A latidos de sentimientos me
encuentro perdida en una emboscada de remolinos, donde los embates de tus
emociones me arrastran hasta la orilla de mis poesías…Una marea de subterfugios
eróticos hizo mella en la lujuria de tus encuentros y los míos como si fuera
normal y natural ésta aventura loca e inmortal, y por eso te ruego y suplico…
No me dejes partir…tengo ganas de ti…voy a morir de amor…tú allí, yo aquí...y él
allí que… Tira de mis hombros acariciándomelos todos con la suavidad de los
osos, y… ¡cómo me gustan esos abrazos fuertes y locos…! Me apasionan las
vértebras de las espaldas que me recorren unos escalofríos que me encienden los
vellos en llamas…y la sangre me la desbarata en cataratas de lavas…No deberías
dejarme a la deriva de mis emociones…pues…Estoy en carne viva y él me llama a
voces con los gritos de sus apasionados deseos…Me dice que le gusto y está a un
paso de venir aquí para que lo abrase vivo con la calentura de mi cuerpo, y yo
que estoy en un momento débil y ajustado me temo que voy a sucumbir a sus
besos…Ven pronto a mis brazos que muero de ansias de ti… No me dejes partir, que
tengo alas en el alma que me llevan y arrastran hacia ese hombre que no tiene
nombre y está loco por mí… Sujeta mis piernas veloces que corren tras sus palabras
de fuego que encienden mi boca con la mecha de sus besos… Y tú que estás con el
entrecejo fruncido e inquieto, pensando en esto y aquello como si fuera el cuento
de pan y pimiento, me alejas de tu mente y mis sentimientos, que compuesta y
sin novio te reto y espero como princesa a su caballero…Y él que vaga errante
entre montañas y valles, se presenta como un guerrero armado de cuerpo entero,
me arrebata el alma y me arranca tus besos con su espada de acero, me monta a caballo
y juntos cabalgamos por esos senderos hasta desbocarnos en los infiernos…No me
dejes partir mi amor, mira que muero de dolor por ti…Y ando como loca por esos
cerros de abril donde tú y yo nos encontramos cada vez que nos besamos…No me
dejes partir, mira que tengo las carnes ardiendo estando el invierno cercano,
fíjate cómo te amo, que hasta escribo los versos rimando con la desesperada
agonía tras los álamos… Álamos altos y bravos como la fuerza de tu abrazo…ese
abrazo apasionado que me aprieta y corta la respiración como si quisieras
llevarme hasta dentro de tu pecho cuando estás tanto tiempo sin sentir el asalto
de mis piernas alrededor de tu cuerpo…Esos álamos donde tú y yo nos cobijamos
para que nadie sepa cómo te quiero…y de qué manera me expongo con las puertas
abiertas…pues…Tengo celos, ¿te enteras? Las tinieblas atrapan los sentidos de
mis letras…Son los fantasmas burocráticos de la sociedad que aparecen en la
soledad de mis atardeceres cuando los oigo susurrar…Acércate a mí, escúchame
bien porque jamás lo repetiré…Tengo miedo de perderte, de que me dejes de
querer por los días que pasan que no te veo y tú no me ves, pero lo que más
temo es que te vayas con otra mujer por su juventud y esbeltez, y por eso… Los
celos me matan aunque tenga los cabellos de plata, porque… Las canas delatan la
edad de las carnes flácidas y la fuente de la vida se consume y apaga…Tan sólo
la lozanía de aquella princesa encantada permanece y permuta en la piel desnuda
del espíritu, que como un nómada, reclama pasiones secretas aunque agonicen en
una vela en llamas…pues…Sigue prendida en la luz de mis poesías, y por eso te
digo…No me dejes partir mi amor, no me dejes partir…Que ese hombre que no tiene
nombre está loco por mí, y enciende la mecha de mi entrepierna con el fuego de
sus entrañas…y me grita a voces desde los infiernos…Yo también tengo las sienes
plateadas y se me rompen los quebrantos cuando veo cómo te miran los jóvenes guapos
y esbeltos, y no me pienso rendir hasta llenarme la boca de ti…
Que bonito
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