sábado, 11 de noviembre de 2017

MIS IRAS SALVAJES.- (MICRORRELATO)


Me acusaste que estaba con otro mientras ibas a por ella por calles y carreteras…Me llamaste celosa, cuentista y embustera y eras tú el que engañaba escondido entre matojos y cañas…Estabas conmigo y con ella, hasta que me cansé de ignorarla y me planté frente a su casa…pues…Me dijiste que si no me fiaba de ti, le preguntara, y sin pensármelo más, por una vez en mi vida te hice caso...y fíjate tú, que en cuanto me vio de frente, agachó la cabeza y la mirada, y se quedó callada…No hizo falta preguntarle nada, de sobra sabía a lo que iba, y dándome la vuelta salí corriendo con los ojos llenitos de lágrimas…pues…Mis piernas veloces me arrastraron hasta ningún lado y me desgarré hasta que me quedé sin llanto…Me fui al árbol y lo abrace como los osos cuando le pican la espalda…y a mí me picaba el alma… Me llené de todas sus fuerzas y salí corriendo cuesta abajo, apenas podía ver las caras de la gente que se apartaban volviendo la mirada, tan sólo uno me paró el paso llamándome por mi nombre, y sin saber bien lo que hacía me dejé caer sobre su pecho agonizando de dolor, y lo abracé llorando…¿Dónde vas tan ligera y de esta manera, dime qué te pasa? Nada, nada…son cosas de mujer enamorada, simplemente eso…Me apretó hacia sí besándome la frente con cariño y buenas formas y apartándome los cabellos de la cara me miró a los ojos preguntándome con la mirada…Saca buen provecho de mí por Dios, abrázame fuerte y saca de mi cuerpo todo lo que tú quieras que tienes mi permiso…le dije…Se quedó mirándome con la interrogación pintada en su rostro…pues…Yo sabía que estaba loco por robarme un beso, y sin esperárselo siquiera me acerqué a su cuello susurrando entrecortadamente…Arranca de mi cuerpo todos mis suspiros por favor… mátame a besos…Me rodeó la cintura y nos encaminamos hacia su coche, y abriendo la portezuela…Tú mandas…Llévame al fin del mundo amigo mío, llévame lo más lejos posible de aquí, por favor te lo pido, que quiero perderme contigo donde no existan los prejuicios, que aunque no te quiera, te deseo hasta que se acaben todos los gritos…Calles y caminos se abren ante mí, un futuro incierto será el devenir, plazas abiertas cantando las niñas enlazadas en un gran corro, girando la rueda sin leyes ni espuelas que puedan frenar mis arengas…Pasajes deformes gritan tu nombre en mis adentros con alegría y tristeza. Te quiero y te quise más que a nadie y jamás podrás decirme de frente, mirándome el rostro con descaro y vergüenza, haberme visto en esta vida ni en la otra que nos espera entre el cielo y la tierra, que yo fui de otro hombre mientras estuviste a mi vera…Pero ahora que el despecho se hizo dueño de mi rabia y mis celos, me lancé toda desnuda y entera a éstos brazos que me apasionan las carnes y sus labios me besan con voz que desespera mi alma y mi entrepierna…Herida y maltrecha ante la incertidumbre de seguir avanzando por esos caminos, el pecho me chilla que pare enseguida…pues… Esos demonios que tienes en tus fueros pegándote fuego…Esos gritos callados y en silencio que duermen en tus encierros, salen furiosos por los desgarros de tus carnes asoladas de tanto como te desesperan mis letras libres y abiertas, y yo que los escucho a través de mis sentimientos, los ahuyento con los diablos que arden en el infierno que estoy viviendo desde que no te veo, traspasándolo a tu cuerpo a través de los aullidos del viento, que golpean mi mente con las manos de tu muerte…Malditos demonios que luchan sin tregua en una batalla disuasoria, especulando con los sentimientos de los celos, latiendo en mi pecho que vivir a tu lado se ha convertido en un tormento…¡Para por Dios, para aquí! Me miró a los ojos…No puedo, lo siento, pero no puedo…perdóname, por favor, te ruego que me perdones… Me fui al templo de Dios donde me encuentro en otra dimensión del alma oyendo los gritos de mis carnes desnudas, desgarrándome la garganta de lágrimas que quieren salir a tropel, pidiendo venganza para mi amor, y salgo renovadas mis ansias de vivir con el entusiasmo de las pasiones ocultas de mi piel… El silencio era sepulcral, no había nadie, estaba rodeada de imágenes quietas y calladas…Señor mío, me siento vacía y rota por dentro, yo lo quería y lo sabes, no era sólo sexo, sino amor verdadero…Aleja de mí la rabia, el odio, el despecho y los malos sentimientos…Quita de mi esencia la mala sangre que me invade cada vez que pienso que a otra le da mis besos…pues…Era el dueño de mis sentimientos, mi amor, mi cariño, mis pasiones ocultas…mi sexo…Mis carnes pervertidas y mi hiel, como si en vez de ser yo la que regía mis emociones, fuera él desde donde estuviera que esté…Ahora es el dueño de mis iras salvajes, mis celos malditos y mis locuras inciertas…

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