Pensativa y con la cabeza gacha venía de mi recorrido diario,
estaba pensando en ti mi amor, pues aún no te he olvidado, cuando de repente te
vi sentado en ese bar…me llamó la atención la tostada tan grande que te estabas
llevando a la boca, cuando nuestra miradas se encontraron…no hizo falta decir
nada, pues enseguida te levantaste y me ofreciste la mano para invitarme a
tomar un café…Y mientras entraste a llamar al camarero no paré de observar esos
dos hoyuelos en tu cara, esos ojos lisonjeros y ese ricito moreno que te caía
sobre la frente que te hacía tan guapo, madre mía tan guapo, que aún te llevo
grabado en la mente…y en el cuerpo cuando tú y yo nos besamos…Andando los
caminos no paraba de pensar en él como si me estuviera llamando a voces, desde
donde quiera que se encontrara…No sé qué está pasando conmigo…No puedo olvidarte,
te llevo clavado en el alma y me duele hasta el pensamiento de tanto como te
recuerdo, debe ser que tú estés llamándome desde lo más hondo de tu ser y hasta
mí llegue tu voz…Señor mío, por favor, ayúdame a seguir con mi vida, pues me
siento perdida…De vez en cuando alzaba la vista hacia el cielo rogándole al
Dios de mi credo, esa fuerza que necesitaba para andar tranquila y relajada,
pues ya soy muy mayor para estos amores locos, no me pega, y debería estar
pensando en cosas más importantes, como por ejemplo quedar con las amigas y
hacer un viajecito por ahí, pero ese hombre me tenía hechizada de tal manera
que me era imposible echarlo de mi mente, sobre todo en éstos días veraniegos,
pues…Tantas veces me dijiste que la ilusión de tu vida era pasear conmigo por
la orilla del mar, que hasta te imaginé, y por las noches cerraba mis ojos bajo
la luz de la luna, y te soñaba como una silueta encantada que hacia mí
caminaba, y antes de amanecer me despertaba con las huellas de tus manos
alrededor de mi cara...¡Qué bonito, qué bonito! Y le daba vida a esos momentos
de pasión con la sonrisa de mi corazón, y pintaba un escenario imaginario en la
distancia de los pensamientos donde no hay límites, ni compromisos, ni edad,
atravesando todas las leyes de la sociedad…Si, sí…y luego me metería en el agua
y te salpicaría para que me siguieras, y como dos niños traviesos retozaríamos
en un juego apasionado de amor…Sigue, sigue…me decías…Te tumbaría en la arena,
te abrazaría, te besaría y te dejarías mecer en mis remos como un barco
velero…Y te veía sonreír lleno de curiosidad, instándome a seguir con la punta
de tu nariz...Sentada sobre tu vientre, coqueteaba contigo insinuando…No sé, no
sé qué hacer…Creo que deberías izar las velas para que el viento nos protegiera…me
decías…Y prendida en tu mástil navegamos juntos hasta el horizonte, allá donde
la vista se pierde entre las olas del mar…Y nos mirábamos sonriendo…Era nuestra
mirada cómplice de picardías, donde no había ni un solo momento que se
cruzaran, y no se dijeran con la mirada lo que nuestra mente pensaba…No, la
mente no…el cuerpo, pues con los gesto ya sabía yo las señales que me enviabas,
que hasta de noche cuando me acostaba podía escuchar cada palabra…Y es por eso
que me iba a caminar cada mañana para poder encontrarte entre las ramas de los
árboles…Al levantar los ojos te vi venir frente a mí, pasé de largo sin decirte
nada y tú me seguiste a lo largo del trayecto…No podía soportar tanta presión
en el pecho pues a pesar de haberme alejado de ti, te seguía queriendo desde
que te conocí…Me giré sobre mis talones y te miré a los ojos…La tristeza te
embargaba y sin decirte nada, me abracé a tu cuerpo abandonándome a tu querer…y
me besaste como si temieras perderme…mirándome a los ojos me dices…Eres mi
mujer ante los hombres y ante Dios…Eres la mujer de mi vida desde que te conocí
y si tú me dejas lo habré perdido todo, pues todo eres para mí…sin ti la vida
no tiene sentido…No para nada, que tú y yo hemos nacido para seguir toda la
vida juntos…hasta la muerte... pues ya son demasiados años el verte a mi lado
caminando de la mano…por la orilla y descalzos…Antes de echarnos en cara tantas
cosas como nos dijimos, me alzaste la barbilla y más de mil besos me diste en
los labios…Eran suaves como las plumas de los gorriones, como si una mariposa
se posaran en mi boca...Y apasionados como para volverme loca, que sin
esperártelo, te arrastré a un lugar solitario y allí te amé, te amé…Eran
nuestros besos dulces como los caramelos, esos que una mañana contigo compartí,
saboreándolos apasionadamente, pasando de tu boca a la mía como menta y
regaliz…Los más bellos besos que tengo entrelazados en mis sueños…Los mismos
que me envuelven por las noches cuando me acuesto, paseando los dos junto de
las manos, bajo la luz de la luna, por la orilla y descalzo…y después nos
tumbamos en la arena para querernos y amarnos…Y cuando despierto abro mi
ventana y le grito al viento…Eres el hombre de mis sueños, el único que me
conoce, el único que sabe de mi risa y mi llanto, el que ilumina mis amaneceres
y arropa mis anocheceres...Y él que lo sabe todo de mí, me envuelve entre besos
de menta y regaliz…
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