tus caprichos aunque caiga por los precipicios, me arrastres por acantilados y luego sigas tu camino... Prefiero estar viéndome contigo aunque sea de contrabando, que pasar meses y años sin verte, tan sólo pensarlo…muero…Muero de dolor cuando desapareces de mi vista, y muero cuando te siento en mi entrecejo triste y serio por la urgencia de mis besos…Llego la hora de reconstruir ésta anómala situación sentimental en la que nos encontramos tú y yo…pues... Ni contigo ni sin ti puedo vivir en ésta sociedad hipócrita y civil…Era un camionero que vivía en un pueblo entre montañas y sin puerto…Su mujer aburrida, sosa y frígida…Mi marido un puritano soberbio y dictador, de estos que no se perdían una misa de domingo, muchos golpes de pecho…y unos cuantos a mi alma…y a mis huesos…Y por eso puse tierra por medio en un invierno lluvioso cuando los chicos ya se habían independizado. Hice las maletas y me fui con lo puesto a un ciudad muy pequeñita pero que tenía puerto…Gracias a Dios que enseguida me coloqué en un hotel de limpiadora, y poco a poco llegué a ser la jefa de planta, por lo que pude alquilar un pequeño piso que daban todas las ventanas al mar….Y ahí empezó todo…Estaba una tarde caminando por la playa cuando te cruzaste en mi camino, te quedaste mirándome tan fijamente de arriba abajo, que sentí como si me desnudara y eso me gustó, ¿sabes? Que al seguir andando noté mis piernas temblar y aunque quería volverme para ver si estabas, no me atreví por temor a que pensaras que me interesabas…pues…Siempre he sido altiva y orgullosa, además ya no era una mujer joven y no quería parecer una buscona, y menos necesitada…que lo estaba, ¡vaya que sí! Que llevaba dos años sin relaciones sexuales y aunque cuando vivía con mi marido lo hacía sin sentir nada, últimamente me encontraba algo desorientada y con las hormonas revueltas, ya que estaba en una edad muy delicada y me venía la regla cuando le daba la gana. Más o menos me encontraba en esa etapa menupáusica donde las calores una veces me agobiaban y otras me alteraban con ansiedad y deseos de caricias y abrazos, sentimientos que he guardado para mí por temor y por vergüenzas, además eso de que me tacharan de calienta braguetas, como se solía decir en mis tiempos, me parece repulsivo y soez…He vivido con el qué dirán toda mi juventud y jamás me he mostrado tal cual soy, ocultándome tras los parapetos de mil sensaciones acallando las pasiones que ardían en mi pecho…Era una reprimida sexual, sin darme cuenta de que estaba equivocada con los hechos y con las palabras…hasta que lo conocí…Dos veces por semana coincidía contigo en la playa…Me invistaste a un café y accedí de buena gana…No paraste de mirarme la boca con la sonrisa en el rostro y hablar meloso…Me dijiste que tenías ganas de tener una aventura conmigo y me dejaste descolocada…pues…Por las noches cuando me acostaba tenía fantasías eróticas y me ardían las entrañas… Me llevaste a tu furgoneta y nos alejamos hacia las afueras…y…Desataste mi lengua haciéndome tuya con la lujuria estampada en ella…y por eso hoy puedo decir…Buscándote como una arrastrada voy por la vida pensando que a otra das tus acaricias, tan sólo el pensarlo se me atragantan los nudos en la garganta y se me parte el aliento a pedazos por el suelo…Es tanto lo que te amo, que se me llena la cabeza de malos presagios y temo que se hagan realidad…pues…Dicen por ahí que cuando a una mujer se le mete una idea entre ceja y ceja es porque intuye alguna sospecha, y verdad ha de ser cuando no te he vuelto a ver por los alrededores del aquél café cuando te besé…y es que…No sé porqué se me ha ocurrido pensar que ya no me quieras más que para pasar un buen rato y poco más…Un revolcón entre matas, a veces en la furgoneta en la parte de atrás y sin colchón, otras escondidos tras las callejuelas sin salida, en el portal y en cualquier esquina, así sin más que para dar rienda suelta a tu apetito sexual y yo que te deseo tanto me dejo hacer como un títere en una obra de teatro…pues…Como una marioneta manejas los hilos de mis emociones tirando de las manos para arriba y para abajo, adaptando mis piernas a tu cintura en un engranaje perfecto a los deseos de tu cuerpo…y del mío…vayas a pensar que no siento los calores, ¿te enteras? Que me suben unos ardores entre pecho y espaldas que se me llenan las nalgas de ansiedad por tenerte al momento, ¡vaya que sí! Que me encantan estas situaciones estrafalarias y picantonas…Me abren las puertas a la vida y me cierran ventanas a la sociedad decente y prudencial…pues… Te has convertido en el aliciente de mis fantasías sexuales y el veneno de mis juramentos de fuego, esos que dicen por ahí que son los que te arrastran camino a los infiernos…


No hay comentarios:

Publicar un comentario