A veces me siento sola y desolada, incapaz de entender tantas
contradicciones…las tuyas, pues las mías tampoco las comprendo muy bien, ya que
me acostumbré a esa extraña manera de querer, pues cuando más nos necesitamos, nos
encontramos en el punto más álgido de la pasión, siendo el uno para el otro
como dos polos opuestos que se atraen, como si el imán del momento se dejara
atrapar por la fuerza de la pasión…Es una aventura interminable donde ni tú ni
yo tenemos voluntad…somos cómplices y esclavos del amor que nos envuelve como
una burbuja de cristal…Jamás podré comprender tantos cambios de actitud en la
manera de actuar, cómo un día me buscas arrastrando contigo todas tus penas, y
otros te pierdes en el mapa de las emociones, pero lo que jamás comprenderé es
que yo te siga el juego como si fuera algo normal y natural en mí…Será que me
enamoré perdidamente de ti y todavía confío en que vuelvas y por eso te
aprovechas de mí…No, no, para nada, que yo también me aprovecho, pero no de ti,
sino de mis propios sentimientos dando cabida a encontrar la luz que me guíe a
saber toda la verdad…La mía…porque la tuya ya casi no me interesa, son
demasiadas contradicciones las que he visto a lo largo del destino... pues…Te
cruzaste en mi camino para arrancarme todas las espinas que tenía clavadas en
el corazón…y lo lograste, ¡vaya que sí! Que cuando me enamoré perdidamente de
ti, me mostré tal cual, sin tapujos ni dobleces…y cuando vistes todas las
imperfecciones que habitaban en mi interior, desapareciste por temor a no estar
a la altura de mi amor…y por celos…los tuyos, los míos no…porque enamorado
estabas como un jovenzuelo, sino que al verme tan entregada te diste cuenta que
jamás estarías a la altura de mi alma, ya que perderías la libertad de estar
tranquilo en tu casa, sabiendo cómo sería si me engañaras…Y por eso ando de
cabeza con mis sentimientos, pues no sé si he cambiado con el tiempo, o
simplemente es que te encontré, ¡vaya que sí! pues resulta que me he enamorado
de un hombre guapo, guapo…y no es por su belleza física, que no, porque está
metidito en carnes…lo que yo llamo bien criado y hermoso…Es el típico hombre al
que le gusta comer bien, tomar buenas jarras de cervezas, y jugar con sus
amigos en el bar más cercano del barrio, al mus o al dominó. Ese que cuando
gana da un golpetazo en la mesa, y los de enfrente, se sobresaltan riéndose a
carcajadas y vociferan palmeando…Ese que se perfuma y arregla como un querubín
frente al espejo y sonriendo se dice…Sábado sabadete camisa limpia y
polvete…Ese que cepilla sus zapatos y los deja brillantes como una patena, y
luego se encamina hacia la discoteca del pueblo con sus compañeros a la
conquista de alguna señora de buen ver, como suelen decir, amaneciendo casi
siempre enroscado entre sábanas con la primera que le ríe las gracias…Sí, sí,
ese que no quiere compromisos con ninguna pero picotear con todas, el eterno
mariposón que al menor atisbo de interés, sale volando como los palomos, porque
antepone su libertad a las dependencias del amor, pues según él, enamorarse es
de esclavos…Ese que no se pierde ni una tía buena que pase cerca, sin
desnudarla con la lengua de arriba abajo con la boca desencajada, lanzándole
piropos con los ojos y vuelve la cabeza hasta que se pierde al doblar la esquina…Y
ese personaje tan típico y corriente, es el hombre que se cruzó en mi camino,
el que me ha robado el corazón y me tiene loca perdida la razón…Reconozco que
no tiene nada que ver conmigo, pues siempre me he fijado en el físico, y no es
que sea demasiado importante, no, pero lo primero que me ha llamado la atención
desde que tengo uso del gusto de los ojos, han sido los hombres bien
compuestos, anchos de hombros y brazos musculosos, y éste no es que no sea así,
pues alto es, guapo para reventar, pero para mí, que es un poquito glotón…y muy
mariposón…Le gustan mucho las mujeres, ¡mucho! Se le nota una hartada…Y por eso
apareció la guerrera que tenía escondida en mi interior, seduciéndolo de tal
manera que se enamoró locamente de mí…Y es que quizás se haya instalado otra
clase de mujer en mi pecho, que aunque de verdad que pareciera que no fuera yo,
me encanta éste nuevo brote que ha nacido en mis sentimientos, mis emociones,
la libertad de pensamientos, mis gustos, mis amores…o puede ser que haya descubierto
el sentido del querer y el camino de la felicidad…Y por eso me ha dejado tirada
como un perro, porque desde entonces no lo veo, no lo veo…y aunque después de
conocernos hemos tenidos más de mil encuentros llenitos de besos…y de sexo…para
mí que se está pensando gustarme tal cual es…o renunciar a la libertad de sus
sentimientos…y claro, ante eso…Te fuiste sin despedirte, sin decirme nada,
quizás temieras quedarte para siempre si volvieras a verme, y ese sea tu mayor
recelo, pues siempre has luchado a la contra de tus sentimientos, buscando la
manera de salir corriendo sin mirar atrás…Lo sé, y por eso te perdono y te sigo
el juego a contracorriente, pues la vida es como un juego donde los
contrincantes luchan por sobrevivir…más o menos es lo que nos ocurre a ti y a
mí, y es que esto del amor es una lucha infernal, donde las emociones
desbocadas, nos subyugan y nos apresan bajo el yugo de la pasión,
arrastrándonos por el lado más débil que nos perturban y nos envilecen en un
mundo donde no hay ni vencido ni vencedor…Esto es un caos total, mejor es pasar
y pactar con los demonios de los infiernos, ese que tú y yo llevamos dentro y
que, a espaldas nuestras se han puesto de acuerdo en no dejarnos vivir en
paz…Se han hecho dueño de la situación y se pasean por nuestro cuerpo como
perico por su casa…porque…No paro de pensar en ti, no te olvido ni un instante
de mi vida... y lo único que veo cuando te siento en mis recuerdos, son tus
ojos sonriendo, tu mirada apasionada, el color rojo de tu expresión, como si te
diera vergüenza verme tan linda y risueña, sabiéndose querido y amado...tus
labios carnosos pidiéndome guerra, ¡Señor, Señor, qué cosas me pasan tan
extrañas! Me gusta, me encanta y hasta me tiene atrapada el alma y es tan
precioso, tan bello éste sentir que ha crecido en mí, que es como si me
hubieran plantado la semilla del buen existir…así que…He decidido soñar que
vuelves a mis brazos, que me buscas y me encuentras, y que me miras de arriba
abajo con ganas y deseo…Lo mismo que yo a ti, mi amor, que avergonzado me has
dicho al oído…Desde que no estoy contigo no tengo ilusión por nada y no he
parado de comer…y he despertado llorando de emoción...pues…Hay un resquicio de
ternura en mi alma que me lleva hacia ti, porque cuando te pienso, tú me
sonríes y creo que ha llegado el momento de saber cuánto nos queremos y
necesitamos, pues… aunque no nos veamos… estamos….
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