Hay un dilema latente dentro de mí que no para de insistir
que no se puede querer a dos hombres a la vez, y yo que me enamoré de ti
estando viviendo con él, me pregunto si será grave pecado ser infiel, porque
esto que estoy sintiendo en mis carnes es puro y duro sexo, y llega un momento
que ya no sé qué pensar, si es que he sido siempre así de fogosa, o la mujer
que habitaba en mi interior estaba dormida, o…La rescataste de su tumba de
hielo con tu lengua de fuego…pues…Hasta ahora nunca había sentido en mis
carnes ésta pasión, ni tanto desatino en mi boca, ni éste descontrol en las piernas,
que antes permanecían firmes y seguras y ahora se descomponen con tus caricias…Quizás
los años de convivencia se hayan acostumbrado a la parsimonia y quietud de la
comodidad placentera del hogar, dejando de lado las noches apasionadas a un
lado, como si eso fuera requisito de recién casados, y ahora…No sé si
confesarle a mi pareja que hay uno por ahí que me tiene loquita el sentir, o dejarlo
marchar hasta que se me pase éste enamoramiento fugaz, y por eso…He decidido
quedarme quietecita en casa y esperar que el tiempo haga su trabajo
quitándomelo de la cabeza…pues…Seguro que son rachas oscilantes de la edad
madura, cuando en los matrimonios se instala la rutina convencional que se
acomoda en nuestra mente y nuestro cuerpo, pero…Pasan los días, semanas y meses,
y…Aquél beso que me distes me queman en los labios con el fuego de los
infiernos, y hay momentos que no puedo soportarlo…Miro a mi marido sentado a
mi lado, tranquilo y sosegado…y callo…sello mi boca…no quiero hacerle daño…no
se lo merece…es bueno y honrado…es el padre de mis hijos y creo que con el
tiempo esto pasará y será como ave de paso, pero…No se me olvida, está siempre
ronroneando en mi cabeza como un gato…me miro al espejo y tengo unas ojeras…mis
ojos reflejan la melancolía del alma…se me nota mucho la tristeza de no poder
estar en sus brazos…incluso he adelgazado un poco, hasta mis amigas me preguntan
que cómo lo hago…dicen que les doy envidia…si ellas supieran el motivo…tengo
una opresión en el pecho que no me deja ni respirar…No debería sentir ésta
ansiedad tan grande…Deben ser
cosas del destino…Camino sola, quiero
estar sola sin que nadie me moleste, sólo yo con mis pensamientos que no son
míos, si no suyos…pues…Recuerdo sus brazos alrededor de mi cuerpo y los deseo…me
arden las piernas cuando lo pienso…nunca había tenido tanta necesidad de sentirme amada por un hombre hasta ahora…tampoco ésta fogosidad que me avergüenza la
garganta, y por eso…Me he desahogado con una amiga que conocí por casualidad en
el colegio de mi nietecita…Somos más o menos de la misma edad, pasada la
cincuentena, ella tiene un nieto y de vez en cuando quedamos para tomar café,
la verdad es que hemos hecho muy buenas migas, aunque somos muy diferentes,
sobre todo en la relación de pareja…Ella tiene una vida perfecta, casi la envidio…pues…Lleva
treinta y ocho años casada, y su marido sigue tan enamorado como el primer día
que la conoció, y en la cama es un verdadero animal, le trae flores todos los domingos,
la mima y le dice cosas bonitas, además cada vez que sale de viaje por su
trabajo, llega con un regalo bajo el brazo…Siempre ha sido un hombre muy
detallista…Me comenta sonriendo…Se me saltaron las lágrimas y se quedó mirándome…¿Qué
te ocurre? Me preguntó…Me desmoroné…no podía soportar más ésta angustia, y por
eso…Me abrí a ella echando todas las lágrimas que ardían en mi garganta…no
podía seguir ocultándolo, y dándome un abrazo me dijo que todo se arreglaría…Me
sentí mejor, y al pasar por una iglesia entré…Dios mío, te ruego que me ayudes, dime qué debo hacer…he estado con otro hombre,
lo amo, lo quiero…lo deseo…perdóname, es un sentimiento que se ha apoderado de
mi corazón…es posible que en el mío quepan dos amores diferentes y a los que no
se pueda renunciar…pues…El que vive conmigo es bueno, pero el que deseo es el
que me hace vibrar como nadie lo ha hecho jamás, ni en mis años de juventud
donde todo era romance y pura fantasía de llamaradas encendidas, y ahora, justo
en la edad madura me siento igual o más…Salí del templo de Dios y seguí
caminando, cuando me tropecé con mi amiga…nos abrazamos sonriendo…estaba esperando
a su marido, ese que dice que es don perfecto, que la ama y que la mima, que le
trae flores y es un animal en la cama, y…Verdad es…lo sé, ¡vaya que lo sé! Es
el que enamoró mis sentidos, la debilidad de mi alma, mi boca y mis piernas
ansiosas…el mismo que rescató a la mujer dormida que llevaba dentro, y ahora,
cuando sus ojos y los míos se encontraron, resurgieron todos los demonios de
mis carnes de fuego…
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