¡Ay madre mía de mi vida lo mal que lo estoy pasando! Estoy atrapada
entre cuatro paredes llena de estupor pensando que ya no volveré a verlo,
después de haberle entregado mi cuerpo…No paro de dar vueltas en éste pequeño
apartamento, que aunque para mí sola tengo más que de sobra, con éste encierro
me siento como si fuera una cárcel…Soy presa de mis propios miedos, mis
inseguridades…tengo el corazón a mil por horas, los nervios me están
consumiendo, tengo que salir de aquí, ¡por Dios! Con lo contenta que estaba
ahora, y mira por dónde ha tenido que pasar esto del virus y me tengo que quedar
en casita más aburrida que una ostra, y no es que sea una mujer ociosa…No, no,
para nada, pero precisamente en éstos momentos que parecía que estaba saliendo
a flote, pasa esto…Es como si no se me permitiera ser feliz…Me siento fatal,
tengo la cabeza que me va a estallar de tanto pensar en él, pero, ¿por qué no
me llama? Se ha burlado de mí, ¡claro como ya ha conseguido lo que quería…!
¡Qué tonta soy…! Nunca aprenderé, y es que los hombres con tal que consiguen
que una les de todo lo que quieren, se van y ahí te quedas tú más sola que la
una…pues…Me enamoré desde la primera vez que lo vi…Es tan alegre, tan
risueño…tan apasionado…Es justo el hombre que va conmigo…Sí, sí, mi otra mitad,
y por eso…Estoy que me va a dar algo como siga sin dar señales de vida, justo
cuando más lo necesito, sabiendo que vivo sola…podría al menos escribirme unas
palabras de aliento, preguntarme cómo lo llevo…¡Madre mía! ¡Qué mal estoy
llevando éste confinamiento…! Y mira que siempre he sido una mujer
independiente, libre y sin ataduras, bien lo sabes, ¡Dios mío! Tú sabes todo lo
que pasé con mi marido hasta que me divorcié, y luego cuando empecé a salir de
ese pozo sin fondo donde me había llevado la separación, el juicio y todo lo
que vino detrás, ¿para qué voy a contar...? El caso es que ahora estoy como al
principio, sola y sin ese hombre que me ha enamorado los sentidos...estoy medio
loca perdida dando vueltas por el piso, tengo ganas de gritar, de llorar, mejor
será que ponga la radio a ver si así me animo porque hoy estoy que no me
aguanto ni yo, y eso que nada más que llevo diez días recluida, ¡maldito virus
que está acabando con mi paciencia…! ¡Madre mía con lo a gusto que estaba antes
de conocerlo…! ¿A quién se le ocurre enamorarse a éstas alturas de la vida?
Creo que esto se me está escapando de las manos, ¡no aguanto más! Y encima con
la incertidumbre de si cuando pase todo esto lo volveré a ver o no, pero…¿Por
qué no me llama por teléfono el hombre éste? Tenía que haberlo dejado pasar, no
debía haberse cruzado en mi camino…¡Qué mala suerte tengo! No sé porqué, pero
una vez oí a una amiga decir que hay personas que nacen con una estrella y
otras estrelladas, seguro que soy de las segunda, claro que mi madre siempre
comentaba que una no elegía vivir la vida, si no la que le toca vivir, ¡menudo
royo! La verdad es que cuando me separé de mi primer marido, conocí a un
hombre, que aunque era todo un caballero, al cabo del tiempo me di cuenta de
que no tenía nada que ver conmigo, y mira que era buena persona, pero…Le
faltaba algo, lo sabía desde un principio…al final tuve que decírselo…no era mi
media naranja, demasiado meticuloso, no sé…¡Manías mías! ¡Vaya, parece que ya
se me está pasando la incertidumbre que tenía! ¡Gracias a Dios! Y es que éste
encierro es de lo peor que me podía pasar…me gusta tanto salir y entrar, hacer
lo que me da la gana, irme por ahí con mis amigas los fines de semanas y mira
por donde…No, si ya lo decía mi santa madre que en paz descanse…¿No quieres
caldo? ¡Toma dos tazas! La verdad es que no paro de darles vueltas a la cosa y
con tal que pase un día más y no tenga noticias de él, le escribo un mensaje
bien fuerte, ¿qué se habrá creído éste? ¿Qué voy a estar guardándole la cara
hasta que le salga de las narices llamarme? Por Dios…unas palabras, sólo una
señal de que está ahí por mí…pues…Una no es de piedra y si tú me dejas, me doy
la vuelta y en menos que canta un gallo tengo a mi lado más de
cuarenta...pues...Soy mujer que necesita el amor como el aire que respira y si
me falta la pasión, moriría de pena y dolor, y...Hay uno pululando por ahí que me tira los tejos a la
cabeza, y me dice unas cosas, ¡madre mía de mi vida! que me arrebolan las
carnes y me entran ganas de gritarle al viento...Tengo una sábana llena
de besos y no sé cómo ni cuándo voy a entregártelos a ti...me encuentro solita
en éste encierro que me está doblegando a subsistir...Tengo un grito en la
garganta que quiere escapar chillando te quiero a morir...Hay un demonio dentro
de mi alma que no me deja vivir...Ven enseguida a mis brazos que están ateridos
de frío buscándote por todas lados y no estás aquí...Necesito ésas caricias que
tienes escondidas en tus manos y urgen llegar hasta mí...No te detengas amigo
mío, que hay una fiera que vive entre rejas y lo único que quiere es que le abras
las puertas y la saques de aquí...No te demores ni un segundo mi niño, que
tengo un millón de besos quemando mi boca que están deseosos por escapar por
ahí...que arden en las huellas que dejaron los tuyos en entre mis piernas y mi
pecho, teniendo tus manos grabada alrededor de mi cuerpo...
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