miércoles, 18 de septiembre de 2019

DONDE LA SEDA Y EL RASO.- (MICRORRELATO)



Hay un suspiro latente y perdido por ahí que no para de insistir que me quiere y no puede vivir sin mí, y de tanto suspirar va a morir de ansiedad... y yo que lo escucho respirar en mi corazón le digo...Espera, espera que tengo los sentidos batallando en una lucha continua entre tu vida y la mía…y él que no quiere saber nada de guerras ni batallas encontradas... Me visita de noche mientras duermo, se desliza por las sábanas de mi cama, me abraza toda entera…y sigilosamente me arranca los encajes de del tanga, y entre sueños me despiertan las caricias de sus besos desde los pies hasta los cabellos que revuelve con la fuerza de su deseo…y cuando me levanto lo siento suspirando en las huellas que dejaron sus manos en mis caderas…No te vayas amor mío, no te vayas, que aunque no esté contigo te llevo en mi alma y en mis canas…Ella iba caminando tranquilamente admirando cada pedacito de calle como si nunca hubiera pasado por allí…Él la vio deambulando por la acera perdida entre bares y pequeñas tiendas de comestibles, esas que aún persisten a pesar de las grandes superficies…Se quedó observándola y se acercó para preguntarle si era la mujer que había quedado en visitar el taller… Sí, sí, soy yo…Y a partir de ese día no pasa uno que no se crucen dulces palabritas con una pizquita de pasión…Un duelo de frases donde el sexo era compartido con las comas y los puntos suspendidos…una cortina de humo donde la seda y el raso se daban la mano… pues…Vio en ella algo más allá de la pura imagen, atravesándole el alma traspasando todos los sentimientos de su ser, y…Como un caballero andante buscando a su Dulcinea, se encontró a doña Inés éste aspirante a don Juan…Era atrevido, osado, sugerente, seductor…Alto, guapo, varonil…joven…un buitre de esos que tanto proliferan por aquí y por allí…por la red…Tenía una manera de ser que las cazaba al vuelo, no se le escapaba ni una tía que se le cruzara en el camino y menos las de buen ver, pero no sólo de buen ver físicamente…bueno, eso también, ya que era selectivo en la caza humana de mujeres hermosas y bien proporcionadas que, como todos los hombres que se las dan de muy listos y machotes…era lo primero que su ojo avizor retrataba en su mente para provecho de sus manos…y entrepiernas…No paraba de pensar en ella, la tenía constantemente bailoteando bajo su cuerpo como muñeca de trapo, y lo que ignoraba es que era una mujer de armas tomar, que no se daba a cualquiera aunque la siguiera por senderos ocultos y llanuras abiertas…Era un verdadero ligón sin fronteras que cuando alguna se le metía entre ceja y ceja, no miraba si casada, viuda o soltera, lo único que ansiaba era llevársela a su terreno para comérsela a besos y acariciarle las caderas…y las piernas, vaya usted a pensar que era un simple don Juan, que a éste tipo…Le pone pasar la lengua desde las ingles hasta los pies y vuelta a empezar, para seguir navegando al ritmo del vaivén de las olas, y cuando menos lo piensa, se sumerge en medio del huracán para danzar como amo del catamarán, y antes de que amanezca está una embravecida perdida de tantos embates de éste pirata de los mares y lo maneja a su antojo y lo deja hecho polvo, pero…Como es polizonte aspirante a capitán, y todo su afán es llevársela a sotavento, al final, ella que es una señora, pierrot a todas horas, lo arrastra a barlovento y se van al garete, él como boquerón y ella como sardina espetada en el timón de su ancla varada, pero…No conforme con el espeto de su talla, se convierte en tiburón y arremete con fuerzas, hasta que la volvió loca de tanto como le gustaron las olas…pues…Él veía en ella algo más que la pura imagen de libertad que tenía envuelta en el alma…y en su sombra, ¡vaya que sí! Que era selectivo y mimoso en la imagen de sus ojos…los ojos del buen gusto y el halo que rodea la silueta de las hembras…Y yo que estoy de vueltas de éstos hombres, que según ellos se las saben todas…le seguí el juego con rimas y leyendas, que sin tener nada que ver con Gustavo Adolfo Bécquer, me identifico en el romanticismo de sus letras, y por eso…Me vuelco en esa jerga de frases rocambolescas, aludiendo a pasiones ocultas y aventuras de sombras chinescas con las dos caras de la luna…pues…Con estrategias y encantamientos usaba el sexo para llevarme a su terreno, poniéndome en la tesitura de jugar al arte de la seducción con labia y buen humor, ofreciéndome pasar noches locas de lujuria y pasión, pero…Como un caballero andante en busca de Dulcinea, se encontró a doña Inés éste aspirante a don Juan…Era como una cortina de humo donde la seda y el raso se daban la mano…

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