Me cansé, me cansé, ya no vuelvo a echar
marcha atrás, estoy harta de tus patrañas y no tengo por qué soportar tantas
inquietudes y temores…Tranquila y relajada volvía de mis andadas por calles y
avenidas de la ciudad, cuando de repente me lo tropecé de frente, y aunque
llevaba una temporada que tenía mis dudas, no le daba crédito del todo hasta
que lo vi con mis propios ojos…me la estaba pegando con otra…Tenía que poner
manos al asunto enseguida, pues no estaba dispuesta a ir detrás de un hombre
que no se merecía mi amor, y menos mis lágrimas, pero ¿qué se habría creído
éste que era yo? ¿Una arrastrada? Ni hablar del peluquín, que aquí hay mucha
mujer y con dignidad, no vayamos a confundirlo con el orgullo, ni equivoquemos
los términos, cada cosa en su sitio y lugar y lo que es, es, y punto pelota,
pues no tengo que demostrar lo que valgo ni quién soy, pero me precio mucho…¡Ay
Dios mío, qué pena tengo…! ¡Que ya no me quiere, que no le intereso…! ¡Me ha
dejado, me ha dejado tirada…! No estaba dispuesta a seguir su rollo patatero, y
entre no sé si pasar e ignorarlo, quedarme encerrada en casa unos días para que
me echara de menos, o tirarme a la vida loca, decidí colgarme la mochila y dar
una vuelta por ahí, dejándome llevar por mis pies, pues al fin y al cabo, ellos
son el timón de mis desventuras cuando me encuentro sola y perdida, y mira por
dónde, estando comiéndome el coco como una energúmena, toda llorosa, triste,
amargada y loca mujer, me encuentro una petición de amistad, por medio de
facebook…Me entró la curiosidad…Era un hombre que a simple vista parecía un
perfecto y educado caballero, y no es que no lo fuera, no, para nada, pero que
estaba como algo necesitadillo de hembra…o sea yo…¡Bingo! Había dado en el
blanco, pues en esos momentos tenía sed de venganza y la verdad, es que se me
puso a tiro…Yo no lo busqué…más o menos como cuando una va caminando y se
encuentra una moneda…¡Oh, una monedita! Y mirando a diestra y siniestra, se
agacha disimuladamente, la coge y se la guarda en el bolsillo…Lo acepté al
instante…En un principio me enviaba un saludo de buenos días…luego un par de
frases halagando mi figura…Poco a poco empezamos a tener unas conversaciones
simples y mondas, como de muy buen rollo…de esas de…Plata parece…oro no es…¿qué
es? ¡La madre que lo parió…! Éste quería traca tracalera…¡Qué lista soy! No se
me escapan ni una, las cazo al vuelo…¡vaya que sí! Ya lo decía mi madre cuando
era pequeñita…Ésta…señalándome con el dedo índice y dirigiéndose a todas las
vecinas del barrio…ésta es la más lista de todas mis niñas…De vez en cuando me
soltaba una frase de esas solapadas entre…Esta mañana te vi...y…estoy como una
moto…Eres preciosa…y…ardo en deseos por ti…y…hasta mañana princesa…¡Madre mía!
No me lo podía ni creer, estaba alucinando…En el fondo me estaba encantando la
idea, y es que eso de que me llamen princesa me fascina, o como dirían mis
nietas...Mola un montón…Soy una romántica empedernida, no lo puedo evitar…Le
contestaba haciéndome la inocente y recatada mujer, sumisita e ingenua…Éste era
otro listo, un cazamoscas…seguramente que su madre lo apodaría de algún
modo…Truhán…Era uno de esos tíos socarrones, a los que yo llamo buitres, los
que se dedican a otear desde lo más alto a sus víctimas, y cuando las atisban
se tiran en picado hacia ellas…las atrapan en sus garras y ya no las sueltan
hasta que las devoran…No estaba dispuesta a ser su presa…Tenía que hacer todo
lo posible por llevármelo a mi terreno…Era un pirata de aguas dulces…Yo una
picarona a la que le gustaba mucho la pimienta y la sal…A él le encantaba mojar
pan en salsa verde…En el fondo era un gallo de pelea, que vivía en una corral
rodeado de gallinitas fieles a su cola multicolor, que como un pavo real se
pavoneaba dejando ver a todas que las tenía locas de pasión…Y conmigo se equivocó
pues yo era gallina vieja, de esas que dicen las malas lenguas que hacen muy
buen caldo…y lo hice, ¡vaya que sí! Que con cuatro picoteos me lo traje a mi
terreno y me lo zampé al momento…Y es que éstos hombres que están en la cúspide
de los cuarentas, asomando las narices a los cincuentas, se vuelven como niños
curiosos por montar en una yegua y tirarse para el monte…y yo era jaca torda…Mi
jaca, galopa y corta el viento cuando pasa por el puerto caminito de jerez…¡Ay
madre mía, se me va la cabeza…! ¿Por qué se me habrá ocurrido ahora esta
letra…? ¡Señor, Señor qué cosas me pasan…! No paro de pensar en él…me tiene
loca perdida, un día de esto no sé qué voy a hacer…Me voy a ir a las vías y me
voy a tirar al tren…Sí, sí, eso haré para que sufra y sepa lo que duele el
malquerer…Tengo una rabia, ¡lo odio, lo odio con todas mis fuerzas! Éste se va
a enterar de quién soy yo, que cuando me vea besándome con otro, va a echar,
¡lágrimas de sangre! El caso es que a mí en aquellos momentos de mi vida me
venía como anillo al dedo y ni corta ni perezosa, me veo chateando con él de
manera natural, pero cuidando bien mis palabras, porque ya se sabe de lo que es
capaz una mujer cuando está dolida en el alma, y yo en esos momentos tenía
ganas de comerme el mundo, vamos, hecha una fiera…¡Ojalá te pudras con tu
propio veneno, mal bicho! Que me has enamorado con tus palabritas de hombre
dulce y tierno, y tan sólo eres un demonio que ha salido de los infiernos…Esos
eran mis sentimientos, tan furiosa como estaba que me ahogaba entre palabras
airadas…De repente sonó el móvil y salí corriendo…Quedamos en un céntrico
jardín, justo sentada en la fuente principal…Estuve ensayando por todo el
camino cómo hablar, pidiéndole a Dios y a todos los santos que no me diera la
risa, pues a mí éstas citas a ciegas me hacen mucha gracia…además temía no
gustarle…Y estando en estas incertidumbres me vino a la mente cuando te conocí,
tu mirada, tu sonrisa y tus besos apasionados…jamás podré olvidar la última vez
que nos despedimos…te dije adiós, volví la cabeza y tú me sonreías con los ojos
chispeantes de pasión…seguí mi camino, pero retrocedí y corrí a tus brazos,
tenía ganas de besarte de nuevo, necesitaba sentir tus labios en mi boca y de
un salto me colgué a tu cuello y nos besamos con el alma y con el cuerpo…Miré a
todas partes, las lágrimas inundaron mi rostro, le pedí a todos los santos del
cielo que me sujetara para no gritar tu nombre al cielo…Y le pedí desde mis
adentros que vinieras a rescatarme de los brazos de éste hombre que me estaba
facilitando entrar en las puertas del infierno…De repente escuché una
melodía…Mi corazón dio un vuelco cuando sonó el teléfono, algo en mi interior
me decía que eras tú…apenas podía creer lo que escuché…Siento haberte hecho
tanto daño…tuve miedo, me asusté…me pareciste demasiado para mí…eres muy
bonita…hermosa…la mujer más hermosa que he conocido…y yo soy un hombre muy
normal…estoy un poco gordo, tengo barriguita, medio calvo, apenas tengo
estudios, soy un hombre de pueblo…y no me puedo creer que te hayas enamorado de
mí… Te alejaste de mí sin motivo, ni siquiera te despediste…me buscaste por las
calles y me encontraste…te di todos mis besos, los más ardientes besos que
tenía guardados para el hombre de mi vida…y ese hombre eres tú…
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