Cae la lluvia sobre la tierra como lágrimas en mi rostro, que
si más gotas en el alma retumbaran, serían cataratas derramadas…Hace un tiempo que
me encuentro tan mal, que ya no sé si me he acostumbrado y me siento como si
estuviera bien y paso...Cada día me digo a mi misma que tengo que dar un giro
de noventa grados a mi vida, porque si no me consumiré en mis propias
cenizas…pues…Muriendo entre cuatro paredes estoy pensando en tus últimos besos…¡Ay
madre mía…! ¿Por qué no te haría caso cuando decías que estudiara? ¿Por qué
habré sido tan holgazana? Estoy pagando las consecuencias de mis propios
errores…Mi vida es un continuo tormento conviviendo con un hombre al que
detesto con todas las fuerzas de mi ser por sus malos modos y feos gestos…No sé
cómo se me ocurrió casarme con él, ¡dichosos dineros! Que son los culpables de
éste encierro que me está consumiendo poquito a poco, y por no tener
independencia económica tengo que aguantar carretas y carretones…pues…Me casé con
uno de los empresarios más ricos de la capital para que me mantuviera sin dar
golpe…Por entonces era tan superficial que las únicas aspiraciones que tenía era
vivir como una marquesa, codearme con la alta sociedad y mirar a la clase obrera
por encima del hombro, pero sobretodo, destacar por bella y elegante…Ya lo
decía mi madre que en paz descanse...que era la más bonita de las cuatro niñas,
la más fina y la más vaga para los estudios, ¡qué poquito me gustaban los
libros! Y cuanto lo lamento ahora que no tengo más que una pensión de ayuda y
mi marido otra, ya que siempre trabajó en negro y cuando llegó la
crisis se quedó con lo puesto y poco más…Para colmo, mi hijo, el único que he
tenido que estaba tan bien casado, en el momento que se quedó parado, la mujer
lo dejó tirado como un perro y aquí que estamos los tres malviviendo con lo
poquito que tenemos…pues…Se ha criado caprichoso y poco estudioso, como yo, y
por eso no pasa un solo día que no hayan discusiones en esta casa, y para
colmo…Me he enamorado, ¡vaya que sí! Que me he enamorado como una perra…y a mis
años…¡Señor, Señor…! Si mi madre levantara la cabeza…con lo fina y recatada que era…¡Ay mamaíta mía…! No te puedes imaginar los pensamientos que se me
cruzan por la mente…y por el cuerpo, no vayas a creer que una es de piedra…No,
no, para nada, que si te contara lo que siento cada noche cuando me voy solita
a la cama, te quedarías con la boca abierta, porque me salen unos suspiros de
la garganta, y unos escalofríos entre pecho y espalda, sin contar las
calenturas de las nalgas, que me dan ganas de salir en su busca y arrastrarlo
hasta los mismísimos infiernos, y por eso…Solitaria perdida me encuentro desde
la primera vez que te besé, que me eché sobre tus brazos como alma que lleva el
diablo, y tú que lo estabas deseando te dejaste querer…Estaba tan desesperada
aquél día cuando te cruzaste en mi camino, que no supe bien ni lo que hacía,
pero ya no puedo echar marcha atrás, que no hay ni un momento que te vayas
de mi pensamiento…Apenas me quedan fuerzas para seguir luchando, se me agota la
paciencia y la voz de tu mando que donde quieras que estés me aclamas gritando…Es
agotador vivir a la contra de los sentimientos y ver pasar el tiempo por la sed
de mis deseos...Quizás me acomodé a éste estilo de vida con la única pretensión
de seguir adelante con la resistencia de los amantes, y por eso hablo contigo
para que sepas de mis desvaríos…Quiero echar mi cabeza en tu pecho para oír los
latidos de tus sentimientos…necesito escucharte, tocarte…recorrer con mis manos
tu cuerpo…acariciarte la piel con mis besos para que sientas en tu boca la
ansiedad que despiertan mis deseos…Me escuchó, ¡vaya que me escuchó! Al momento
lo veo a mi lado y me dice…No puedo quitarte de mi cabeza ni un momento...no
sabes cuánto te estoy echando de menos, no puedes ni imaginártelo, mi
amor…tengo un vacío por dentro que no me deja pegar ojo en toda la noche de
tanto como te pienso…Y yo, alerta como estoy a las dudas de sus inquietudes le
susurro al viento…Eres como un anzuelo enganchado a mi pecho…Te siento llorar en
mi garganta con los suspiros ahogados que se me escapan con tu desaliento...
pues...Desde que me enamoré de ese hombre que besa mis piernas, mi boca y me
recorre el cuello con la lengua, he perdido la cabeza, las buenas formas y la
vergüenza, que no pasa un día que no maldiga cada instante de mi letárgica vida
pensando en cómo sería vivir junto a él…Ya lo decía mi madre…La vida no es la
que una quiere, si no la que le toca…Y a mí me tocó sufrir, pero…Ahora que sé
de las emociones que se siente besar amando y ser amada con tanta pasión, he
vuelto a nacer y no me conformo con ésta vida, si no que pienso seguir los
latidos del corazón para no acostumbrarme a los desaires del desamor…
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