lunes, 4 de febrero de 2019

COMO GAVIOTA DE ALAS ROTAS.- (MICRORRELATO)


  1. Cuanta ternura desprendes mi amor, cuanta…Era como una gaviota volando a ras del suelo con alas rotas…Me sentía morir cada vez que lo veía a través del cristal oscuro, ese negro que se enciende con las teclas del silencio…silencio mudo y llenos de voces que salen de los infiernos, del más allá…el que atraviesa los límites de la realidad y se cruza con los tabúes de la libertad…libertinaje…palabra arbitraria que se usa con la única excusa de seguir adelante con la vida vacua y sin perder la comodidad…Si tú supieras lo que siento cada vez que te veo tirándome besos desde lejos, te quedarías medio muerto…pues...Me entra una calentura por todo el cuerpo que me arden hasta los mismísimos pensamientos... me siento como una gaviota volando con alas rotas que atrapa los dichos de la calle y de los barrios marginales... Esos en los que las malas lenguas dicen que cuando una persona piensa en otra, es porque a ambas la unen un lazo de conexión que no se sabe ni por dónde, ni por qué, pero en algún momento de sus vidas surgió…El caso es que te paseas por mi cabeza de tal manera, que te has convertido en un inquilino habitual… Debe ser que me acompañas por los caminos, porque hay veces que te oigo toser, y aunque vuelvo la cabeza y no te veo, siento el roce de tus suspiros en mis cabellos y te presiento deambulando entre las ramas de los árboles como su fueras un espíritu atormentado...pues...Sé que estás muy arrepentido, créeme que lo sé, y que necesitas decirme cuánto sientes haberme hecho daño, ¡vaya que lo sé! Y que por nada en el mundo habrías querido humillarme con esa foto tan extravagante…Que sólo deseabas mostrarme la virilidad de tu hombría masculina entre sábanas y bambalinas…Te enamoraste de una mujer sin fronteras en la piel que desbarató todos tus dilemas, esos que te traían de cabeza desde que traspasaste los límites de la gentileza, y por eso…Te dejaste llevar por mi osadía cuando, sabiendo ya a lo que me exponía, te reté a mostrar toda tu desfachatez para perderte de vista de una vez…pues…Me estaba desesperando tanta osadía por tu parte el que quisieras convencerme a seguir por los caminos del mal andar, sin atreverte a ser honesto y sincero desde el primer día haciéndote pasar por todo un señor caballero, y lo único que buscabas en mí, era una fraseología insidiosa y llena de picardías a través del candil, ese que tenías encendido en las manos mientras hablabas de todas las fechorías de tu vida como si fuera la mejor de tus amigas, y… ¿sabes qué te digo? ¿Qué? Que me hacían gracia, cuando con mis respuestas te precipitabas por los acantilados…Se puso muy ufano y envalentonado, como si pretendiera seguirle hasta que se hartara de mí como una insignificancia más del camino, así que tuve que darle largas antes de que se subiera por las ramas…Pero...¿Pero, qué, pero qué? ¡Dímelo ya que estoy a punto de fraguar! Parecía que lo estaba viendo...todo enardecido perdido y dándole que te pego a las teclas del incondicional, ese que siempre lo tiene uno a mano y con el que puedes contar para cuando la cosa te sale fatal, fiel amante y leal compañero de por vida hasta que se olvida hasta de ti y de todo lo demás…Es que yo... seguí con mis triquiñuelas... Quiero a otro y contigo no puede ser...Es posible que de vez en cuando imagine una noche loca contigo, ¿para qué te voy a engañar? Incluso hasta desee una cita de esas en la que te mire a los ojos con cara de mujer fatal, y que de un empujón te tumbe en el colchón con fuerza y tesón, me siente a horcajadas sobre tu vientre y te tiente desvergonzadamente en la boca con la seda de mi tanga para que me lo arranques con los dientes, ¿te enteras? Pasaron unos minutos en silencio total, tan abrumador que lo sentía a mil leguas resoplar como un galgo tras una liebre, que sin poderla alcanzar se tragaba el polvo de sus patas como un orangután, mascullando entre forcejeos…La tía ésta me tiene absorbidos los sesos como una bruja hechicera…Y yo a lo mío tan campante seguí mi perorata…Piensas lo que quieras, me importa un bledo, ya sabes de qué pasta y calaña son los pensamientos que me entran cuando te paseas por mi mente...y…Ahora te dejo para que te quedes con las ganas de haber provocado éstas ansias ardientes en lo más íntimo de mi cuerpo y el alma…pues…Tan sólo soy esa pluma que escribe como gaviota de alas rotas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario