Te creí, ¡vaya que sí! Que te creía cuando me decía que me querías, que
me amabas, que no podías vivir sin mí, ¡fíjate! Siempre te creí, aunque muchas
veces presentía que mentías cuando te preguntaba si estabas con otra mujer…¡Mírame
a los ojos! Te decía…Y tú enseguida me mirabas de frente negándolo…pero…había
un no sé qué en tu mirar que me hacía dudar…Ya ves, siempre lo he sabido pero
te quería tanto que hacía como si fueran imaginaciones mías... Es que estaba
muy enamorada de ti, ¿te enteras? Por eso no quería dar crédito a nada de los
murmullos que me venían a la cabeza...Esos duendecillos traviesos que no paran
de meter baza al asunto…son unos verdaderos incordios…Debe ser que creía lo que
deseaba mi corazón y por eso te lo entregué... Me entregué toda entera a ti,
sin dejar nada que no fuera yo entera, hasta el lastre de mis temores te
llevaste de mí, y la locura de mis pasiones, ¡fíjate de qué manera quiero yo! Vehemente
y sin tregua, sin dar marcha atrás, espontánea sin límites, infinita… Incluso
en éstos momentos que sé que nunca me has querido, me arrepiento de nada… No me
importa que tus besos buscaran en mi boca provecho de mí, me daba
igual...pues... He sentido tantas emociones cuando me abrazabas…Era una explosión
de sentimientos en pura ebullición volcánica…Una fusión carnal llena de pasiones a punto de estallar
con ganas de más, y más…Entrega total de mi sino… Todo lo demás carecía de importancia
para mí, ni me preocupaba el que tú me dijeras te quiero sin sentirlo... Eran
tus besos viles y traicioneros, como el beso de Judas, el que me distes el
último día, ¿te acuerdas? Estuvimos quemando mecha tras los cristales de aquel
escenario verde, verde y despejando a claro…claro como un cielo azul sin nubes…Y
ahora mírame cómo estoy, sola y pensando en ti y en él…pues…Hay un duende travieso a
mi lado que me habla y me advierte que me aleje de ti, que ya no me amas ni
sientes deseos por estar junto a mí…Y yo que lo escucho con ojos encendidos, lo
miro con gritos… Menudo tormento que tienes conmigo…El corazón es testigo que
jamás podrá deshacerse de besos furtivos, que ardientes y rendidos, en sus
labios quedaron cautivos, y en mi boca prendieron la llama de los fuegos
eternos haciéndote preso de los suspiros que me arrancaste del pecho…Y en los días
oscuros camino aferrada a tu cuello destilando veneno con furiosas palabras que
claman venganza para mi cuerpo y mi garganta…Mordaz y sin freno la ira me
arrastra al infierno donde sucumben los amores inciertos…No entiendo nada, no
sé qué pasa…bueno, si lo sé aunque diría mejor que lo imagino ya que tú te has
negado a hablar... No te quiere…Me dice ese duende inteligente… Y el alma que
todo lo siente, lo intuye y lo huele me dice bajito y al vuelo…Tranquila,
relaja esos momentos de iras efervescentes que son las que se llevan a la gente
al filo de la pendiente…Y estando en esas diatribas, peleando con los sentimientos
que me invadían, llorando a lágrima viva, derrumbada toda y con el alma
destruida, de repente y como por obra del espíritu santo, me hallo sentada en
el filo de la cama, mirándome en el espejo y me veo reflejada por dentro…No lo
pensé ni un instante… No sé si ese rostro era el mío, pero parecía como si una
extraña mujer se hubiera intercalado en mi interior, y levantándose
automáticamente se dirigió al aseo…Una fuerza misteriosa guió mis manos hacia
las afiladas tijeras y agachando la cabeza, arramplo con toda la melena en una
coleta, y de un tajo la corté… pues… Dicen por ahí que para acabar con una etapa
de la vida que no va bien, lo mejor es retomar las riendas de tu vida y empezar
de nuevo, y por eso estoy aquí frente a mi otra yo, recortándome los cabellos
para que se fueran los malos pensamientos…pues…Ahí es donde anidan todos los
sentimientos…Y esa es la única razón por la que me inclino a sacudirte de mí…A
ver, tarde o temprano tendría que suceder…Demasiado tiempo has durado a mi lado,
y ahora te vas de soslayo, con sigilo y a traspiés. Jamás has querido sincerarte
conmigo, porque las veces que te atreviste saliste mal parado y eso te asusta,
¿verdad? Será porque las palabras se vuelven contra ti haciéndote preso de raíz…Bueno, no te preocupes, te
comprendo y cuando ya no se quiere, no se puede seguir adelante...El caso es
que te presiento en el pensamiento, como si estuvieras aquí…Será porque te quiero
todavía, pero si tú no me correspondes tendré que buscar la forma de olvidarte
y dejarte marchar de mi mente irracional...pues…Soy esa clase de mujer
que por mucho que lo vea con mis propios ojos que está con otra, nunca me doy
cuenta, y aún sintiendo punzadas de dolor en el pecho, me afanaba a un imposible
con las esperanzas puestas en un hombre que no estaba a la altura de mi corazón,
y aunque miles de veces lo pensé, seguía ciega de amor hasta que al fin desperté…
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