Tengo retratados el aroma de tus
besos en cada átomo de mi cuerpo, y aunque quisiera borrarlos, por las noches
cuando me acuesto me arde la piel de estremecimiento, debe ser verdad lo que
dicen por ahí, que la piel tiene memoria y retroceso, y por eso...Estoy dándole
vida y aliento a irme alejando de ti poco a poco...hasta que llegue el momento
de no tener que echarte de menos, y no es porque te haya dejado de querer...
no, no, para nada...que quererte, todavía te quiero, pero...Ya no me duele tu
ausencia como antes...será porque me haya acostumbrado a esa extraña forma que
tienes de querer...dime... ¿Acaso sufres tú cuando te tiras más de un mes sin
verme? Se quedó callado por lo que seguí... ¿Algo o alguien te impide estar
conmigo toda la vida? No supo responderme y se marchó sin decir nada...pues...Nada
tenía que objetar por lo que decidí hacerme con el rumbo de mi vida, y desde
entonces...Libre me siento como las olas del mar, disfrutando de la soledad de
cada amanecer y de los atardeceres también, pero por las noches me dejo mecer
por las fantasías de tu querer y me imagino besando tu boca con el ímpetu de tu
vaivén, y por eso...Tengo que desnudarme toda entera para desterrarte de mi
cuerpo, lavar mi piel con agua clara y cortarme los cabellos para los que me
crezcan de nuevo no tengan ni una huella de tus besos...pues...Dicen las malas
lenguas que entre ellos se anidan los recuerdos y no quisiera tenerlos
prendidos tentándome la suerte...Necesito seguir caminando aferrada a las
bridas de mi alma, porque esto de estar guardándome hasta que tú vengas a
rescatarme, ni es vida para mí, ni creo que lo sea para ti, a no ser
que...Tengas una doble vida infinita y sin determinar... Fue en ése justo
instante cuando oí el sonido de su móvil sonar... Acabábamos de llegar de cenar...
Era agente comercial, vivía en otra ciudad y cuando tenía tiempo venía a
visitarme y de paso pasear conmigo del brazo como si fuera una mujer florero...pues...Así
me lo hiciste ver cuando recorríamos todas las salas de fiesta para que te
vieran tus amigos, que con más de cincuenta años y tan mujeriegos como tú, a lo
único que se dedicaban era a alardear de ligones como si fueran todavía jóvenes,
y yo que no quería quedarme en casa encerrada, me hice
cómplice de la gran farsa de tu vida, sabiendo en el fondo que también era la
mía hasta que el sonido de ése teléfono se estampó contra mi corazón,
haciéndome abrir los ojos y ver la realidad...Una realidad llena de contrastes
y verdad, donde yo misma me dejé llevar por las dudas que anidé por mi fracaso
matrimonial...Lo conocí una noche en una sala de fiesta donde solía ir con mis
amigas...Las tres éramos libres y sin ataduras, dos estábamos separadas y la
mayor había enviudado, así que los fines de semanas nos poníamos guapas y nos íbamos
a cenar fuera y luego a bailar...Desde un principio me encandiló con su forma
de mirarme, sus gestos tan varoniles y esa manera de cogerme por la cintura
bailando...era de lo más seductor...me hacía sentir única, y ahí empezó nuestra
gran historia de amor...Cada vez que venía me traía un ramo de claveles rojos,
otras veces eran rosas...Era un hombre encantador, ese hombre con el cual
sueñan todas las mujeres, sobretodo yo que estuve casada con uno que me
maltrató psicológicamente durante más de treinta años...hasta que me separé, y
por eso...Me enamoré ciegamente de él...tenía unos detalles...Una mañana que no
lo esperaba se presentó con un bolso que días antes había visto en un escaparate...En
otra ocasión me regaló un chaquetón precioso que sabía que me gustaba...Era
encantador, les decía a mis amigas...me tenía loquita perdida, y aunque nunca
hablamos de formalizar nuestra situación, éramos felices, demasiados felices,
tanto que a veces me asaltaban las dudas...no sé...no estaba acostumbrada a
esos modales tan exquisitos, ni a tantos detalles conmigo, pero lo que más me
intrigaba era que nunca quería hablar del futuro que nos deparaba...quizás
fuera yo la que esquivaba la ocasión de saber algo que intuía, algo que no
quería ver por temor a perderlo...pues...Ni era joven ni muy mayor, pero estaba
en el meridiano de mi vida, en la cual a veces me sentía como si estuviera en
la cuerda floja, y para mí era primordial dormir acompañada...Quizás el haber
pasado por una separación y haber tenido varias relaciones pocos serias, hayan
hecho de mí una mujer tan dependiente de la compañía de un hombre, hasta que oí
el teléfono sonar desde el otro lado del baño... Cuando salí tenía el gesto
contrariado y un mutismo silencioso se instaló entre los dos...no quise
preguntarle quién era, pero sabía que era ella, su mujer... la que vivía con él
en su casa...la que en una ocasión me dijo ya no tenían relaciones sexuales,
pero... Algo muy fuerte sería lo que los unía para seguir juntos todavía, y yo
que intuía qué era, al otro día le pregunté...Ahora mismo estoy muy agobiado...lo
siento...perdona...necesito algo más de tiempo... tú sabes que te quiero, somos
amigos, los dos lo pasamos bien...no me aprietes por favor...No te preocupes más
por mí...le dije, y abriendo las ventanas eché a volar el jarrón con esa mujer
florero dentro...
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