domingo, 22 de septiembre de 2019

TRAS LOS MUROS DEL CORAZÓN.- (MICRORRELATO)


Me case con un hombre mucho mayor que yo por su dinero, pero como tenía ganas de volar, y además me dijo que iba a vivir como una marquesa y que no me faltaría nada de nada…cuando llegué a altar le dije… Sí quiero… Gran error mío…no supe ver con los ojos del corazón, si no con los del interés y los de la razón que se opuso a los sentimientos del verdadero amor…pensaba que vivir cómodamente sería sinónimo de felicidad y me olvidé de lo más importante…ser feliz…pues…Era un hombre frío y calculador, egocéntrico y dictador…Tan sólo fui feliz los dos primeros años, pero con tal que nacieron los hijos me dio de lado diciéndome…Tú en tu cuarto y yo en mi habitación, y por eso…Empecé a añorar las pasiones y esa manera de besar, y pasó lo que tenía que pasar…pues… Tenía un porte elegante, desinhibido, con un aire vanguardista que atrapaba miradas de jóvenes y mayores, hasta los hombres se quedaban observándolo con recelo como diciendo… ¡Qué chulo va el tío! Caminaba altivo y poseído de sí mismo con la seguridad por delante, pero…Cuando se cruzaba conmigo me comía con la mirada desde la cabeza hasta las nalgas, y ahí vi yo el punto débil de su incapacidad y me dije sonriendo…Éste es de los míos, y…En menos de una semana lo tenía tumbado en mi cama arañándole las espaldas…Y después de aquella fogosa mañana calenturienta y apasionada…Tenía que estar pendiente de él de noche y de día para vernos a escondidas…era agotador, no podía más, porque a mí lo que me gustaba era disfrutar de libertad, y no estar pendiente de ahora me ven, y ahora no que nos pueden ver, ¡madre mía de mi vida! Eso es un gasto de energía que no se podía soportar, pero…Cuando pienso en él me llevo las manos al pecho y le digo muy bajito…no puede ser, no puede ser…pues…He padecido contigo lo que no hay en los escritos y ya me cansé… Antes eras tú el que manejaba los delirios de mis sentimientos para dejarme luego tirada por los suelos, desapareciendo días y meses enteros, y yo mientras tanto con el corazón en un puño, sobresaltada y nerviosa perdida, con un nudo en la garganta y el estómago cerrado, así estoy, más flaca que una sardina enlatada…Tengo una depresión de caballo, he perdido el apetito y la dignidad, no me queda nada…hasta las lágrimas se me han agotado de tanto llorar, dejándome los ojos más secos que la mojama, y unas ojeras que cada día me veo más vieja y fea, pero…Cuando volvías me maquillaba la cara, me vestía toda guapa y te recibía con una sonrisa y los brazos abiertos como una adolescente, ¡qué poquito me he dado a valer por Dios! Cada vez que lo recuerdo me siento tan estúpida… ¡Ay madre mía de mi vida! Ojalá te hubiera hecho caso todas esas veces que me decías…Ese hombre es un mujeriego y te hará sufrir mucho…Y no, que una se da cuenta cuando tiene canas en la cabeza, los pechos caídos y la autoestima por los suelos…pues…Pensaba que ya era muy tarde para volver a empezar, que ningún hombre se fijaría en mí y lo peor de todo, que jamás me volvería a enamorar, y eso era lo que peor llevaba…hasta que me di cuenta que lo mejor estaría siempre por llegar, y por eso…He cogido las riendas y me he dicho…¡Basta ya de tanto dolor! Hasta aquí he llegado, ya no aguanto más a éste hombre que me ha hecho llorar días tras días, y todos los fines de semana…pues…Me harté de espiarte, seguirte y de padecer malas noches llorando… ¡Se acabó! Ahora soy yo la que manda en ésta relación malsana y llenita de obstáculos, ¡mira qué bien! No sé cómo ha podido ocurrir, pero de repente me he dado cuenta de que no duele tanto vivir sin ti, es casi milagroso, pero…Al fin me libré de tus desplantes, ¡vaya que sí! Que me he liberado de ti, de las penas, de la angustia, de los llantos... Apenas puedo creer que sea yo, ¡madre mía de mi vida! Después de haber estado amarrada a tu espalda como una mochila, algo brilló tras los muros del corazón apagando la razón implantada que yo misma vetaba, volviendo a resurgir de las cenizas que me tenían cegada en vida…

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