domingo, 12 de agosto de 2018

LA MALDICIÓN DE LOS HOMBRES.- (MICRORRELATO)


¡Qué sensación tan agradable siento en el cuerpo con el recuerdo de tus besos...cuando te pienso…! Me sentía eufórica, loca de entusiasmo pensando que ese día vendría a por mí, que estaría buscándome por calles y avenidas como un joven enamorado en su primera cita… Iba caminando dando pequeños saltos de alegría, nerviosita perdida, sonriendo para mis adentros…No podía resistirme a la emoción de verme de nuevo en sus brazos…lo necesitaba tanto…Era como una adolescente atrapada en un cuerpo de mujer de edad respetable, esas que dicen por ahí de edad madura…pues…Hacía tiempo que ya había traspasado los cincuenta y pico…pico largo de cigüeña…Aún no me había hecho a la idea que era una abuela…quizás nunca maduré…Llevaba más de dos meses sin verlo, sin amarlo…sin tenerlo en mis brazos…sin sentir sus besos en mis labios…mis amados besos…esos que saben a uvas con queso…Otras veces me abrumaban los malos pensamientos y la depresión se hacía eco alrededor de mi alma y la tristeza me oprimía el pecho…Pensaba que con el tiempo sin verme, el amor se iría al olvido y que tarde o temprano sucumbiría a los brazos de otra mujer…es tan ardiente y fogoso…necesita constantemente sentirse amado y amar a la vez…como yo…Somos dos espíritus libres que se niegan a seguir el ritmo natural del tiempo en la edad terrenal…Ya no nos pegaba éstos sentimientos tan apasionantes…iba a la contra de la naturaleza…pues…Últimamente sufría unos sobresaltos dignos de mocita en época estudiantil, y unos altibajos impresionantes. Lo mismo me exaltaba como me derrumbaba…y por eso…Estoy de nuevo deshojando la margarita del amor…Sí, no, sí…Me quiere, lo sé…me quiere y me desea de una manera carnal…Es un veneno letal que traspasa los límites del alma…pero…Es orgulloso, no quiere dar su brazo a torcer, quiere demostrar que puede vivir sin mí, que pasa, que está por encima de cualquier sentimiento que le desequilibre el estado emocional…lo conozco tan bien…En el fondo es un niño, un loco del amor salvaje y expuesto como yo…Sí, sí, como yo que soy la fiera de sus batallas y peleas…No pienso ceder jamás a las leyes del quién puede más…pues…Somos tal para cual, me quiere y lo quiero yo…lo amo, lo deseo, es mi pasión…un loco enamorado de mis gemidos…Le gusta oírme suspirar de placer, le encanta, lo sé, pero también le gusta darme celos, me quiere atrapar los sentimientos y esclavizarme a su ego…y por eso…Sale presumiendo por ahí como si fuera indomable…Ahora le ha dado por dejarse el pelo largo y cogérselo en una coleta baja, pero ¡si está medio calvo! Tiene tres pelos en la frente, además canoso, y para colmo se ha puesto un aro en una oreja, ¡madre mía cómo esta de loco…! Hasta que me harte…el día menos pensado lo voy a coger por mi cuenta y se va a enterar de quién soy yo…pues…Esto de ir por la calle todo vanidoso atrayendo las miradas de las mujeres le encanta, sobre todo si estoy delante observándolo, pero me hago la loca y lo miro de refilón y veo cómo se pavonea como un gallo en el corral de gallinas, ¡qué rabia me da! Míralo, ahí viene, me gusta como para perder la cabeza, pero se va a quedar con las ganas…Está como para darle un buen revolcón y ponerle la boca a cuarta de besos…¡Señor, Señor…cada día estoy más descarada…! Soy una deslenguada…no tengo vergüenza… ¡Ay si mi madre levantara la cabeza…! Con lo remisa y educada que era…Perdóname mamá, es que estoy enamorada, ¿sabes? No me escucha, claro está en el cielo y en ese lugar jamás se pierden las formas…No me lo pensé ni un instante y lo paré en medio la calle, que mira por donde estaba llenita de gente, ¡a la porra la gente! ¡Oye tú! Te voy a decir una cosa y escúchala bien porque jamás te la volveré a repetir, ¿te enteras? Se quedó mirándome a los ojos…retándome… Mi vida sin ti no tiene sentido, lo sé, ¡vaya que lo sé! pero jamás te rogare que vuelvas a mi lado, eso lo tendrás que decidir tú... mientras tanto seguiré el camino sola hasta que te decidas seguir adelante o conmigo…y siguió adelante...Me quedé observándolo mientras se alejaba…no pude contenerme y le grité… ¡Oye tú! ¿Quién yo? Sí, sí tú... ¿Tú te crees que puedes pasear por ahí con un pendiente en la oreja, el cigarrillo de medio lado y pisando fuerte...? Eres la perdición de las mujeres... ¡Yo...! Sí, sí, tú, que vas con la camisa desabrochada mostrando pectorales y los vaqueros ceñidos y ajustados marcando donetes... y... ¿sabes qué te digo? Se quedó expectante, esperando a ver por dónde salía... Lo miré con la osadía en la frente y le plante en la cara... El día menos pensado te voy a arrastrar hasta un callejón, te voy a estampar contra la pared y te voy a bajar la cremallera del pantalón…y te vas a enterar tú bien quién soy yo, porque si tú eres la perdición de las mujeres… yo seré la maldición de los hombres...

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