Te presentaste ante mí como un
correcto y educado caballero…dejaste al bandido escondido bajo tu sombrero,
pero cuando te lo quitaste para saludarme yo te vi, pero seguí tu rollo
mañanero para seguirte el juego, ¡fíjate si me gustaste desde el primer
momento! Y aquí estoy yo triste y apenada porque por mucho que me invento otro
cuento te tengo clavado en el sentimiento…Señor mío, postrada ante ti me encuentro
porque ha llegado el momento de decidir qué hacer…Se me escapa de las manos, no
sé dónde irán a parar mis palabras pero ellas están listas por salir de
mí…Necesito que me ayudes, que guíes mi mano para no cometer más tropelías,
estoy cansada de dar y no recibir nada, más que palos, parece como si estuviera
ya dispuesta en todo lo que ocurre a mi alrededor, como si tuviera que seguir
las leyes que me dictan desde el corazón que no sé manejar…Es indómito,
rebelde, no me hace caso, va al libre albedrío de su sentir…Y aquí estoy yo
ahora, más sola que la una, toda maltrecha, rota mi alma, destrozada la mirada
que se pierde en el infinito buscando algo que sólo existe en el
horizonte…Quizás se encuentre entre esa línea que separa el cielo del mar, la
misma que de niña veía desde el balcón de mi vida, cuando por la mañana me
asomaba y tan sólo veía cielo, mucho cielo, tierra y mar adentro, pues era todo
lo que mi vista alcanzaba y ya no había más…Y ahora, después de tanto como he
navegado por los canales del destino, pierdo el rumbo de mis sentidos…Apenas me
siento, es como si ya no existiera nada para mí, pues nada me hace ilusión, ni
siquiera me queda la esperanza de volver a sus brazos otra vez…Yo lo quería
tanto y de repente desapareció del mapa de mi vida, ¡fíjate, qué cosas por
Dios! Lo conseguiste…Al fin lo has logrado, ¿verdad? bueno…¿y qué? No me
importa, quiero que sepas que no me importa, me da igual… Me opuse a olvidarte,
hice todo lo posible por retenerte a mi lado, me gustaba la idea de tener una
aventura contigo, la gran aventura de mi vida, la historia interminable, pero
ya ves, al final has conseguido que te arrancara de mi corazón a trompicones…te
he sacado de cuajo…Has hecho que te odie con todas las fuerzas de mi ser, y yo
no quería, ¿te enteras? Me gustaba pensar que me amabas, que te había enamorado
de mí…y…¿sabes que te digo? ¡Ojalá no te hubiera conocido nunca! ¡Me
arrepiento, me arrepiento enormemente de haberte conocido! No sabes cuánto me
arrepiento de aquél momento que besé tu cuerpo…y cada vez que lo recuerdo me
entra una rabia por dentro, que si pudiera te estamparía contra esa pared,
donde una mañana de invierno a ti me entregué…pero ¿qué estaría yo pensando en
ese momento? Creo que se me fue la cabeza, sí, sí, eso es lo que me ocurrió…o
quizás es que cuando fui al baño, tú echaste esos polvos mágicos en mi café
para besarme después, porque si no…¿A qué vino esa fijación que me dio a mí por
tirarme para ti? Que me dieron unas ganas, unas prisas, pues, ¡ni que me
hubieras hipnotizado! ¡Qué cosas más raras me pasan, por Dios! Pero ese beso
que te entregué te hará volver a mis brazos otra vez…porque…Tengo que buscar la
manera de atarte a mi abrazo para que no quieras soltarte jamás…Tengo que
deshacer tu mirada, tu gesto, tu sonrisa, tu mueca vacua porque quiero que me
tengas en mente desde que te acuestas hasta que te levantas, y tarde o temprano
tendrás que volver porque me lo dice el corazón y tus pies…ellos quieren venir
hasta aquí pero tú no lo dejas hacer…Eres el dueño de tu mente, tus obligaciones,
tu mesa, tu silla, tu cama y tu sofá…tus líos de faldas, tus perros y hasta tus
juegos de azar…pero…Esclavo de tus incertidumbres, tus pesares y mis
contratiempos…De nuevo me encuentro entre las soledades de mis pensamientos, me
siento completamente perdida, no me hallo, me duele el alma de tanto pensar en
él… Era el dueño de mi corazón, de mis besos, de mis caricias y abrazos…toda yo
era suya…Estaba viviendo el momento más emocionante de mi vida, estaba lleno de
fuerza, garra y sobre todo pasión…Yo no lo quería querer y lo quise más que a
mi sangre…tampoco me quería enamorar y me enamoré como una jovencita…Estaba
loca por volverlo a tener en mis brazos, siempre deseando que llegara el día
para salir corriendo en su busca, que nada más verlo de lejos daba un salto y
me colgaba a su cuello y me dejaba hacer…¡madre mía qué rico estaban sus besos!
Fueron tus besos lindos y traicioneros, los que me parecieron ardientes y
sinceros en aquél momento que me los estabas dando…Me apasionaron y me enamoraron
el alma…el alma entera…¡Ay, Señor qué ignorante! Va a ser verdad que vivo de
ilusión, pues a veces me pierdo entre sueños…Llenó mi cabeza de fantasías, y
luego se alejó de mí a lo bestia…y ¿para qué? Me engañó…Todavía me acuerdo de
todas las mentiras que me dijiste por un beso…¡Embustero! ¡Mentiroso, falso y
traidor! Tengo una rabia que no te puedes ni imaginar, que si pudiera me tiraba
para ti y te haría el daño más grande del mundo, ¡fíjate si estoy dolida! Que
la furia se ha apoderado de mis sentimientos, y estoy endemoniada por fuera y
por dentro, que si me esfuerzo me sale fuego por cada poro de mi cuerpo…Ésto
era lo que tú querías, ¿no? Pues mi enhorabuena, te aplaudo el gesto y que te
vaya bien…Alas para tu alma y para tus pies…Corre, vuela, aléjate de mí cuanto
puedas, no me importa, me da igual, que ya sé que nunca me has querido, tan
sólo me deseaste como un trozo de carne…Sólo fui una aventura más, ¡te odio!
Quiero que sepas que te odio, que te aborrezco con toda mi alma y ya no quiero
saber nada de ti… y…¿sabes qué te digo? Que por tu culpa he vuelto con él…Me da
igual que te enteres o no, y ojalá nos vieras abrazados tras la pared, la misma
donde una fría mañana te besé...Quisiera despertar el demonio de los celos,
carcomiéndote las vísceras por dentro, y te entren ganas de matar…que no me
importaría morir en tus brazos con tal que no pudieras dormir jamás de
remordimientos…y estuvieras todas las noches con los ojos abiertos…mirando mi
rostro latiendo, escuchando mis suspiros ardiendo y diciéndote en
silencio…jamás olvidarás mis besos…
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