Lágrimas, lágrimas de fuego
corren por mi cuerpo como lluvia de invierno... Yo no quería dejarlo y sin
embargo me voy y lo dejo...Tengo miedo, ¿lo sabes? Tengo miedo de éste amor tan
fiero, que me envuelve entre espinas y puñales de acero...Tengo miedo, ¿te
enteras? O es que aún no te has enterado de que tengo mucho miedo... ¿Que a
qué? Me preguntas... ¡Mira qué gracioso! ¿A qué va a ser? A la fuerza de tu
fuego y mi deseo... ¡Que antes no sentía éste temor tan grande! Verdad
es...pues... Antes era atrevida y valiente...Sí, sí...antes no le temía a
nadie, ¡fíjate tú qué cosas me pasan! Debe ser que los sentimientos cambian con
los tiempos de las andanzas, y por eso... No sé qué hacer con tanto dolor y
sufrimiento sabiendo que está solo y pendiente de mis besos, pero... ¡Siete
llaves! Sí señor, siete llaves he echado al candado de mis sueños para no
escucharlo por las noches cuando me acuesto...pero...No me quiere soltar del
todo, o quizás sea yo que lo atraiga con mis modos, mis paseos cuando me lo
cruzo en el camino, que es verlo y darme la risa, no porque me ría de él, si
no...Con él, que es muy diferente, ya que...Hay una sonrisa latente por ahí que
nos une en una infinita complicidad de pasión, cuando sus ojos y los míos se
miran con la chispa de la picaresca, esa en la que sin decir nada nos abrazamos
y besamos con los sentimientos del amor...pues...Por mucho que quiera
arrancarte de mí, tú siempre ahí anclado como un figurín... ¿Ahora me llamas
figurín? Vaya, ya me ha oído, y mira que soy cuidadosa en las palabras, que las
elijo con el silencio de las voces calladas, pero se ve que está atento al eco
que arrastra los vientos tras los espejos, debe ser que se reflejan en ellos y
las observa con la lupa de los amantes, esos que no se rinden nunca cuando aman
con todas las fuerzas del corazón, llegando a arriesgar su vida y las que
rondan por ahí...pues...Aman, aman en demasía, y por mucho que se los quieran
alejar, más cerca están, y por eso...Me siento morir, tengo el cuerpo adolorido
de la ausencia de su voz, sus caricias locas, sus manos ardientes y su boca
sabrosa, y es que todavía te quiero, ¡fíjate qué cosas! Te quiero con la
lozanía de los primeros besos, esos que te di aquél domingo de abril que sin
conocerte empecé a quererte un poquito, y luego, cuando me di cuenta, ya estaba
locamente enamorada de ti, y...hasta ahora...pues...Eres el hombre de mi vida,
el que guía mis pasos cada día, y por las noches cuando me acuesto te presiento
entre las brumas de mis sueños...me hablas bonito y callado, con pausa y
precipitado, me abrazas y me susurras al oído...Hasta mañana amor
mío...pero...Cuando me levanto ya no estás a mi lado, ni te veo, ni te siento
en mis brazos, tampoco me susurras nada, ni me besas, ni duermes en mi
cama...¿Dónde está ese hombre que me lleva por la calle de la amargura? Estoy
aquí, a tu lado, ¿acaso no me ves? No...no te veo y lo sabes, por eso te dije
que no te quería, que quiero al que permanece conmigo desde que me acuesto
hasta que me levanto, y no un tipo de pega... ¿De pega? Sí, sí...Eres como una
pegatina de esas que con cuatro rosetones se va, desaparece para siempre, sólo
queda una pequeña aréola de color, y con tal que le dé con agua y jabón, se irá
para siempre, ya me entiendes, ¿verdad? No, no te entiendo...últimamente estás muy
rara, apenas te conozco, has cambiado mucho, además cada dos por tres cambia de
parecer... ¿Qué me dices? Soy la misma de siempre, lo único que pasa es que me
he dado cuenta que contigo no voy a ninguna parte y necesito tranquilidad,
paz...ya no tengo edad de estar con el corazón en un puño, ni pendiente de ti,
de si te veré o no... Lo siento mi amor, pero lo mejor es dejarlo...Me dijiste
que necesitabas espacio, tiempo para pensar y ya ha pasado más de dos meses,
dime, ¿hasta cuándo tendré que esperar? Pero, ¡si no me has dejado ni dos días
seguidos! ¡Porque te quiero! Te quiero y no puedo vivir sin ti, eres mi
vida...Lo sé, sé que soy tu vida, pero es una pompa jabonosa a punto de
explotar, y por eso...Cantando y danzando voy por las calles con salidas, son
ellas las que alivian mis penas y tristezas cuando me angustian los pesares,
cuando me pierdo por los entresijos de los amantes, esos que nunca dejan de
insistir en las aventuras de mi existir, dime...¿Qué es lo que quieres que haga
con tus lágrimas y las que me encuentro derramadas en las paredes de las calles
sin salida? Son como historias inacabadas que me atrapan los suspiros del alma,
y por eso...Me encuentro enclavada con los espíritus errantes que vagan por los
hilos de mis canas...pues...Oigo el llanto de sus gemidos a través de los
sentidos...
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