¡Que no puedo apagar tu fuego! ¡Que no y que no! ¡Qué más
quisiera yo! Pero…ya no puedo…no me quedan fuerzas ni en el cuerpo ni en la
cabeza, créeme por Dios, te lo juro por mi santa madre que está en los cielos y
seguro que me estará oyendo, que no puedo más…No me quedan fuerzas en éste corazón
que tengo herido, lleno de dolor y sufrimiento de tanto como te he querido,
pero…No me tengas lástima, no, no…que ya la tengo yo de mí misma cuando me miro
al espejo y veo el reflejo de una mujer abatida, y…Todo esto, ¿para qué? Para nada,
para nada…al final no me ha servido para nada luchar tanto por ti, y…Lo sabes, ¿verdad?
¡Vaya que sí! No mires hacia otra parte como si yo fuera la única culpable de
que estés arrastrándote como una sanguijuela por los caminos de nadie…No me claves
tus ojos como puñales, que de limosna de amores estuve desde que te conocí
hasta que morí de amor por ti, así que déjame seguir mi camino tranquila, que más
vale sola que mal acompañada… ¡Corren, corren mis piernas veloces por las
calles de los arrabales! No quiero verlo…alzo mis brazos al cielo y la melena
se la lleva el viento como si fueran las alas de mi temperamento…Soy fuerte,
soy una guerrera, nadie me domina, nadie pone llaves al silencio de una mujer coraje,
y yo…Necesito encontrar mi equilibrio emocional, lo necesito…me lo está
pidiendo a gritos el silencio de mi propia voz, esa que tenemos escondida en
nuestro interior…¡Corre, corre, corre! Sal de ese laberinto de pasión que te
está comiendo la razón…Siento el alma libre, siento que merezco vivir con las
ansias de mi existir, pero…No para de llamar, insiste en volver conmigo de
nuevo con flores y caramelos para hacerme un nudo en el cuello y no dejarme
respirar, lo conozco, ¡vaya que lo conozco! Siete años hace que nos conocemos,
siete años viviendo de contrabando, a escondidas y como si fuera tu querida,
¡qué mala sangre tiene la gente! Que sin conocer a las personas, las señalan
con el dedo como si no tuvieran sentimientos… Siete años de lujuria y pasión…Aquí
te pillo y aquí te mato yo…¡Maldita muerte! Que me hiciste esclava de sus manos
calientes entre mis piernas latentes…Toda una vida de idas y venidas, desapareciendo
y apareciendo cuando le convenía, y cada vez que decidía terminar con ésta
relación tan trivial, volvías de rodilla suplicándome que no te dejara, que me
querías, y yo…Enamorada como estaba, te recibía con los brazos abiertos y en la
cara una sonrisa pintada, pero…¿Sabes qué te digo? Que se acabó, que ya no
quiero nada contigo…Sigue adelante…Me dicen los sentidos del espíritu de mi
madre…No te detengas, no pienses en él, no vuelvas por lástima, que la lástima
no es querer…Date el gusto de conocer a alguien que sepa valorar lo que vale
una mujer y tú te mereces lo mejor…Basta ya de seguir esperando que se le pasen
los malos ratos, y que se acuerde de ti cuando le sale de sus momentos malos,
esos que dice él que está de bajón y si te he visto ni me acuerdo, y váyase
usted con Dios…pues…A eso me remito yo amigo mío, ¿no me dijiste una vez que
los amigos se ausentan pero que nunca desaparecen? ¿Sabes que te digo? Que para
eso está una ya muy mayor y no pienso seguir con éste juego como si fuera una
pelota de pin pon…Me arreglo, me pongo toda guapa ante el espejo y salgo
corriendo, pero…Escucho los gritos del viento, está dándome voces en el corazón
que lo tengo adolorido de tanta quemazón…¡No puedo seguir contigo! Le digo segura
y con la firmeza de mi voz…No me dejan mis sentidos…ésos que llaman por ahí que
es el sentido común que todos tenemos, y a mí me ha aparecido ahora…Ya sé que
es una sinrazón, lo sé, te juro que lo sé, pero es que no para de hincarme su
punzón en medio del pecho…en el alma, mis carnes
rotas de tanto como te he querido…Me mira sorprendido, agacha la cabeza,
se tapa los oídos y se da la vuelta…No te vayas,
escúchame primero y luego juzga mis palabras que aunque te parezcan extrañas,
soy yo la que te habla…Se para en seco pero sigue de espaldas, no quiere oír lo que le quiero decir porque sabe que en
el fondo tengo toda la razón del mundo…No me
ignores, por Dios, mira que me está costando lágrimas de sangre, y no puedo más
con este dolor tan grande…Te he querido, lo
sabes perfectamente, he luchado por nuestro amor, casi me he expuesto al mundo
de la traición, pero es que…No puedo más con
ésta aventura que me está matando…quiero sentirme
libre y sin malos presagios…seguir caminando
sin ataduras y con la desnudez de los pies descalzos…
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