domingo, 20 de noviembre de 2016

CARTA AL CIELO.-





Hay que ver lo oscura que está la tarde, y encima no ha parado de llover, y yo aquí dándole a las teclas y buscando fotos, tengo una barbaridad de mis hermanas...precisamente hoy es el cumpleaños de mi hermano José Mari, y el martes cumpliría la chica cincuenta y nueve años, pues ya hace cinco que se quedó dormidita y siempre la llevo en mi corazón...Si tú supieras mi querida hermana lo que te echo de menos…no te puedes imaginar el trabajo que me cuesta asomarme a la ventana y no verte montada en tu bici, llamándome a voces, y yo salía enseguida y veía esa cara tan bonita Mariafri de mi vida…no comprendo por qué te pusiste tan malita, justo cuando estabas tan bien…perdonarme, por Dios, perdonarme, yo no quiero que nadie piense que soy una egoísta…bueno quizás un poco sí…no lo puedo remediar, a veces me invade la pena tanto y tengo que expresarme, echar mis lágrimas aquí…mi corazón se rompe cada vez que me lio a limpiar sus fotos, justo frente de mí sonriéndome…eras tan bonita hermanita mía…la echo de menos, lo siento…ya sabéis que no me gusta escribir penas, pero a veces necesito llorarla un poquito…sí…me viene bien para el alma…me relaja el pecho…son suspiros de amor lo que me salen del corazón…Me regaló un angelito cuando nació mi hija África, y lo puso detrás de su foto…Para que la guarde y la proteja…me dijo…luego compró otro para el niño…Los tengo ahí siempre y cada vez que paso el trapo del polvo por la cómoda, los veo y me viene su recuerdo…nació tan delgadita…yo tenía seis años entonces…era la más chica de las seis hermanas, por eso la llamábamos la chica…después Mariafri, todo junto…era preciosa, con los ojos azules…a veces se les cambiaban a grises, otras verde esmeralda…tenía el pelo negro azabache y la boquita como una fresa…era preciosa, la más bonita de las hermanas…siempre estaba pegada a mí…le hacía ahogadillas en la playa del Chorrillo…la enseñé a nadar, también a andar…la ponía en la pared y le decía…ven, ven…y se dejaba caer en mis brazos…Una vez le salió un grano enorme en la barriga y mi padre se lo extirpó y salpicó de pus y sangre hasta el techo…lo recuerdo muy bien…nunca lo olvidaré porque lloró mucho…pobrecita…otra vez se puso a hacer como la que volaba por la acera desde el instituto hasta abajo, y el viento la tiró y llegó a casa llenita cardenales y llorando como una magdalena…¡qué pena! Es que estaba muy canija…mi padre siempre le daba una cucharadita sopera de calcio, y otra de aceite de hígado de bacalao, ¡uf! Estaba más malo, a nosotras también nos obligaba, ¡qué mal sabor tenía…! Luego cuando se hizo una mujercita se acomplejó mucho y con el calor que hacía, nunca se quitaba la rebeca que mi madre nos había comprado en Ceuta... de algodón blanca, entonces se decía conjunto, porque eran de dos piezas, ¿os acordáis? La llamaban Olivia, la novia de Popeye…tenía los brazos muy delgaditos, como los fideos…me acuerdo que cuando iba al colegio se echó una amiguita altísima, Mercedes, y los demás niños y niñas le decía la una y media…¡qué casualidad! Ahora mismo estarán en el cielo juntas…me pregunto si los angelitos la seguirán llamando así…la verdad es que ella, cuando me lo contaba se reía mucho…nos reíamos las dos hasta de nuestra sombra…tan sólo con mirarnos ya sabíamos los que pensábamos...Cuando me casé, se venía todos los días a mi casa…bueno, en realidad se venían todas mis hermanas, con eso de que fui la primera en casarme, estaban deseando de estar en casa…mi marido ponía una cara…no teníamos ni intimidad…luego cuando nació la niña, todas peleándose por cogerla…hasta me enfadaban porque una le tiraba de las piernas y otras de los brazos…mi hija la adoraba…parecían hermanas…siempre juntitas las dos…mi niña le contaba todos sus secretos antes que a mí…incluso cuando le gustaba un chico del instituto, precisamente su novio, hoy su marido…¡qué cosas me están viniendo a la memoria…! Debe ser éste domingo lluvioso…la ponen a una triste…Todos los sábados salíamos mi marido y yo de juerga y ellas se quedaban con los niños…también discutían por dormir en mi casa…es que tenían novios…y se los traían…ya se sabe…a mí no me importaba ni a mi marido tampoco…eso se llevaron para adelante, no como yo que me casé virgen…a quien se le ocurre…anda que si me cogen ahora…¡vaya! parece que se me ha pasado el llanto, bueno mejor…

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