EL JUEGO DE LOS PECADOS.- (MICRORRELATO)
Me enamoré de ti mi amor, me enamoré
de tus besos y de tu clamor, fíjate si me enamoré…que nada más verte te ansié y
me dio una risa…Te conté todos mis secretos, mis pecados, mis credos y te hice
cómplice de mis intimidades… ¡Ojalá no te hubiera contado mi vida entera, ojalá!
Estuviste todo un día sin querer saber de mí, titubeando, dándole vueltas a la
cabeza, hasta que me hiciste prometer que nunca te engañaría con otro hombre…y
yo a pesar de saber de tus andanzas los fines de semana, jamás te pregunté ni
te hice prometer nada, pero tenía unos celos tremendos que me reconcomían por
dentro las entrañas, hasta se me rompía el alma…y seguí como si nada…No quería
demostrarte cuánto sufría cuando no aparecías…Me dolían los besos que me perdía
y que a otras dabas…imaginaba escenas ardientes de pasión entre tú y otras…Otras
que, según tú, no significaban nada para ti, pero que saciaban el deseo de tu cuerpo…Cuerpo
que yo querría devorar con la furia de mi alma corrompida por los celos…Y por
eso me dejé llevar por la curiosidad y me puse a espiar cada paso que dabas…Un
mal demonio cruzó mi mente diciéndome lo que debía decirte y hacer…¡pobre de
mí! Caí en sus redes, en la trampa del mal querer…Ahí me di cuenta que nunca me
quisiste y no sabías cómo decírmelo…te lo puse fácil…debe ser esta intuición
femenina que nos identifica a todas las mujeres enamoradas del amor, y por eso
cedí a las diatribas del desamor…Te escribí, te pregunté…Estoy acompañado, no
te puedo atender…Buenas noches mi amor, yo también estoy acompañada y nos vamos
a la cama a hartarnos de jugar…A partir de entonces me dejaste de querer… Apenas
podía comprender éstas diferencias entre hombre y mujer en las dimensiones del
querer… Yo fui la engañada, la niña asustada que por temor a que me dejaras,
fui sincera desde la primera vez que nos conocimos, hasta aquella noche que por
celos, me dejé llevar por lo que tenía entre cejas…y por eso ahora me arrepiento
de haberte conocido… ¿Para qué me sirve tu recuerdo si sólo me hace daño?… ¿Para
qué quiero tus besos en mis labios retratados?
Si lo único que hace es llevarme a tu pasado olvidado, viviendo en mi
presente gritando que nunca volverás a mis brazos… ¿Para qué quiero tu mirada clavada
en mi rostro? Si me traspasa el alma rompiéndome el corazón a pedazos, hecha
trizas la pena que agoniza con tus besos impregnados... ¿Para qué quiero tus caricias
en mi cuerpo? Si todo fue como un sueño imaginario donde tú y yo sucumbimos a
la magia del momento por la fuerza del deseo…pero… Hoy te vi pasar, ¡vaya que
sí! Lo intuía y por eso me dirigí hacia allí y aunque temía verte de nuevo, una
fuerza interior me llevó hasta ti, mira que no quería, que más de mil veces di
la vuelta para no encontrarme contigo, pero al final cedí, ¡fíjate! Debe ser
que me llamabas pues...sentí en lo más hondo de mi alma que tenías ganas de
verme la cara…y yo sólo me fijé en tus ojos triste, que aún queriendo sonreír, sentí como llorabas…sé que lo estás pasando mal, lo sé, pero sabes que no
puede ser, lo sabes mi amor que hay una gran diferencia entre tú y yo, y no es
que me oponga a nuestros sentimientos, para nada, pero no puedo soportar los
celos que siento cuando te veo hablando con otras mujeres que no sea yo, y por
eso prefiero seguir mi camino sola…pero contigo dentro gritando mi nombre y
besando mi boca…y sabiendo cómo me deseas…Quizás sea egoísta, no lo niego, si
he de estar contigo tiene que ser a mi manera y no lo podrás soportar. Soy
posesiva hasta de la sombra que pisa tus pies, quiero ser la única mujer que
siga la luz de tu vida y el aire que respira, por eso te dejé marchar… pues… Hay
una duda en mi mente que me hace estremecer…hay uno por ahí que no de
insistir que le gusto, que me desea y que le gustaría sentarme en sus rodillas
para besarme la boca…y yo caprichosa perdida, tan sólo quisiera jugar a las
prendas para hacerle rabiar…le cerraría los ojos con los tirantes de…y si lo
acierta le diría al oído…te debo un beso calentito…luego le ataría las manos
con las…y si lo adivina le besaría con la picardía de mi sonrisa…después le
rodearía el cuello con la ironía de mi garganta…y le susurraría muy
despacito... no busco amores, ni tampoco quiero tus flores, que sólo deseo
tener una cita loca contigo que dure lo que quieran nuestras bocas…o algo más…y
recorrió mi pecho con sus labios de fuego, me amarró a su cuerpo con las manos
ardiendo, y juntos llegamos hasta las puertas del infierno, con su boca y la
mía gritando…cuánto me gusta éste juego…
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