Nací
y crecí en una gran familia, donde desde muy niña me separaron de mis hermanas
porque vino una tía del pueblo y me llevó con ella, entonces era tan pequeña
que cuando desperté al otro día, sentí que se me rompía el corazón de tanta
pena que tenía por dentro, pero como no quería que mis tíos me vieran, lloraba
a escondidas, ¡un año entero estuve llorando! y cuando volví apenas tenía
sentimiento de cariño hacia ellas…Mis padres toda la vida discutiendo por el
dichoso dinero...Pasé la adolescencia y la juventud sin estudiar y perdiendo el
tiempo, por lo que me casé con el primero que me sacó de casa, ¡qué error más
grande cometí! Jamás he sentido amor hacia ese hombre, nunca lo he querido y
como él se da cuenta de mi desprecio me maldice y maltrata humillándome cada
dos por tres, pero no hace nada para ganarme con buenas palabras o modales
finos…Es un bruto y todos los días viene bebido...lo odio a muerte…Estoy llena
de rencor y envidia cuando veo a otras parejas tan felices y contentas, me da
rabia y coraje, sobre todo cuando ellas los miran a los ojos con esa mirada de
mujer enamorada, porque se me ha metido en la cabeza que moriré sin saber lo
que es besar y amar a un hombre con verdadero amor…Estoy enfadada con el mundo
entero, odio a la gente, y me odio a mí misma por ser como soy…Una pendona de
cuidado…pues…Llevo una doble vida liándome con hombres que me atraigan algo,
tipos guapos y bien formados, ¡me encanta ver esos cuerpos esbeltos y bellos,
me encanta! Me beso y abrazo con ellos perdiendo la compostura y rajándome las
vestiduras, exponiendo mi desnudez en cualquier lugar escondido o en un portal
donde esté la puerta abierta, y por eso…Cada vez que paso por una iglesia entro
a rezar para pedir perdón por todos mis desvaríos…Me arrodillo ante la cruz y
murmuro muy bajito…Perdóname Señor mío por todos mis pecados…Hoy me postro ante
ti para decirte que no tengo la culpa de haber nacido así, Tú deberías saberlo
y hacer algo por mí ya que dicen por ahí que tu poder es infinito y bondadoso,
aunque a veces dudo hasta de tu buen hacer y me odio aún más, pero por mucho
que trato de no volver a caer en brazos de cualquier tipo, no puedo…Existe una
fuerza misteriosa que me empuja a caer en la tentación ya que me gustan mucho
los hombres guapos y más jóvenes, no lo puedo evitar, soy tan superficial…Mi
marido me maltrata, me habla mal, me grita, además está cada día más feo y
viejo, huele mal, ronca por las noches y hace gestos muy
mediocres, no lo soporto…Me humilla, me descalifica y me dice que no valgo para
nada, no tiene educación, no sé por qué accedí a casarme con él, no lo sé…Nunca
tuve el valor de abandonarlo, ¿dónde iba a ir a vivir? No tengo estudios,
carezco de dinero y no estoy preparada para vivir bajo un puente…No valgo nada,
no sirvo para nada, soy un desecho humano, pero ahora resulta que me he
enamorado de un hombre diez años menor que yo, pero como me conservo tan bien
le he dicho que tengo uno más que él…No quiero perderlo, lo amo, me trata como
una reina y eso es la primera vez que me está pasando…Lo quiero y le he contado
toda mi vida con pelos y señales, pero no se fía de mí y a veces se aleja y
desparece, ya no sé qué hacer…No te puedes imaginar lo que me gusta sentir la
fuerza de tu brazo alrededor de mi cintura, sobre todo notar la transformación
de tu cuerpo pegado al mío meciéndose con tu entrecortada respiración, que...Te
juro por lo más sagrado que hay en el mundo entero que muero de ardor por ti, y
no me importaría quedarme de por vida en los infiernos quemándome con el fuego
de tu pasión…No te puedes hacer a una idea lo que me gusta cuando me miras a la
cara con los ojos encendidos como brasas, que…Siento tal perturbación en el
alma que se me derrite la piel a pedazos antes que me acaricies las espaldas, y
por eso…Tengo el corazón dolorido de tanto pensar en ti…Me duele hasta el
entrecejo de no poder entender tu comportamiento, ni siquiera sé porqué te
alejas de mí…Te busco mirando por todas partes y no comprendo que te escondas
por ahí…Quisiera poder explicarte que nunca dejé de amarte aunque estuviera
apartada de ti…Me duele el alma entera de no saber nada de tus andanzas, y
ahora que estoy dormida, te sueño a mi lado relajada y tranquila sabiendo que
nunca me darás por perdida y siempre permaneceré aquí esperando y pendiente de
tus gestos y actos para saber que me llevas dentro de ti...pues... Siento tanta
alegría cuando estoy contigo que no me importaría morir abrazada a tu cuello
como amo y dueño de mis suspiros, que salen de mi pecho como llamaradas de
tanto como te deseo, haciéndome resucitar de nuevo hasta llegar al mismísimo
cielo aunque vuelva a caer otra vez a los infierno, que bulle y me lanza
mordiéndote la boca con la avaricia de mi destierro...Dime que me quieres, dime
que no me has olvidado…dime que sólo es un ataque de celos por los días que
estuve danzando por otros lugares donde ni me ves ni me tocas, y temes que otra
boca bese mis labios…No te enfades conmigo por Dios, no me lances al vacío, no
me dejes tirada por el fango, mira que chillaré tanto que oirás mis gritos y
acudirás enseguida a buscarme y pedirme otra vez que regrese a tus
brazos…pues…Estamos conectados con el roce de los besos eróticos, por las
caricias desesperadas, esas que me gustan tanto tenerlas a escondidas, tan
ricas y prohibidas que ya sería imposible dar marcha atrás, ¿te enteras?
Fíjate, no me equivoco, no tengo solución, me siento como un traje de pierrot,
esos que tienen dos colores, más o menos como las monedas de dos caras, la
falsa y la verdadera…pues…Soy esclava de mis propias debilidades, amante de lo
prohibido, las miserias humanas me dominan y por mucho que te alejes, siempre
terminaremos en una sombra infinita de pasión que nos embarga y arruina la
razón tratándonos como marionetas traspasando la línea que separa la fantasía
de la realidad, y por eso te quiero…
domingo, 9 de junio de 2019
viernes, 7 de junio de 2019
EN EL PAJAR DE MIS SECRETOS.- (MICRORRELATO)
miércoles, 22 de mayo de 2019
UN DESPECHO DE MUJER.- (MICRORRELATO)
Cuántos amores se hayan perdido por ahí, cuántos
resentimientos siguen planeando por ahí y por aquí...justo dentro de mí, por mi
alma, mi corazón…Estoy rota, partida por la mitad, me siento morir, me han
hecho mucho daño y estoy llena de odio y rencor y por eso quiero que pagues…Ojo
por ojo y diente por diente…la ley del Talión…pues…No pienso tener compasión
con ese hombre que se ha reído de mis sentimientos y de la calentura de mi
cuerpo aprovechándose de un mal momento…una debilidad que me sobrepasó, no sé
porqué…Me siento usada, ultrajada…humillada y no voy a parar hasta hundirlo,
quiero acabar con él lo mismo que ha hecho conmigo, arruinándome la vida, mi
carrera y la dignidad tirada por los suelos, y por eso…Tengo que hacer algo
pronto, porque como deje pasar los días de éste calentón de boca que tengo, se
me pasará y todo lo borrará el tiempo y no pienso cejar en el intento…Estaba
casada con un señor que estuvo maltratándome psicológicamente durante más de
veinte años, hasta que me divorcié…pues…Toda su intención era la de rebajarme por
envidia y por los celos que le corroían cuando veía cómo iba escalando puestos
en la misma empresa que él, no podía soportarlo, y menos que mi trabajo
estuviera valorado por los demás compañeros, pero aparte de eso, siempre estábamos
discutiendo por la familia…Era como si me estuviera echando un pulso
constantemente…Bien lo sabe Dios de los cielos que soporté por los hijos, hasta
que la convivencia se convirtió tan insoportable que una mañana decidida le planté
cara tajante y nos separamos, partimos peras y cada uno por su lado…Después de
dos años saliendo y entrando con las amigas de la oficina, rehíce mi vida con
un antiguo novio mío que vi por casualidad en unos de mis viajes, y aunque al
principio todo era bonito, al cabo de un tiempo me di cuenta de que nunca lo
amaría…pues…Con tal que nos fuimos a vivir juntos, se acomodó al sofá frente al
televisor y ahí no había más que futbol y poco más, así que antes de volver a
pasar por una mala convivencia, hice mi maleta y me fui a vivir a un
apartamento de alquiler precioso con vistas al mar donde me encuentro bastante
bien, pero…A veces tengo la sensación de que estoy perdiendo el tiempo, los
años me abordan y siento un vacío en mi alma que me sobrepasa, ya que ni soy tan
joven pero tampoco muy mayor y las tardes sola en casa se me hacen eternas,
sobre todo en la primavera y el verano, que aunque tengo casi todo al alcance de
la mano, me encuentro muy sola…y…Estando en éstas tesituras lo conocí por éstas
redes donde me envió una solicitud de amistad, la cual acepté de buen grado,
gran error el mío…pues…Me enamoré de su libertinaje, su estilo, sus palabras
atrevidas, y porque me encantaba chatear con él por las noches cuando me
conectaba…Tenía una pizca de don Juan que me incitaba a pecar…Se le notaba que
era un morboso de cuidado, pero me gustaba, me atraía en cantidad, y todas las
noches me sentaba nerviosa frente al ordenador esperándolo con ansiedad…Debe
ser que era el hombre adecuado a mi personalidad, una personalidad desconocida
para mí hasta ahora…pues…Antes era una mujer algo mojigata, más bien tímida, de
esas que nunca dan el primer paso entre sábanas, tan sólo me dejaba hacer sin mover
un dedo, además nunca di señales de demostrar si se me apetecía o no tener sexo
con mis parejas anteriores, no sé porqué era así, quizás se debiera a la
educación tan reprimida que recibí en la época que nací, pero…Éste hombre sacó frases
de mi garganta tan atrevidas y descaradas que hasta yo misma me sorprendía…Era
como si lo conociera de toda la vida…Quizás su desparpajo, su sonrisa socarrona
y ese aire de pícaro ladronzuelo rescató a la mujer que se encontraba oculta en
mi interior, a la vez que desataba mi lengua dando rienda suelta a todas esas
palabras insinuantes, provocándolo al deseo sexual como si fuera una de esas
chicas que están tras los cristales de los escaparates
del barrio rojo de Ámsterdam para ganarse la vida, de
manera que cada noche lo esperaba impaciente vestida con sedas y rasos
sugerentes para que nada más conectarse viera mis carnes ardientes y le dieran
deseos de mi cuerpo…A partir de entonces hacíamos el amor de lejos sintiéndolo
tan íntimo y cercano que jamás en mi vida había sentido tanto placer…Fue la
etapa más feliz de mi vida en la que me sentía completamente realizada como
persona y como mujer, a la vez que desesperante, creando en mi mente tantas
dudas que me convertí en una arpía que espiaba a todas las amigas que le
rodeaban, leyendo los comentarios que le hacían y si me mosqueaba, entraba en
el perfil de ellas para averiguar el estado y la edad, y si era guapa y bien
formada, la perseguía sin cesar creando en mi mente escenas imaginarias donde
los dos hacían lo mismo que él y yo…No sé que me pasó, era como si un demonio
me hubiera poseído y ya no fui la misma nunca más, acosándolo de tal manera que
al final se largó y ahí empezó el calvario de mi vida haciendo de mí un despecho
de mujer…
domingo, 19 de mayo de 2019
CON LA AGONÍA DEL LLANTO.- (MICRORRELATO)
Yo estaba muy desesperada ese día, así que de un portazo cerré
la puerta y salí corriendo calle abajo. Apenas veía a las personas que se
cruzaban conmigo. La gente me dejaba pasar mirándome. Muchos volvían la cabeza,
con la curiosidad y el morbo que despierta el ver correr a una mujer con el
rostro inundado en lágrimas. Llegué a casa de mis padres llorando
desconsoladamente. Ya no podía aguantar más. Estaba harta de sus manías, de su
machismo y de su tiranía. Era imposible seguir ese ritmo de vida tan lleno de
crueldad. Me sentía la más inútil de todas las mujeres. No servía para nada. Mi
marido llevaba tantos años repitiéndomelo que al final me lo creí.
Continuamente me estaba comparando a las que tenían una buena carrera, y que si
no fuera por él me moriría de hambre. Más tarde empezó a insultar a los demás
miembros de mi familia. No soportaba ni a mis padres y ni a mis hermanos,
descalificándolos cada dos por tres. Ponía tanto empeño en demostrar el odio
que les tenía que hasta me prohibió que fuera a visitarlos. Tan sólo iba cuando
él estaba de viaje, a escondidas y con prisas. Apenas me sentaba a charlar
tranquila, siempre temerosa de que me llamara por teléfono, incluso cuando no
estaba en casa, me vigilaba desde lejos a través del móvil, poniendo el mal
tiempo de excusa para los chiquillos, que apenas les tenía cariño a mis
hermanas y hermanos ¡ya se había encargado, desde que nacieron que no visitaran
mucho a mis padres! Sólo a los suyos, como si ellos fueran los únicos abuelos.
Si no me encontraba en casa antes de que él entrara, me llamaba gritando o me
echaba a patadas… No sabría precisar cuándo y cómo cambió, realmente no era el
mismo hombre al que una vez conocí. Tan lindo y tan bello, educado y moderno,
¿dónde estaba aquél chico tan majo? El caso es que después de siete años de
noviazgo, decidimos casarnos. Nos conocimos en una fiesta de cumpleaños, y
desde el primer momento nos gustamos. Él era un estudiante de medicina con
grandes pretensiones, pensando que cuando acabara la carrera iba a poner
rápidamente una clínica privada, ganar mucho dinero y viajar por países
extranjeros, y después de divertirse de lo lindo, casarse. Yo me saqué el
graduado escolar en un colegio de niños, que por las noches daba clases
nocturnas, para personas rezagadas y mayores. Después me dediqué a ayudar en
casa en las faenas típicas del hogar, charlar con mis amigas y fumar, hasta que
venía mi novio un rato y dar una vuelta por la calle si era verano, porque en
invierno no salíamos de casa de mis padres. Era el dueño del sofá. Estábamos
deseando que llegara el sábado para salir con sus amigos, ir al cine o a alguna
discoteca. Mis padres me daban una pequeña cantidad de dinero para los gastos.
Entonces era la época de que cada uno paga lo suyo, sin contar el tabaco, que
tenía que durarme por lo menos hasta el próximo fin de semana. Cuando terminó
la carrera no encontró trabajo tan pronto como se había imaginado, y pasó una
buena temporada hasta que se colocó en un pueblo de otra ciudad que no era de
su agrado. Al cabo del año se le acabó el contrato y regresó a casa con la
mirada cambiada y una manera diferente de ser. Al final tuvo que reconocer que
para casarnos tenía que coger cualquier trabajo, fijo o trotando, y sin
pensarlo aceptó uno de comercial de farmacia, que tampoco era la ilusión de su
vida, pero accedió porque los años se le estaban echando encima, además algo me
querría, cosa que actualmente lo pongo en duda. A los seis meses iba enganchada
al brazo de mi padre, que orgulloso, me condujo hacia el altar con paso firme y
seguro. Todas las miradas clavada en mi, de lo guapa y bella que me había
puesto ese día, con la sonrisa linda y serena, satisfecha de haber conseguido
lo que más anhelaba en este mundo, casarme antes de los treinta. Alquilamos un
piso, y compramos la mitad de los muebles, dejando el viaje de novios para más
adelante. Al año y medio nació mi primer hijo, y poco después llegaron los
mellizos, y como decía mi madre, uno no es ninguno, dos es uno, y tres carga
es. Carga para mí, tan sólo para mí, ya que mi marido estaba todo el día fuera
trabajando y no llegaba hasta la noche, y si tenía un par de días libre, no
podía estar en casa porque se agobiaba con los niños tan pequeños y se iba al
bar y no volvía hasta que estaban completamente dormidos. Jamás tuvo tiempo
para jugar con los chicos, ni siquiera me pudo ayudar a bañarlos, que era una
proeza el sacarlos del agua. Se tiraban por lo menos una hora larga pasándose
de unos a otros la esponja, los churretes y el jabón. Finalmente me liaba a dar
manotazos a diestra y siniestra, resbalándose uno y llorando el otro. Después
de los gritos y llantos, les hacía la cena. No había quién los hartara, para
más tarde acostarlos y entre unos y otros me llamaban para que les contara ese
cuento que tanto les gustaba, dándome todas las noches las tantas y cansada, me
ponía a prepararle a mi marido su buena cena, no se conformaba con cualquier
cosilla, según él, no se podía dormir…Y así llevo ya más de quince años hecha
una esclava. La situación no ha cambiado, llegando a ser tan insoportable, que
he decidido ponerle fin e irme a vivir a casa de mis padres, pero es tan grande
la maldad de mi marido, que me ha amenazado con quitarme a los niños y si me
atreviera a denunciarle, le pega fuego a la casa con mis padres dentro y a mí
me machaca a golpes… ¡Estás avisada! Me ha gritado con todas sus fuerzas las
palabras más feas de esta tierra, y por eso de un portazo cerré la puerta y salí
corriendo calle abajo con la agonía del llanto…
sábado, 18 de mayo de 2019
CON LA LUJURIA DE LA TRAICIÓN.- (MICRORRELATO)
Me ama, me ama, me ama...Me decía sonriendo mirando hacia todas
partes, no podía creer aún lo que había pasado entre nosotros hace unos
momentos…pues…Cuida de mí, me protege de los desalmados, me dio más de mil
besos en las manos, en los brazos y yo seguía hablando sin parar contándole mis
cosas, mis sueños, las inquietudes de mi sentires, y él sólo me abrazaba por la
cintura, luego me miraba fijamente a los ojos, sorprendido, como si fuera la
primera vez que estaba conmigo…después se paraba en medio del camino y
acariciaba mis cabellos y se llevaba la yema de los dedos a los labios como si
quisiera retenerlos…Seguí andando con el corazón desbocado, no podía imaginarme
que lo vería frente a mí…me estaba esperando con una sonrisa en los labios…aligeré
el paso…lo había echado tanto de menos que de un salto me encaramé a su cuerpo
y le di más de mil besos…apenas podíamos respirar…caímos rodando sobre la
hierba, y como siempre, cuidando de mi cintura, mi espaldas, todo él era pura
delicadeza… seguimos abrazados hasta que se agotaron los suspiros y cuando el
grito atravesó las barreras del silencio, caímos unos en los brazos del otro
extenuados y agradecidos a ésta pasión que nos atrapó en esa edad, donde tan
sólo la juventud hacen diabluras por amor…pues…Estamos enamorados, locamente
enamorados y por eso siempre lo estaré esperando, pero…Antes de ahora iba
despotricando y jurándome a mí misma que jamás volvería a caer en sus brazos,
¡pobre de mí! Con tal que me guiña un ojo caigo rendida a sus pies…es que estoy
enamorada de él, ¿sabes? Y no puedo resistirme, me tiene dominada, pero no me
importa, ¿te enteras? Me da igual lo que piense de mí, me gusta mucho, me
encanta cuando me mira…tiene una mirada tan ardiente…es como si me comiera con
los ojos y eso me vuelve loca, pierdo los sentidos, me excita…debe ser que soy muy
débil y él lo sabe y por eso se aprovecha de mí…Me tiene corrompida la sangre
de veneno, su veneno…Sí, sí, eso debe ser, porque cuando se va vuelve al poco
tiempo, pero durante su ausencia lo siento en mis adentros regándome las
arterias como puro fuego, y paso las noches en vela pensando en la llama de su
deseo…Reconozco que hace conmigo lo que quiere, no tengo voluntad ni amor
propio y por eso se permite el lujo de aparecer y desaparecer cada vez que le
viene en ganas… hasta que me harte, ¿te enteras? Porque una se harta de tantas
idas y venidas, vayas tú a creer que soy de piedra, y voy a estar sentada esperándote
como si fuera la novia de un marinero que se tira en alta mar dos y tres meses…No,
no, para nada, que una está todavía de muy buen ver y tiene sus necesidades
como cualquier persona, y eso de estar pendiente sin saber dónde estás y con
quién, es el peor martirio que pueda sentir una mujer, ¿te enteras? Que me
comen los demonios de los celos, y los malos pensamientos me arrastran a pecar
con el primer tío cachas y guapo que me encuentre por aquí, porque haberlos los
hay a punta pala, ¡vaya que sí! Que con tal que chasco los dedos aparecen tres
o cuatro a la par, y ya que una se pone en ello, me tiro al más joven y guapo
del barrio y tan campante, que para estar con un tipo normal y corriente
siempre habrá tiempo, así que de ahora en adelante vas a saber lo que vale una
mujer, sobretodo yo que ya estoy cansada de esperar, ¡atente a las
consecuencias! Y luego no me vengas llorando como haces siempre, ¿te enteras? Me
ignora, no me escucha y se va tan campante, lo sé…pues…Lo quiero, lo amo y esa
es mi perdición, y por eso más de una vez he estado a punto de serle infiel,
bueno tanto como eso no, porque las veces que lo he intentado no he podido, y no
es porque el tipo no se mereciera un pequeño abrazo o no estuviera como un tren
de bueno, pero…Una fuerza misteriosa no me deja, es como si estuvieras observando
cada movimiento de mi cuerpo, y eso, amor mío, eso mataría toda la confianza
que tienes en mí…Mis sentimientos que son tuyos, mis gemidos de placer que tan
sólo tú sabes arrancar de mi pecho cuando me acaricias con deseo, ese deseo que
te envuelve y hace que siempre vengas a por ellos…es como si necesitaras
escucharlos cuando te alejas de mis brazos, y yo que siempre te espero, salen
liberados y airosos gritando al viento, ¡madre mía cuánto te quiero! Y tú rendido
y exhausto sigues enamorado de mis labios como si fuera la primera vez que nos
besamos…pues…Te enamoraste de mis besos, me lo dijiste una mañana en la esquina
de la calle cuando te pillé desprevenido y te quedaste con ganas como diciendo…Tengo
los labios ardiendo…Te gustan, ¡vaya que te gustan! No me puedes engañar, y por
eso crees que los puedes olvidar en la boca de otra mujer, y esa es la ventaja
que tengo sobre ti, ¿verdad? Que no hay mayor locura para un hombre que perderse
en un laberinto de pasión, cuando una mujer lo besa con la lujuria de la traición…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)