De nuevo aquí en mi salita donde paso horas interminables
escribiendo cuentos de hadas y princesas, historias indiscretas y alguna que
otra poesía de amor, esas que Gustavo Adolfo Bécquer escribía…¡Cuánto me
acuerdo de aquellas Rimas y Leyendas! Volverán las oscuras golondrinas en tu
balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando
llamarán… ¡madre mía de mi vida…la de veces que las repetía delante de todas
mis amigas…! Pero la que más me gustaba era aquella del beso…Por una mirada, un
mundo, por una sonrisa, un cielo, por un beso...¡Yo no sé qué te diera por un
beso! Entonces tenía catorce años y se me perdía la mirada en el horizonte
buscando a mi príncipe encantado, y hoy…Después de tantos años que han pasado
sigo escribiendo como antaño buscándote a través del tiempo…Un tiempo muy
lejano donde no existen esos príncipes que se quedaron olvidados…pues…Hoy en
día atraen mucho más los malotes y ladrones furtivos que te arrancan los besos
a golpes de sexo, esos que nada más conocerte te meten mano a la menor de
cambio y para de contar, a no ser…Que se topen con esa bandida, intérprete de
aventuras inconclusas que llegan a enredarse hasta con los más intrépidos y
salvajes de los hombres, y mira por dónde, a ellos también les ponen, como se
diría en el argot popular, ese modo de expresarse que arrasa por todas partes,
y por eso…Estoy aquí dándole que te pego a las teclas, lo mismo que en la
adolescencia escribía en mi diario, un diario que me regaló mi madre a los
quince años…Mi primer diario…mi querido y adorable diario donde cada atardecer,
encerrada en mi habitación, derramaba lágrimas de amor, y ahora, en éste otro
encierro impuesto por el gobierno, me pregunto...Dónde habrá ido a parar ese
primer beso que plasme en el diario aquél…¡Cómo me gustaba contarle todos mis
secretos…! Esos que guardaba en mi pecho como si fuera el mayor de los tesoros,
y en aquél momento de mi vida era de lo más apasionante que me había ocurrido,
sobretodo cuando sentí en mis labios el primer beso, ¡madre mía! Subí los
escalones del portal de dos en dos con el corazón acelerado, y nada más llegar
a casa lo escribí en mi diario con pelos y señales, ¡no escatimé ni un
detalle…! ¡Qué derroche de sentimientos, y qué acertada estuvo mi madre
regalándome un diario! Hoy en día no se lleva eso de escribir en los diarios,
para eso están las redes sociales, esas a las que le cuentas todas tus penas y
te quedas tan contenta…pues…¿Qué sería de la gente sin un hombro donde apoyar
la cabeza para desahogarse? Son como aquellas amigas íntimas que se conocen en
primaria, y forman un grupo inseparable hasta que el tiempo las separa por
circunstancias de la vida, pero mientras tanto...Ese secreto que tenía
escondido dentro del pecho te oprime tanto que ni el diario te consuela, y ya sin
poderlo retener, lo sueltas confesándoselo a la más atrevida y libertina del
grupo, y eso que tú creías grave y abominable, resulta que era la cosa más
simple y normal que le ocurría a cualquier chica de tu edad…Más o menos es lo
que pasa por aquí, que los mensajes privados van y vienen a través de internet,
haciendo posible la amistad entre desconocidos, llegando incluso a enamorarse
de verdad, y por eso…Cuando se lo conté a la más atrevida del grupo, le dio tal
ataque de risa, que al final, estando toda la peña junta no paraban de mirarme
sonriendo hasta que solté la bomba, la que creía que era una bomba explosiva y
lo único que había pasado es que me había besado con mi chico en el portal de
mi casa pensado que aquello era algo indescriptible y mortal…¿Dónde estarán
esos besos tan hermosos? Le preguntó esa mujer a ese hombre que conoció a
través de internet, y…Él, un pirata cibernético donde los haya y enamorado
hasta las trancas, enciende la cámara y se cruza los brazos como si la
abrazara, y...Ella, una bandida que está de vuelta de tanta piratería, se
desabrocha la camisa de seda y le muestra la desnudez de su cuerpo porque le
gusta, le atrae y lo desea…y porque le da la gana...¿No es también una manera
idílica de amar? Pues sí, porque…Hay muchas formas de sentir en el hombre y en
la mujer, y justamente ayer te vi…No quería verte, pero pasaste por la calle,
venías de comprar, y cuando me viste frente a ti, te paraste y me sonreíste y
yo…Que sigo con mi buscando a mi príncipe encantado, se me llena el pecho de
amor y grito al viento…Todavía te quiero…no es lo que me gustaría sentir, pero
te quiero sólo para mí, y por tener un beso tuyo en mis labios, el corazón me
sigue palpitando como cuando escribía en mi diario, y, ¡qué casualidad! Después
de tantísimos años, en éste confinamiento estoy recordando cuando tú y yo
tropezamos en la esquina del barrio…Dime niño…¿Te molesta que te llame niño?
Sonríes…Sí, sé que te hace gracia que te llame niño vistiendo canas, pero…Por
favor, no me mientas ni te quedes callado…¿Me estabas espiando y te cruzaste
adrede conmigo para llamar mi atención? Callas de nuevo, lo sé, te conozco tan
bien, no dices nada, pero…Sé que me estabas esperando para que me fijara en ti,
y lo conseguiste, ¡vaya que sí! Que me dio un vuelco el corazón como la primera
vez que mi chico me besó en el portal aquél y escrito en las memorias de un
diario plasme…
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