viernes, 25 de noviembre de 2016

YA NO ME DUELE TU OLVIDO.- (MICRORRELATO)


Me dijo que me amaba más que a su vida, que lo 

iba a dejar todo por mí y yo me lo creí…Tenía una 

venda en los ojos que no me dejaba ver más allá…

Mentía más que parpadeaba…pero lo quería a 

rabiar…Yo vivía en Madrid con mi marido, tenía 

una posición cómoda, nuestra convivencia era más 

o menos normal, hasta que lo pillé con otra en la 



cama después de veinte años de matrimonio…No 

le di opción ni a pedirme perdón…Me divorcié. 

Tenía cuarenta y cinco años, toda una vida por 

delante y no estaba dispuesta a quedarme 

encerrada en casa. Siempre he sido una mujer muy 

independiente, y aunque mi ex era un militar de 

alto cargo, jamás dejé mi trabajo de directora de 

un instituto. Pedí la excedencia por un año y me 

dediqué a viajar por toda España y parte del 

extranjero…Durante todo ese tiempo conocí a 

varios tipos que lo único que buscaban era sexo 

puro y duro, más o menos como yo. Me sentía sola 

y algo decaída, pero de nada me valió porque soy 

mujer que para besarme con un extraño necesito 

sentir un leve toque de amor...Hasta que lo 

conocí…Regresé a Madrid y me incorporé en mi 

trabajo y en menos de un año se presentó 

Maurice…Era el nuevo profesor de idiomas…Me 

enamoré perdidamente de él…Como las olas del 

mar en su resaca es el amor mío, esas que vienen y 

van...y en el silencio de la noche barrunta la 

tormenta hasta el amanecer…son las cuerdas 

flojas las que me atan y desatan a la vez…

fuertemente oprimidas por el dolor de tu llanto 

mudo y sin voz…pues…como un pirata te siento 

buscando el tesoro en lo más profundo de mi 

garganta…y de mi ser…y embravecida me pierdo 

entre oleajes con los embates de tu piel…elevado 

mi cuerpo a la merced de la cresta revoltosa, que 

como una caracola se deja hacer con la furia de tu 

querer…llegando a la orilla con la sonrisa de la 

luna, mansa y tranquila…dormida tal vez…Tenía 

cuarenta y nueve años, dos más que yo y estaba en 

trámites de divorcio...Fueron quince años de 

agonía, de supervivencia de desesperación…Una 

lucha de titanes, dos almas gemelas llenas de 

fuego…demasiado carácter y celos por parte de 

los dos…teníamos encuentros pasionales en todas 

partes…aquí te pillo y aquí te mato, a lo bestia…

en el aseo deprisa y corriendo, otras escondidos 

en los vestuarios, en la calle, en el ascensor 

dándole al botón arriba y abajo…en el portal, en 

los jardines atrapados en la oscuridad en la 

noche…en su coche, en el mío, en cualquier 

rincón del camino…me tenía dominada. Estaba 

locamente enamorada, jamás había deseado a un 

hombre con tanta ansiedad, me había hechizado 

de tal manera que estaba completamente 

obsesionada, todos mis pensamientos en él, desde 

que me acostaba hasta el anochecer…y al alba 

también…No podía estar ni un solo día sin 

verlo…A veces me invadían los demonios 

imaginándomelo con otra, y era tan real mi sentir, 

que sufría de dolor y me daban ganas de matar. Me 

enfurecía pensarlo, no sé qué es lo que me dio éste 

hombre, lo quería a morir…hasta que…Algo 

entreví en su cambio de actitud hacia mí que me 

hizo sospechar la cruda realidad…quizás esa 

intuición femenina que tenemos las mujeres para 

poder discernir entre leves trazos de 

obsesión...Poco a poco empecé a alejarme…Me 

decepcionaste…ya no me duele tu olvido…Me 

estaba haciendo con el mando de la situación y me 

hice fuerte y valiente, demasiado atrevida…Será 

de tanto daño que me has hecho…Me dediqué a 

coquetear con otros hombres y si me atraían hacía 

lo que me pedía el cuerpo en esos momentos…

Era una manera de vengarme...Esas manos vacías 

y destempladas son las que siento en mis palabras 

tristes y abandonadas…Ese leve cosquilleo de 

indiferencia que te saca una sonrisa de sarcasmo 

cuando me miras, es porque aún me piensas con 

deseo y cautela, y yo me pregunto, ¿no será que 

todavía me llevas metida en tus sentimientos con 

la agonía del despecho? Es la máscara más fácil 

que tienes para demostrar tu mente airada…

pues…llevas el dolor escrito en tu rostro cuando 

te cruzas en mi camino, y de cólera contenida 

desvía tu furia hacia dentro y te tragas los 

demonios que te salen del entrecejo…Esa sonrisa 

que ríe sumisa y aletargada te delata…y…Esa 

mirada ensangrentada, toda rota por mí, es la que 

me revoluciona la desnudez de mi piel y la que 

me guía a tu querer…A veces nos veíamos en mi 

casa…Sentía en mis adentros que sufría por mí, 

era como si adivinara sus pensamientos, y un leve 

cosquilleo me invadía por el cuerpo sabiendo de 

sus tristes sentimientos al recordar mis besos, mis 

abrazos, mis susurros y mi entrega total a otros 

hombres…hasta que lo conocí...pues...Creaste la 

duda en mi mente y ya no puedo besar tu boca con 

la urgencia de la pasión…ni se me apetece abrazar 

tu cuerpo con ternura, ni decirte al oído palabras 

sinceras de amor…Ahora mis sentires se quedan 

encerrado tras las rejas de mi garganta…No me 

salen los suspiros del pecho cuando te veo...ni 

tampoco me estremezco con tu recuerdo...tengo el 

corazón partido en mil pedazos… Se ha cruzado 

un hombre en mi camino que ha pegado los trozos 

con sus labios…y ha recorrido mi cuerpo con la 

caricia de sus manos…me ha robado el sueño, el 

aire que respiro y hasta el pensamiento, que allá 

donde me llevan los pasos, me viene al recuerdo 

su mirada llena de deseo...A veces me asaltan las 

dudas de los sentimientos y se me desboca el 

temperamento de tal manera, que no sé qué 

pensar, es tanta la incertidumbre de no saber de ti 

que se me nublan los pensamientos…pues…Me 

acariciaste la boca mi amor, me la enamoraste con 

un beso de pasión, y a partir de entonces, ya no 

quiero otro beso...fue un beso reposado, como tú, 

tranquilo y relajado, como tú, sin prisas, que se 

dejó besar como si estuviera esperando dormirse 

en mis labios, y ya no quiero un nuevo despertar 

donde abra mis ojos y no estés a mi lado...ven de 

nuevo mi amor, ven a mis brazos, que a pesar del 

tiempo pasado...no te he olvidado…pues...Estaba 

en la residencia visitando a su hermano mayor, y 

yo había ido a ver a una tía mía enferma de 

alzhéimer con noventa y siete años. Nuestras 

miradas se cruzaron en una infinita sonrisa de 

pasión…Habían pasado cinco años desde que 

tuvimos una cita a ciegas…la del beso…Llevaba 

siete años viudo, tenía sesenta y nueve años, dos 

más que yo…a partir de ese momento no nos 

separamos, y a los tres meses de salir lo invité a 

mi casa…Cenamos y brindamos por nosotros…

nos fuimos al dormitorio y empecé a 

desnudarme…estaba muy nervioso…Tranquilo, 

tú relájate que si hoy no sale bien, tenemos más 

días…Fue la noche más bonita y hermosa de mi 

vida…vi cohetes de mil colores…me besó la boca 

y me dijo…mañana más…y me quedé dormida en 

sus brazos con una sonrisa en mis labios…


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