Nadie mueve esas caderas mejor que tu…Me dijo al pasar…Y nadie
toca mi cuerpo mejor que tu…Le contesté…Tengo unas ganas de comerte…me tienes
loco perdido…lo que daría por besarte ahora…Me dijo…Me paré en seco y le dije
mirándole a los ojos con la picardía bamboleándome en mi boca…Muero por estar
contigo, abrazarte con fuerzas y…ya sabes… ¿Qué sé…? ¡Dímelo ahora mismo…! No,
que te puedes sonrojar… Le sonreí
obscenamente, observando cada gesto de su rostro…me giré y empecé a
caminar como una vampiresa, exagerando el movimiento de mi cuerpo para
incitarle a seguirme…pues…todo mi empeño era el de llevármelo a un lugar
apartado de la gente… Al momento lo tengo justo al lado, me rodea la cintura y
se acerca a mi oído…Como no me lo digas no te suelto en todo el día…Y yo
haciéndome la niña inocente…Es que te puedo escandalizar y sepa Dios lo que
pensarás de mí… Lo estaba poniendo a parir…Le brillaban los ojos, y tenía un
mohín en las comisuras de los labios que lo hacía extremadamente seductor…Me
encantaba provocar su curiosidad con frases insinuantes, dejándolas caer de tal
manera que lo excitaba hasta perder la compostura… Me estaba deleitando con la
forma que tenía de sonreírme, sabiendo que de un momento a otro sucumbiría ante
mis exigencias…Me acerqué a su cara como si quisiera besar su boca y él ya
presto a ese beso libidinoso, alargó sus manos para sujetarme por los hombros,
quedándose con el gesto en el aire y las ganas, pues retrocedí al momento
jugueteando con sus labios ansiosos…Era de lo más excitante lo que estaba
provocando en éste hombre que me hacía perder la razón…y las formas…No podía
parar en aquél momento con el vaivén de mis deseos…Me desasí de sus manos
aligerando los pasos hasta que llegamos a un lugar solitario…pues…Me apasionan
los encuentros furtivos y a escondidas de la gente, es como si nunca quisiera
que se acabara ésta gran aventura de amantes… Empecé a tontear con mis
cabellos, echándomelos hacia atrás, coqueteando con él y como la que no quiere
la cosa, lo miré de arriba abajo, fijando la mirada en sus ojos…exponiéndome…casi
ofreciéndome, mientras lo tanteaba…y en un momento de lujuria descontrolada, me
arrimé a su boca y lo besé con la agonía del placer…Se puso nervioso…No daba
pie con bolo…y me dio una risa…Somos muy mayores para éste juego…Le dije con
mis manos en acción…No nos pegan ya…No está nada bien…Malo, malo… Le digo
dándole suavemente golpecitos a la hebilla de su cinturón…Que eres muy malo y
quiero que sepas que te odio, y no quiero seguir con éste jueguecito
infernal…Me doy la vuelta y sigo caminando como una gata en celo, sabiendo que
observa cada movimiento de mi cuerpo…De vez en cuando, vuelvo la cabeza
sonriendo con picardía y le hago un gesto para que se acerque a mi lado…Al
momento me abraza por la espalda, y piernas con piernas caminamos juntos como
si fuéramos una sola persona, pegados, sintiendo lo agradable de ese abrazo
fogoso y sensual…Era como un grito de pasión… Coqueta…me dice…Que eres una
coqueta…Guapo…Le contesto muy bajito, con la voz ahumada del fuego que me
quemaba desde los pies hasta la garganta… Me estaba recreando en cada giro de
mis palabras, dejándolas caer lentamente como si fuera un tango de seducción…Eres
el único hombre que ha rescatado mis pudores y desvergüenzas…Eres la pasión de
mi vida y la fuerza motriz de mis eternas primaveras…Y cierra sus ojos y me abraza
fuerte, fuerte por la cintura, como si tuviera miedo a perderme…Y me da una
risa…Se echa hacia atrás, me sujeta la barbilla y hace que lo mire a los ojos
con una interrogación latente y suspendida en el aire, como dudando de mis
pícaras palabras… ¿No me crees? Respira hondo y deja caer sus brazos hacia
abajo con la mirada perdida en el suelo… Me tienes todas las noches sin dormir,
loco perdido…dando vueltas de un lado a otro de la cama, imaginándote abrazada
a otro hombre como una desesperada, gritando de placer como cuando estás
conmigo…toda llena de fuego…Me has arrancado el corazón y ya no soy dueño de mi
vida, siempre pensando en ti, siempre metida en mi cabeza como una tigresa…Te
quiero, te quiero…le digo al oído…Eres el hombre de mi vida, me tienes loquita y me encantas cuando me mira… ¿De verdad? De
verdad…Le dije mordisqueándole la oreja y alrededor de la nuca. Te lo digo
porque lo siento, porque te quiero y porque me lo pide el cuerpo…y… ¿Sabes una
cosa? ¿Qué, qué…? No te guardes nada, puedes decírmelo todo…no tengas reparos…
No paraba de insistir… A veces hago travesuras cuando pienso en ti… ¿Qué clase
de travesuras? Travesuras de niñas malas…e indecentes… Son esas…ya sabes… Se
quedó callado y en un arrebato de ardor empezó a besarme como si le fuera la
vida en ello…Apenas podía hablar, tan sólo balbucía entrecortadamente…Tigresa mía…loquita
mía... Era como un tango de seducción, bailando al ritmo de las palabras ancladas sutilmente en el arte de la pasión del
ayer…quizás mañana…y ahora también…
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