Alma de fuego tengo, sí, sí, no lo
voy a negar…pues…No quiero que me hagan daño ni dueño para apagar las chispas
que me arden por dentro, y por eso…Me dices que soy mala y cruel...Me llamas
mala mujer, dime, ¿porqué? Anda repítelo y dime porqué…no te atreves, ¿verdad?
Eres incapaz de decírmelo en la cara, mirándome a los ojos y de frente…Bien
sabes por qué…Cierro los ojos, me lagrimean al recordar tu rostro marcado por
la culpa…Te vi, ¿te enteras? Estuve observándote varios días seguidos…lloré,
lloré mucho en lo alto de la cama tragándome el llanto para que no ardieran las
cortinas de las ventanas, y saltaran chispas por los aires y te cayeran como
rayos sobre tu cabeza…pues…Temía la furia de las llamas que salían de mi alma y
te quemaran las entrañas de tan poderosas que eran…Estoy perdida, mi cabeza
desvaría…el dolor me enturbia la mente y me siento morir…Es como volver a
revivir la misma historia del ayer…Señor mío, ante ti me arrodillo y te pido
perdón por ser tan débil, tan humanamente frágil e imperfecta…Mi vida es un
error, siempre tropiezo con la misma piedra y no sé ya ni qué hacer…pues…Ese
error me ha perseguido desde que me enamoré por primera vez, sin darme cuenta que
en una pareja de amantes, la entrega tiene que ser mutua…Quizás por ignorancia o
por mi educación… quizás esa sumisa forma de ser, en la que muchas jovencitas
se criaron en la aceptación de los deberes cuando se casan accediendo a todo,
aunque la mayoría de las veces fuera a la contra
aunque la mayoría de las veces fuera a la contra
de sus sentimientos, temiendo
siempre al
abandono si no se entregaban en cuerpo y alma…
Dios mío, te suplico
que me escuches…ayúdame
a ser fuerte y valiente…No aprendo, no
escarmiento…a
veces pienso que me gusta caer
una y mil veces en la misma red…Me siento
como si estuviera caminando por la cuerda
floja…¿Qué pasa conmigo? Un lapsus en
medio
de los pasadizos oscuros del tiempo, se retuercen
entre las directrices
del destino y se revuelcan
conmigo…pues…Me buscaste como alma del
diablo…estabas
tan perdido como yo andando
entre las catacumbas del perdón…Me encontraste
tanteando
las paredes de mi habitación y te amé…
Te amé con todas las fuerzas del querer y
cuando
la razón volvió a tu sien, me dejaste tirada en el
andén, y por eso...Ahora
me dices que soy mala
mujer... sólo porque te estoy
pagando con la
misma moneda de cambio... Duele, ¿verdad? Si
que duele…Duele dar
tanto y saber que no estás a
mi lado, si no en los brazos de otra...así que ya
me
dirás cuánto duele... ¿Creías que jamás me iba a
dar cuenta? ¿Que nunca iba
a reaccionar? Callas…
el silencio te delata…Dicen que quien calla
otorga…o no…pues
sí…Ya ves que al final
desperté de esta entrega incondicional…esa
entrega total
de la desnudez de los sentimientos
en estado puro y duro que siempre he pensado
que era la mejor manera de amar, la auténtica
prueba de amor para lo bueno y lo
malo... ¡Qué
gran error…! ¡Qué locura de pasión…! ¡Qué
desfachatez por tu parte
recibir tanto y dar tan
poco...! Más bien nada, sólo te limitabas a
disfrutar
de lo lindo y dejar en mí una sensación
de vacío, que no me dejaba más que una
triste
condena a seguir con tu vida y mis penas...pues…
Nunca te pedí nada, ni
siquiera que me llamaras
por teléfono si no ibas a venir ese día...Tampoco
te exigí explicaciones cuando desaparecías varios
días seguidos, sólo me limité a
esperarte en casa
sola y con el corazón en cal viva, ¡llamas rojas e
incendiarias que me salían del alma! Llamas que
me achicharraban las espaldas y
que suavemente
apagaba con las lágrimas que derramaba sobre la
almohada...Lágrimas
que me hicieron reaccionar
con la quietud de la realidad cuando abrí los
ojos,
pero...Era demasiado tarde para mí porque me
había enamorado locamente de
él, y tan sólo
pensar que pudiera perderlo, accedía a todas sus
pretensiones, hasta
que…Estuve a punto de
sucumbir a los infiernos al que me quería
arrastrar…pues…Un verdadero infierno es lo que
pasé por culpita de su querer, y
ahora que vago
sola y segura…Me angustia el recuerdo de tus
besos…los echo de
menos, ¿te enteras? Me estás
arrancando los quebrantos que salen como
suspiros
de llantos… Tengo tu dolor grabado en el
cuerpo a fuego lento…estás gritando te
quiero al
viento…tus manos me arañan el rostro y la
espalda se me rompe a
pedazos…eres tú, lo sé…
Las lágrimas me estaban acechando como si me
hubieran
clavado puñales en el pecho…No
arranques más palabras de mi alma que está
ardiendo y no quiero, que quiero seguir mi
camino hasta que lo decida el
destino…Volví la
cabeza y ahí estabas tú… ¿Estás bien? Le
pregunté…No, no estoy
bien, estoy mal, muy
mal…Me vine abajo, no pude contenerme y lo
abrace con
todos los besos de mi alma de
fuego…y juntos nos perdimos entre llamaradas de
pasión y deseo…
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